¹⁰➝ el día 2.0

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Para Sunoo toda la mañana transcurrió como era normal desde que tomó sus vacaciones por maternidad. Se levantó, se dió un baño relajante, desayunó algo rico (para él), conversó un rato con Jungwon por celular, tomó una pequeña siesta y como a las dos de la tarde comenzó a cocinar la cena.

— ¿Qué vas a querer hoy? —Rió suavemente, llevando su delgada mano a su vientre e hizo una mueca al notar que estaba más rígido que de costumbre.— No, no, no. Ni lo pienses, no quiero que salgas hoy. —Alejó su mano, concentrándose en preparar la comida.

Así siguió un rato, intentando ignorar los leves calambres que empezaban en su bajo vientre y terminaban en su espalda. Suspiró cuando los dolorcitos aumentaron de intensidad. Y, bueno, ya no pudo ignorar como un tibio líquido bajaba por sus piernas, formando un charquito debajo de su cuerpo.

— ¡No! ¡Acabo de limpiar aquí! —Frunció el ceño, decidiendo no moverse. Se recargó en la barra de la cocina, hasta que la puerta de la casa fue abierta por completo dejando al aroma de su alfa abrirse paso.

Sunoo dió un gran respiro, intentando que el atrayente olor lo tranquilizara.

— Estoy en casa~. —Sunghoon miró a todas partes, localizando a su omega en la cocina, éste le sonrió como si nada y se dirigió a él.

— Hola, Sunghoonie. —Besó dulcemente los labios del rubio.

— ¿Estuviste bien hoy? ¿Desayunaste correctamente, amor?

Sunoo asintió sin poder hablar debido al creciente dolor en lo costados de su barriga, era como si un jodido tatuador le estuviera clavando cientos de agujas en la zona. Sunghoon sonrió caminando a la cocina, pero algo llamó su atención: sus pies se resbalaron, miró a abajo y notó el charco de lo que parecía agua bajo sus pies.

— ¿Sun? ¿Qué es esto? —El alfa miró a su esposo, quien tenía una nerviosa sonrisa que parecía estar a nada de quebrarse.— Kim Sunoo... no me digas que...

El pálido negó rápidamente, permitiendo al pánico inundarle las venas.

— Hoonie... me duele. —Llevó su mano a su pancita, comenzando a sudar.

— ¡Rápido! ¿Dónde está la bolsa con las cosas? —Sunghoon se metió como pudo al cuarto que prepararon para su bebé, tomó la maleta y volvió a con el omega.— Vámonos.

— Pe-pero... —Jadeó de puro dolor, podía jurar que ya sentía cómo el bebé estaba saliendo y dolía como el infierno. Posteriormente fue cargado por su pareja, ambos salieron de la casa y subieron al auto del rubio.

— No lo puedo creer, Kim, no tienes idea de lo irresponsable que estuviste siendo. —Iba lo más rápido posible, estaba realmente preocupado.

— No me- ¡Ah! no me regañes, Park, sólo conduce. —Y sólo le quedó respirar una y otra vez hasta que todo dió vueltas y cerró los ojos.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

— ¡Sunghoon! ¿Cómo están? —El rubio por fin había salido de la habitación de Sunoo.

— Ah, Jungwon, llegaste. —Sonrió bastante alegre.— Sunoo... él está muy cansado, ya puedes pasar. Mis suegros y mi madre salieron un rato.

— Sí los ví... —Ambos ingresaron al cuarto, la emoción del omega ahora pelirrojo iba en aumento. El aroma de sus dos amigos estaba por toda la habitación, lo que generaba un ambiente bastante agradable. Sin embargo,su alegría explotó cuando vio a su -casi- hermano sentado sobre esa camilla y con un pequeño bultito acurrucado sobre su pecho.

— Sunnie... —Jungwon sonrió enternecido, el nombrado también sonrió al mirarlo.

— Pensé que nunca vendrías, idiota. —El pelinegro acarició dulcemente la cabecita del cachorro que succionaba de su pezón con tranquilidad.

— Cielo, deja de ser grosero y dile a Won como se llama mi bebé. —Sunoo parecía encantado con su niño.— Está bien, se lo diré yo. Su nombre es Seungmin.

— Ah, sí, Seungmin. Lo decidimos ambos. —El recién nacido finalmente cayó dormido, y Jungwon no dejaba de sonreír, con lágrimas en los ojos.

— Y-yo, ¿p-puedo sostener... lo? —El otro omega asintió levemente, para después con sumo cuidado permitir a Jungwon cargar a su bebé.— ¡No puedo creerlo! —la pareja lo regañó por gritar, afortunadamente Seungmin seguía dormido.— Oh, lo siento, es que es totalmente igual a Sunghoon.

El alfa infló su pecho orgulloso pues Jungwon no mentía, su primogénito era como una pequeñita versión de sí mismo, una rojita y adorable versión del rubio.

— Ah, lo sé, ¿no es injusto? —Sunoo suspiró, acomodándose sobre la cama.— Fui yo quien lo cargué durante todo este tiempo y me paga así.

Sunghoon rió sonoramente, yendo al lado de su esposo para depositar un suave beso en su frente.

— Duerme un rato, cariño, Won y yo nos encargaremos de cuidar a nuestro bebé.

El omega apenas pudo asentir cuando ya estaba roncando.

Kim sunoo está embarazado. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora