Capitulo 23

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Despierto en mi cama, me duele la cabeza y aunque me quisiera ocultar en la típica frase de que no recuerdo nada, eso no es cierto, recuerdo cada cosa, cada momento e instante hasta quedarme dormida en el baño.

Tengo las manos vendadas y las cortinas cubren la luz del sol, todo está silencioso y no sé qué me inquieta más, si me siento sobria o que no escucho nada fuera de la habitación. Trato de levantarme pero todo da vueltas, me dan ganas de vomitar pero no hago nada por intentar llegar al baño, tan solo me quedo sentada en la cama mirando un punto fijo.

Mi cuarto está recogido, limpio, incluso huele a limpiador, creo que eso aumenta las náuseas que tengo, pero aun así no me muevo, si llegara a hacerlo siento que el espacio y tiempo se romperá, caeré en un agujero de gusano, dejando mi cuerpo en estado de coma. Sigo en mis pensamientos cuando abren la puerta y Manuel entra con una botella de agua.

—La bella durmiente nos honro despertando —dijo quitando las cobijas de la cama y sentándose a un lado de mi. —¿Cómo te sientes? —me dio la botella que tomé con las manos temblorosas.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —pregunté con la voz rasposa, no tenía fuerzas para abrir la botella y él procedió a hacerlo, la volví a tomar como pude y bebí de ella.

—Desde el viernes, cuando Lucas te encontró inconsciente en el baño —lo mire extrañada —. Ya sabes, tu tirada en el baño de abajo con los brazos machacados y llenos de sangre.

—No trate de suicidarme — respondi antes de beber mas agua.

—No dije eso, aunque todos lo piensen —lo mire —. Lucas abrió la puerta y te vio inconsciente, llamamos a tus padres y la ambulancia, Ana se lamentaba por haberte dejado sola y luego te llevaron en la ambulancia al hospital.

»Te hicieron un lavado de estómago, estabas muy intoxicada y luego las enfermeras te quitaron los restos de vidrio, las vendaron y te dejaron dormir, estuviste ahí tres días al menos, antes de que te regresarán a casa, Lucas se fue a la suya luego de eso, más por órdenes de Mateo que otra cosa, yo volví el viernes y me he quedado desde entonces.

—Suena a mucho tiempo.

—Como dos semanas, pero se pasan rápido entre la escuela, trabajo y venir a ayudar —respondió encogiéndose de hombros —. ¿Cómo te sientes?

—Como si siguiera dentro de un sueño, como si fuera a despertar en cualquier momento en el baño de mi casa cubierta de sangre, o en uno de los cuartos de la casa de Aaron —me dediqué a jugar con la botella, mis dedos siguen temblando y puedo ver dónde estaba conectada la intravenosa —. Dijiste que Lucas me encontró, ¿Por qué?

—Por más que esté enojado contigo, sigues siendo mi amiga y no pensaba dejar que te matarás entre sustancias, tampoco Lucas; simplemente estábamos preocupados por ti —tomó aire antes de seguir y podía sentir que sus manos comenzaban a temblar, él no alzaba la vista —. Al llegar la puerta estaba abierta, pasamos y luego vi los pedazos de vidrio en el pasillo, Lucas subió a tu habitación pero no estabas ahí, te buscamos por todos lados, no había sido consciente de lo grande que es este lugar hasta que tuve que abrir cada puerta.

»Entonces recordé el baño del pasillo y corrimos ahí, estaba cerrado, te gritamos pero nunca respondiste, Lucas trato de abrirla y mientras tanto yo le hable a Ana y a tus padres, no recuerdo quien al final llamó a la ambulancia, pero en algún momento la puerta se abrió y te encontramos inconsciente en el piso, los brazos con vidrios y sangre —fue justo ahí que me miró y yo lo mire —. Jamás había tenido tanto miedo en mi vida.

—Lo siento —creo que está vez si era verdad.

—No importa, sigues viva.

—¿Mis padres?

Cuando la muerte me sonrió (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora