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POV WINTER

Karina me mira, parpadeando para aclarar su visión. Su traje de baño se encuentra mojado y su piel se vuelve de un tono dorado. No la esperaba en casa a mitad del día, pensando que una vez que volara de regreso desde Nueva York, se dirigiría a la oficina. Pero en cambio, fue directamente a casa. Esto provoca que mi pecho se encoja. Quiero saltar a sus brazos, pero sigue mirándome y su boca se encuentra fruncida hacia abajo.

Parece que fue al infierno y de regreso. -¿Qué pasa? -pregunto.

Se sienta y frota una mano por su cara. -¿Dónde estabas?

-Fui de compras con Giselle. -Señalo las bolsas de las compras y las pongo al lado de las puertas de cristal del patio.

Se levanta y anuda la toalla a la cintura antes de alejarse pisoteando.

-¿Karina? -La sigo-. ¿Qué pasa? ¿Tu viaje estuvo bien? -Teniendo en cuenta que no me ha dicho absolutamente nada, la pregunta se siente falsa. La odio.

-Estuvo bien.

Se encuentra de espaldas a mí y coloco una mano en su hombro, masajeando suavemente el músculo tenso. -¿Te enojaste porque no me encontraba aquí?

-Me gusta venir a casa, contigo. -Se encoge de hombros.

La rodeo, así puedo enfrentarla a los ojos. -Me extrañaste.

-No, la casa se hallaba demasiado tranquila. Vacía.

-Los demás seguían aquí. Me extrañaste.

-¿Podemos no hablar de esto? -Su voz es firme, pero su mirada es suplicante y suave. La combinación hace que me derrita un poco. Suprimo una sonrisa. Saber que me extrañó tanto como la extrañé, me hace sentir mareada.

-Ahora estoy en casa. -Enlazo mis dedos con los suyos y su boca se relaja en una de las sonrisas que he llegado a amar en ella-. Entonces, ¿qué quieres hacer ahora que regresaste?

Sus manos se envuelven alrededor de mi cintura y me acerca. -Ven a nadar conmigo.

Mi sonrisa en respuesta ilumina todo mi rostro. Ella es tan ligera y despreocupada, decido que me gusta que falte a trabajar un lunes.

-Entonces, fiesta en la piscina. Sólo tengo que ponerme mi traje de baño.

Su boca se curva en una sonrisa maliciosa. -No, el traje de baño no es necesario. No hay nadie alrededor. -Mira hacia los imponentes arbustos verdes que crean un muro virtual alrededor de su finca, enjaulándola en privacidad. Pero olvida que el personal de la casa permanece aquí y las ventanas de piso a techo significan que tienen una línea de vista directa a la piscina.

Abro la boca para protestar cuando sus manos se deslizan a los lados de mis muslos, levantando mi vestido veraniego para exponer mis bragas negras estilo tanga y sostén de realce a juego.

Arroja el vestido a una silla cercana. -Ups.

Cuando me acerca, su piel desnuda calentada por el sol acaricia la mía y mis ojos se cierran. Sintiéndome audaz, llevo mis manos a la espalda y desabrocho mi sostén, dejándolo caer justo cuando siento los dedos de Karina doblarse a los lados de mi ropa interior. Frota los pulgares sobre los huesos de mi cadera y desliza sus manos hacia abajo, empujando mis bragas por mis piernas y dejándolas caer a mis pies.

Estar desnuda en la brillante luz del día debería hacerme sentir cohibida, pero la forma oscura y hambrienta con la que Karina me mira, me hace sentir hermosa y especial. Sus manos se deslizan a mis costados, enviando pequeños estremecimientos sobre mi piel a pesar del calor exterior.

HERMOSAS MENTIRAS | WINRINA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora