Después de haber pasado la noche juntos, amanecí sola en la cama, no sentí la presencia de Martín por ningún lado y, al voltear, lo veo parado en la ventana hablando por teléfono con alguien. No quise preguntar pero, como mis celos siempre ganaban pues, decidí hacerlo. Me paré de la cama, me tapé con la sábana y fui directo a él.- Amor, ¿todo bien?- dije abrazándolo por detrás y dándole un beso en el cuello.
- Sí, todo bien- volteó, me abrazó y me besó mordiendo el labio inferior.
- ¿Con quién hablabas? te veo muy preocupado.
- Con Karina, amenazándome, diciendo un montón de cosas, por cierto que todas son falsas, de que supuestamente ella y yo hemos tenido algo hace unos días y que si sigo contigo, ella se encargará de arruinar nuestra relación, cosa que yo no quiero mi amor- dijo acercándose para darme otro beso.
- Pero qué tiene en la cabeza esa tipa, ah? que no entiende que tú no quieres nada con ella? -dije saliendo de los brazos de Martín- o es verdad de que ustedes dos tuvieron algo que ver? porque si es así Martín, es mejor que todo esto quede aquí y ya.
- Qué te pasa Alicia, ¿acaso no crees lo que te dije hace un rato?, no tuve nada con ella, entiende por favor -dijo mirándome a los ojos- yo te amo a ti, te deseo a ti, y quiero seguir contigo hasta el último día de mi vida.
Cuando escuché a Martín decir eso, no me quedó de otra que abrazarlo y decirle lo mismo, que quería seguir con él, que lo amo y que soy la mujer más feliz cuando paso los días al lado del hombre que me hace vivir cosas bonitas.
- Perdóname por desconfiar, sabes lo insegura que soy -dije agachando mi cabeza-
- Para eso estoy aquí, mi amor, para hacerte sentir segura de ti misma y te sientas segura de esta relación también -dijo acercándose y besándome.
Luego de que charlamos un poco del tema de la inseguridad, Martín y yo decidimos volver a la ciudad, habíamos dejado algunas cosas pendientes y esas cosas no podían esperar más. Nos alistamos, tomamos desayuno y salimos inmediatamente para la ciudad. Camino a casa, me iba pensando la noche bonita que pasé con Martín, lo bonito que fue estar en los brazos de él, sentirme mujer, protegida, amada y lo más importante, sentirme segura de mi cuerpo. No puedo negarlo, tengo una edad donde una se siente mal por casi todo, pero Martín es el hombre más bueno y noble que conocí en mi vida, me ayuda a que poco a poco pueda confiar en mí misma.
Al llegar a la ciudad, Martín estaba yendo a dejarme en la puerta de mi casa, como toda una adolescente. Yo solo lo miraba y me enamoraba más y más de ese hombre barbón, de ojos bonitos y sonrisa preciosa.- Amor, llegamos. Llegaste sana y salva a tu casa -dijo tocándome la pierna y mirándome soltando una sonrisa-.
- Gracias por todo, amor, la pasé muy bien -dije acercándome a él para besarlo-.
- Te amo, y gracias a ti por permitirme estar contigo y conocer, nuevamente, ese cuerpo perfecto y maravilloso que tienes -dijo acercándose a mi oído-.
-eché a reír- Ay Martín, tú sí que te pasas de verdad, no no, qué vergüenza -agaché mi cabeza-.
- Pero vergüenza por qué, si eres demasiado linda -me da un beso- eres maravillosa -me da otro pero en el cuello- eres fantástica, y ya sabes en dónde -me da un beso mordiéndome el labio-.
Correspondí al último beso que me dio, y al despedirnos, nos dimos otro más. Bajé del coche y despidiéndome de él desde afuera del auto, entré a casa y encontré a Miranda con una carta en la mano.
- Mamá, ¿dónde estuviste?, te estaba buscando en toda la casa y no estabas, te marqué al celular y estaba apagado -dijo acercándose a saludarme-.
- Hola mi vida, estuve con -dudé en decirle con quién había estado-.
- Con Martín, ¿verdad?
- Sí, con él, pero por favor no quiero sermones ni mucho menos reclamos.
- No mamá, yo no diré nada, pero hace rato dejaron esto por debajo de la puerta -me dijo entregándome el sobre que tenía en la mano- lo abrí, pensando que era algún recibo pero, es mejor que lo leas y mires lo que hay ahí.
- ¿Es algo malo? -dije asustada abriendo el sobre-
- Depende de cómo lo tomes tú, mamá.
Abrí el sobre y dentro de él había una nota con algunas fotos. En la nota decía: "¿Pensaste que te ibas a salir con la tuya, zorra estúpida?, sabes muy bien que te metiste con el hombre equivocado. Martín es joven, guapo e inteligente, y en la vida se va a meter con alguien como tú. Entiende que él solo se burla de ti.
Aquí no acaba todo, mira las fotos y sabrás verdaderamente quién es MARTÍN GUERRA"
Con lo que pusieron en esa nota, me quedé fría. Escuchaba que Miranda me hablaba pero trataba de no hacerle caso. Al ver las fotos, me puse peor, mis ojos soltaron un par de lágrimas y mi corazón empezó a palpitar rápido. En las fotos se encontraban Martín y Karina, haciendo el amor en casa de él. Sabía que algo me ocultaba, pero pudo decirme la verdad, no burlarse así de esta manera.- Mamá, ¿estás bien? -dijo Miranda acercándose y abrazándome-.
- Cómo es posible que él me haga esto después de todo lo que acabamos de pasar- dije llorando y sentándome en el sillón.
- No quiero meterme en este asunto, pero creo que debes hablar con él y pedirle explicaciones de esto.
- Tienes razón -dije secándome las lágrimas- ten esto por favor, voy a llamar a Martín.
Busqué mi teléfono y llamé a Martín.
- Aló, ¿Martín?
- Mi amor, qué pasó.
- Por qué me hiciste esto, Martín -dije con la voz entrecortada-.
- ¿Hacerte qué, amor?
- Por qué eres tan cínico, ¿ah? Me viste con cara de estúpida o qué.
- Alicia cálmate por favor, no entiendo de qué me estás hablando.
- Ah, ¿no entiendes? para que entiendas, mira tu celular, te voy a enviar unas imágenes y no quiero que me expliques nada porque todo lo que veo ahí ya lo dice todo -tomé las fotos y se las envié-
- Pero ¿quién diablos fue la persona que te mandó esto?. Mi amor te juro que no es lo que tú piensas.
- ¡Cállate Martín, no seas cínico! ¡Sé sincero una vez por tu vida y dime la verdad, dime que solo quieres burlarte de mí!
- ¡Alicia cálmate!
- ¡Cómo quieres que me calme si lo que estoy viendo es… -corté la llamada-.
Miranda se acercó y me abrazó, yo ya no daba más.
-Sigo siendo la burla de todos-