Capitulo 4

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Realmente no quería estar aquí, no quería escuchar nada de lo que ese idiota tenía que decir, no quería sus disculpas, pues eso no me la iba a regresar, todo esto es su culpa, es totalmente su culpa que ella ya no este entre nosotros en un plano físico, es su culpa que yo este de nuevo drogada hasta el cielo porque su voz no me deja en paz, es su cupa que haya tenido que dejar todo intento que tuve de querer salir de este oscuro agujero y sobre todo es culpa suya que ni siquiera pueda culparlo de todo eso.

Porque él no vio el tráiler, porque estaba lloviendo y no sé veía el semáforo, porque su existencia no tendría que hacerme querer quedar afuera de todo y aun así aquí estaba, sentada en su auto, esperando que comenzara a hablar, o llorar, o gritar. Esperando que hiciera algo para variar.

—Soy un cabrón —dijo por fin luego de un rato, al mismo tiempo que se recargaba en el volante del auto

—¿Apenas te diste cuenta? —pregunté volteando a verlo, esbozo una sonrisa.

—Siempre tan sincera —se quedó callado un poco más para luego seguir —. No soy nada sin ella, mis días no tienen ningún sentido y no me encuentro en ninguna parte.

—¿Y yo qué culpa tengo?

—Pensé que entenderías por...

—¿Entendería porque siempre he estado perdida?

—No era eso lo que quería decir, era tu mejor amiga y solo veo que vas por la vida como si no te importara.

Regrese mi vista al frente, "vas por la vida como si no te importara", claro que me importaba, claro que me dolía, claro que el insomnio había aumentado, las ganas de un cigarrillo y exceso de medicamento sonaban demasiado tentadoras, incluso en estos momentos llevaba en mi sistema algo que me hacía ver todo distorsionado, estaría riéndome si no estuviera tan mareada por el aire acondicionado. Baje un poco la ventana dejando entrar el aire de afuera.

—Tu sabes que no veo la vida como si no me importara, simplemente me obligan a que así parezca, tu perdiste a quien le juraste era el amor de tu vida, pero yo, perdí a mi mejor amiga, a mi hermana, mi otra mitad, se suponía que iríamos juntas a la universidad, haríamos los exámenes para ir a CU, rentariamos un departamento y viviriamos todo eso juntas, con los altos y bajos, pero estaríamos juntas —lo miré, él ya se había enderezado —. No quiero escuchar que digas que lo sientes, ni siquiera que no es tu culpa, porque muy en el fondo sabes que si la tienes, al menos una parte y por eso nunca podré perdonarte.

—¿Entonces por qué aceptaste verme?

—Porque sé que se lo debía, al menos esto si me puedo permitir hacer, hablar contigo es más fácil que ir al cementerio, así que adelante, saca todo lo que quieras decir.

—Yo no la engañe —lo mire confusa —. Lo mal interpreto todo, esa chica se me tiró encima, iba muy borracha y le dije que lo dejara, que se arrepentiría al día siguiente, que ambos tenemos parejas, que lo superara, pero se me lanzó en el momento en que Mia entró y nos vio.

—Lloró como nunca esa noche, traté de quedarme con ella, pero me obligo a irme.

—Desearía que hubieras estado una noche antes, que la hubieras hecho cambiar de opinión y que me hubiera mandado muy lejos, desearía que ya no fuera mía, a ya no tenerla para siempre, desearía que hubieras sabido —se detuvo de golpe.

—¿Saber qué?

—Nada.

Se quedo callado, ambos pensábamos lo mismo, nunca nos habíamos caído muy bien, pero lo intentamos por ella, porque quería que al menos nos respetáramos, que pudiéramos estar en la misma habitación sin gritarnos mutuamente. Perdóname Mia, pero no puedo seguir.

Cuando la muerte me sonrió (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora