Kim sunoo está embarazado. ‹𝟹 Sungsun

prólogo

El abultado vientre de Sunoo siempre fue un tema de conversación entre las familias Kim y Park desde que todos se enteraron del repentino embarazo del omega.

Nadie comprendía del todo cómo es que Kim Sunoo, quien aparentaba ser un omega frío y déspota se transformaba en un terrón de azúcar cuando hablaba de su cachorro de seis meses de gestación.

Jiyong aún recuerda cómo su bebé alegaba no querer un alfa o cachorros.

—Sí, estoy bien. Sabes que odio los interrogatorios. —El pálido hizo una mueca de molestia mientras acomodaba en la alacena algunos de los productos que compró unos minutos antes en el supermercado.

Entonces suspiró caminando de nuevo a la barra desayunadora por más bolsas; Jiyong continuaba con sus recomendaciones.— Cielo, si pasa algo llámame, estaré ahí rápidamente.

Y colgó, arrojando después su celular a la mesa para seis del comedor. Cuando por fin terminó las tareas de la casa se recostó en el sofá, encendió la tv y se dispuso a buscar algún canal que le llamara la atención lo suficiente como para perder el tiempo mirándolo.

— ¿Te gusta éste, amor? —Sonreía dulcemente a su vientre mientras lo acariciaba con su mano derecha— A mí también, veámoslo.

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Sunoo sonrió al degustar lo que para él era un manjar. Tomó otro pepinillo para seguir con el mismo proceso que con los otros: le untó un poco de helado de fresa y después mermelada de moras. Finalmente lo llevó a su boca con emoción.

— Qué asco. —El castaño omega a su lado pareció querer vomitar, aún cuando le parecía repugnante observar lo que estaba pasando frente a la nevera, no podía retirarse, necesitaba estar cerca para apoyar al pelinegro en lo que fuera necesario.

— Uhm, que bueno que tú no te lo estás comiendo, ¿verdad? —Otro pepinillo junto con un gemidito de satisfacción.

— Me gusta imaginar que sí, porque es MI comida, Sun. —Jungwon cruzó sus brazos mirando acusatoriamente a Sunoo.

— No, no, somos como hermanos, Yang, y lo sabes. Lo que es tuyo es mío y lo mío... pues es mío, pero sabes a qué me refiero ¿no? —El pelinegro sonrió con la boca llena mientras seguía explorando en la nevera del omega que tanto lo molestaba desde niños.

Pero, aunque Jungwon no lo confesara, le gustaba mucho ver a su hyung tan alegre estando embarazado y, como siempre, haría todo lo necesario para que su adorable mayor fuera siempre feliz.

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Obra original de olliev_me todos los créditos correspondientes para su persona.