Capítulo 12

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Navidad, familia, amor y deseos del corazón, que estupidez, la última navidad en la que estuve con mi familia terminé viviendo con Mateo en un coche que tuvimos que vender para dar el enganche del departamento. Era coche o una ducha caliente y él no puede estar más de un día sin bañarse.

Cómo cada año, no hicimos nada para celebrar, además ambos tenemos que trabajar al día siguiente, en año nuevo los chicos darán un concierto en un bar y eso será lo que haremos. Esta noche es un día más, al menos para nosotros, para Manuel todo es magia y felicidad, pero para Emma es confuso. Se entiende totalmente, aún llora al recordar a Mia, empieza a recordarla y termina maldiciendo a un tal Aaron, no me atrevo a preguntar que le paso pero se que tuvo que ser grave para que aun siga de esa manera.

Aún así aquí estamos en la sala del departamento mirando un especial de Disney por petición del niño de la casa, Loki (así le puso Emma al perro), está acostado de mi lado derecho y del izquierdo tenía a Mateo con su traje de Pooh y tapado con una cobija. A veces si me creo que somos una pareja homosexual con un perro de hijo viviendo el sueño de todo milenial hipster, luego recuerdo que apenas nos alcanza el dinero para lo básico y se me pasa lo de milenial hispter.

—¿Debemos ver todo el especial? —le pregunté acariciando al perro.

—Si, es necesario para una vida larga.

—Pero yo no quiero una vida larga —solo sentí su puño en mi brazo —. Tan poco hay mucho que me hate.

—¿No? ¿Seguro? —dijo agarrándome de los hombros y girándose para tenerme de frente —. No me subo encima tuyo porque ya tengo dueño, pero, ¿qué ocurre conmigo? ¿O con Emma? No lo dicen pero todos sabemos que se aman y no te olvides de Jenn, o tu familia.

—Sabes que a mi familia le daría igual, y listo ya lo confirme, tú eres mi ángel guardián.

—Claro cariño, eres mi alma gemela, solo que cisgenero y depresivo, pero alma gemela —su teléfono vibró y lo tomo para ver qué era, sonrió y después me enseñó lo que le mandaron, era una foto de Emma y Manuel con su ropa de gala —. Admítelo por favor, es muy linda.

—Ya te había dicho que sí, pero no estoy listo para aceptar a otra persona en mi vida.

—Lo diré y si después me quieres golpear adelante, pero ya pasaron dos años, no creo que Olivia esté feliz viendo como te sigues hundiendo en la miseria —trate de hablar, pero siguió —. Déjame terminar, Emma te hace feliz, te llena de paz y no me digas que no porque te conozco, ve y pidele que no se vaya y no me veas así porque te escucho hablar con ella cada noche, se mensajean todo el día, por dios hasta le compraste un perro que estamos cuidando.

—No le compré un perro.

—Lucas, en serio, nadie se cree que te lo regalaron, ¿Quién regala un perro caro así como así? Mira, nunca te había visto tan emocionado desde Olivia y ya es hora de que pases página, no la estás engañando porque ya no está, pero tú sí y no puedes seguir girando tu vida alrededor de la de ella, ni siquiera te atreves a pedir ese puesto como fotógrafo en la revista, ¿O acaso ya le mostraste la carpeta? Y las fotos que imprimiste por equivocación no cuentan —lo mire, sus palabras calaban en lo más profundo de mi, pero en su traje de Pooh no lo podía tomar en serio.

—Ponte un traje y te tomo en serio —conteste a lo que recibí un golpe con el cojín, el perro ya se había levantado entre tanto ruido y caminaba por todo el sillón buscando como bajarse.

—Hasta el perro busca lo que quiere —dijo viendo como Loki saltaba del sillón e iba hasta su tazón de agua —. Solo piénsalo, sé que estás listo porque ya no llevas esa mochila, el cuaderno volvió al estante y esa vela no ha sido cambiada en casi un mes, ya es hora de que vuelvas a vivir, regañarte me da hambre.

Cuando la muerte me sonrió (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora