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POV WINTER

Para cuando Karina y Giselle llegan a casa, estoy duchada, vestida y esperando en la cocina, justo abriendo una botella de vino blanco y acomodando unas copas de tallo largo. Frunzo el ceño bajando la mirada a la tercera copa sobre la barra. Tres es una multitud.

Cuando entran en la cocina, Giselle se excusa, inmediatamente yendo arriba para cambiarse, dejándonos a Karina y a mí solas. Felicidad.

He estado esperando este momento todo el maldito día, y no siento como que pudiera esperar un minuto más.

Camina hacia mí, luciendo deliciosa en su ropa. Quizás me había abstenido esta mañana, cuando apenas evité arrancarla de ella, pero no voy a mostrar ese tipo de paciencia esta noche. Sin decir una sola palabra, sus manos ahuecan mis mejillas, tirando de mi cara a la suya, presionando sus labios con los míos y dándome un largo beso. Cuando se aleja, me encuentro mareada y llena de anhelo.

-¿Cómo estuvo tu día? -pregunto.

-Demasiado jodidamente largo. Te extrañé -dice.

Me siento de la misma forma. -¿Sería grosero si nos saltamos la cena y nos vamos directamente a la cama? -Pienso en los platos en la bandeja térmica que Liss había dejado para los tres. Aparentemente el personal de la casa sabía que Giselle estaba quedándose aquí. Por supuesto, como su asistente personal, Giselle probablemente les dijo.

Karina recorre mi cuerpo con sus manos, deteniéndose en mis caderas y acercando mi cuerpo al suyo. -La cena es la última cosa en mi mente. -Me mira como si ya estuviera imaginándome desnuda.

Un cálido escalofrío corre a través de mí. Me pregunté si iba a molestarme que Giselle estuviera aquí en la casa para nuestra primera vez, pero ahora, no me importa si me oye gritando por la casa. Puede irse al diablo.

-He estado dura todo el maldito día -gime Karina, llevando mi mano bajo su pantalón y presionándola contra el gigantesco bulto allí. Cierro mi mano alrededor de ella y la escucho gruñir.

Toma cada pizca de fuerza de voluntad que tengo para no dejarme caer de rodillas y tomarla en mi boca. Incluso si no me importa Giselle escuchando nuestros sonidos de placer a puertas cerradas, no la quiero viendo el paquete de mi chica. Eso no es algo que planeo compartir. Ahora o nunca.

Sus caderas meciéndose hacia adelante mientras mi palma se mueve hacia arriba y abajo sobre ella. -No puedo esperar para estar dentro de ti -susurra muy despacio cerca de mi oído.

Mis bragas se desbordan con humedad.

-Vamos arriba. Te voy a ayudar a cambiarte de ropa. -Le doy una mirada juguetona.

Pasos doblando la esquina y sé que ya no estamos solas. Me vuelvo para enfrentar a Giselle, asegurándome de permanecer delante de Karina para bloquear la vista de su furiosa erección. Al parecer estamos en la misma página, porque sus manos rodean mi cintura, silenciosamente comunicando que necesito quedarme allí.

Mis ojos se pierden detrás de ella en las maletas apiladas sobre el suelo.

-Mi arrendador dice que la infestación de ratones está completamente solucionada, así que estoy volviendo a casa -dice.

-¿Pensé que eran ratas? -pregunto.

-Ah, correcto. Ratones, ratas. Lo mismo. -Sonríe, pero sus mejillas se sonrojan un poco, sabiendo que ha sido atrapada en una mentira.

Tengo la sensación de que solo se había estado quedando aquí en mi ausencia para hacer un movimiento sobre Karina, y ahora que estoy de vuelta, sabe que ha perdido su oportunidad.

HERMOSAS MENTIRAS | WINRINA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora