Kim sunoo está embarazado. ‹𝟹 Sungsun

extra 2

— Inténtalo de nuevo, Arin-ah, oppa te ayudará.

— ¡Ppa! —Balbuceó la pequeña versión femenina de Sunoo con una enorme sonrisa. Por otra parte, un suspiro escapó de la boca de Seungmin que, con casi trece años, intentaba que su hermana pequeña caminara; el omega sostenía con firmeza los bracitos de la pelinegra niña.

— No digas ppa, tienes que aprender a caminar...

Avanzó unos centímetros con sumo cuidado, al notar que los diminutos pies contrarios -cubiertos con unos adorables Converse en miniatura- no se movieron, decidió llevar su mano hasta uno de ellos y colocarlo hacia adelante; en cuanto tocó la gordita extremidad una estruendosa carcajada escapó de la boquita de Arin y la misma se echó hacia atrás, cayendo ambos infantes en el piso cubierto con alfombra, Seungmin sobre su espalda y la risueña cachorrita sobre su hermano mayor, esto sin parar de reír.

A pesar de todo, el castaño también terminó riéndose y enredando en sus brazos a la bebé con cariño.

Considerando que Seungmin tenía personalidad casi igual a la de Sunoo y Arin a la de Sunghoon, los dos pequeños se complementaban a la perfección y ninguno soportaba la idea de estar separado del otro; desde el nacimiento de la segunda hija de los Park-Kim, el omega no se había separado de ella.

— No es por presumir, pero oppa caminó antes de cumplir un año. —El mayor se sentó con esfuerzo y después colocó a la cachorrita en su regazo, ahora estaban cara a cara y tendrían una conversación muy seria.— Si hubieras aprendido a caminar antes, yo mismo le habría dicho al abuelo que te comprara muchos vestidos.

Pero aún cuando la cara de Seungmin mostraba toda su seriedad, Arin sonrió y llevó su manito hasta la mejilla contraria, apretando la piel de la zona.

— ¡Ahora es muy tarde, Arin-ah! Cuando seas mayor te molestaré con esto.

— ¡Oye! ¡No molestarás a tu hermana por no caminar rápido, Seungmin!

Las personitas sentadas en el piso miraron hacia el pasillo, donde Sunoo venía caminando con prisa y limpiándose las comisuras de los labios. Detrás del pelinegro un sonriente Sunghoon de cabello alborotado se asomó y caminó directo hacia sus dos pequeños amores.

— Pero no aprendió, papi...

El alfa revolvió los cabellos de su primogénito, enseguida tomando en brazos a la niña sentada en su regazo.

— Todos somos diferentes, hijo, Arin irá a su paso.

Seungmin asintió a las palabras de su padre, quien le pellizcó la nariz con cariño.

— Algunos niños aprenden más tarde, bebé, tu padre no caminó sino hasta los cinco años, imagínate.

— ¡Eso no es cierto!

Sunoo rodó los ojos con burla y se acercó a su niño para ayudarle a ponerse de pie, cuando Seungmin se levantó, el omega pelinegro se encargó de sacudir sus ropas.

— Claro que es cierto, me lo contó tu mamá.

Finalmente dejó un sonoro beso en la frente del castaño y otro en la rechoncha mejilla de su princesa.— ¿Están listos? Ya tenemos que irnos.

— ¿Para mí no hay besos?

— Ya tuviste demasiados, Park.

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Chaeryeong carraspeo incómoda cuando cierta pelinegra le jaló una de sus colitas. Arin estaba sumamente entretenida con el largo y sedoso cabello de su prima favorita.