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POV WINTER

Miro a Karina sentada delante de mí, su alta figura pulcramente doblada en el brazo de la silla. Su respiración permanece profunda y estable mientras mi propio corazón golpea como un martillo, causando mi pecho doler.

La verdad es que no tengo idea de lo que hago aquí, por qué accedí a venir. Si soy honesta, es porque la mujer tiene algún poder magnético sobre mí. Soy total y completamente incapaz de rechazarla, a pesar de mis intenciones de mantenerme alejada. Y por alguna extraña razón, siento la más ligera culpa que me salí de nuestro acuerdo antes de cumplir mi obligación. Nunca obtuvo lo que pagó y ese detallito es algo que no es fácil de olvidar.

Expulsa una respiración fortificante de sus pulmones y se inclina ligeramente hacia mí. Sé que si me hala en sus brazos y me besa, sería incapaz de resistirme y encuentro mi mirada aleteando entre sus labios y sus ojos mientras espero que hable.

Finalmente lo hace.

—Recuerdo que dijiste que querías algo propio, vivir lejos de casa y ser independiente por primera vez —dice Karina.

Recuerdo bien esa conversación. Fue una de las primeras veces que nos sentamos a cenar algo preparado por su cocinero en el silencioso comedor. Hablé muy libremente, desnudando demasiado de mí. Pero a algo en mí le agrada que recuerde eso con tal detalle. No es que esté sorprendida, Karina ejercita tal autoridad en cada faceta de su vida, claro que lo recuerda.

—Y creo que sabes que me gusta tenerte aquí —admite.

Asiento en silencio mi acuerdo. ¿Qué está diciendo? No podemos seguir saliendo, si eso es siquiera lo que hacíamos. Ella está casada. Y me mintió sobre ello. ¿Puedo siquiera confiar en ella?

—Y sé que a Ning le encantaría que regresaras a trabajar con ella.

—¿Karina? —pregunto, finalmente mis cejas juntándose.

— No hay razón para que no podamos ser amigas.

— ¿Amigas? —Mi voz sale demasiado fuerte mientras el shock de su sugerencia me azota.

Sus ojos oscuros vagan por mi rostro y asiente levemente, su boca solo tiñendo una sonrisa. No tengo idea de qué está jugando, pero ¿amigas? ¿Eso es siquiera una posibilidad para dos amigas que se atraen?

Como si leyera mis pensamientos, Karina sigue—: No hay razón para que esto termine, Winter. Disfruto tu compañía, y creo que te sientes igual. Puedes seguir viviendo aquí, podemos llevar las cosas entre nosotras lentamente mientras arreglo el pasado y ver a donde va.

—¿Y nuestro acuerdo? —pregunto.

Su traviesa sonrisa enciende su rostro.— Amigas, sin sexo. Nuestro acuerdo está descartado.

Mi barriga gira mientras me doy cuenta que ya no soy una exclava sexual contratada, y una no bienvenida sensación de decepción me sobresalta. — Entonces, te voy a regresar el dinero.

—El dinero es tuyo. Nunca quise pagar por sexo, Winter. Solo no quería a un idiota comprándote en la subasta para llevarte a casa. Eras demasiado buena, demasiado pura y hermosa para pertenecerle. —Su confesión me quita el aliento. Me siento inútil y fuera de control y quiero llorar.

—He gastado una buena parte del dinero en el tratamiento de Chaehyun, y no tengo forma de pagarte, pero el resto te lo podría regresar —tartamudeo.

—Primero, nunca aceptaría el pago. De haber conocido a Chaehyun antes de que todo esto comenzara, habría estado feliz de inscribirla en el programa de tratamiento experimental. Y nunca esperaría que me regresaras el dinero.

HERMOSAS MENTIRAS | WINRINA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora