La noche se me hizo larga, pensaba en lo que había pasado hoy en la tarde con Martin. Mi corazón ya no podía más, lo extrañaba tanto. El vacío que siento es inexplicable, la angustia y la rabia de no poder ser feliz con el hombre que amo, que la gente se siga metiendo en nuestra relación es algo que nunca acabará.Eran 3:30 am y no podía dormir. Salí de mi habitación a ver a Miranda si seguía despierta, necesitaba hablar con alguien. Abrí muy despacio la puerta de su recámara y aún no dormía.
- Toqué la puerta- Miranda ¿estás despierta?
- Se quitó los audífonos- Sí mamá, pasa. ¿qué pasó? -se sobresienta en su cama-.
- Lo que pasa es que -se me entrecorta la voz- no puedo dormir, mi amor -corrí a abrazarla-.
- Mami -me abraza profundamente- es por Martín, ¿verdad? -me seca las lágrimas-.
- Sí, es por él. Es que con tan solo pensar que… -me cortó-.
- A ver mamá, entiendo todo lo que estás pasando, pero como te dije, habla con Martín, los dos merecen ser felices. Sé que las cosas para ustedes no está siendo nada fácil, pero date una oportunidad, cree más en él, confía en él y deja el pasado atrás. Mereces ser feliz, ma.
- Yo sé hija pero…
- No mamá, no hay peros aquí. Mañana ve y búscalo, arregla con él todas tus inseguridades, dile que te ayude a confiar un poco más en ti, yo sé que él te va a ayudar y verás que todo va a ir mejorando. Mami, por favor no te aferres a algo que no es, porque sé que Martin habló hoy contigo y quiso que entendieras. Hazlo, mamá, y verás como poco a poco sanarás todas las inseguridades que tienes.
- No puedo creer lo madura que volviste -reí secando mis lágrimas-. Gracias por tus consejos, mi amor -la abracé-.
- De algo debió servir irme por 3 años a otro país, ¿no? -reímos juntas-.
- Bueno, gracias por escucharme. Ya me voy a descansar, espero que tú también lo hagas. Te amo -le di un beso en la frente-.
- Te amo más, ma. Descansa también.
Salí de la recámara y me fui directo a la mía. Me puse a pensar todo lo que me dijo Miranda, si es que de verdad iba a valer la pena ir a hablar con Martín.
Amaneció y me metí rápidamente a la ducha. Me bañé, me cambié apresuradamente y salí directo a la casa de Martín.
Al llegar, vi el auto de Karina afuera de su casa, me di media vuelta y quise regresar, pero desde lejos escuché una voz diciendo "Alicia, espera". Era Martín, llegando bien acompañado de Karina. Se acercó él solo, ella entró al departamento.- Hola Martín -dije mirándolo y con una sonrisa fingida-.
- Alicia, ¿qué haces aquí? -dijo mirándome a los ojos y sonriendo-.
- Vine a hablar contigo pero creo que llegué en un mal momento, luego platicamos. - agaché mi cabeza y me di media vuelta-.
- Alicia espera -dijo agarrándome del brazo-. Por qué te vas así de rápido. Cuéntame qué pasó.
- Nada, solo quise venir a arreglar las cosas pero siento que ya es por las puras. Aprovecha tu día, veo que tienes buena compañía.
Los celos me carcomen, no podía evitar sentirme celosa por el simple hecho de verlos juntos, de nuevo.
- Me parece o estás, celosa -dijo acercándose y mirándome fijamente-.
- No, no -me trabé-. Deja de hablar esas cosas. -le dije seria-.
- Bueno, ven pasa, hablemos adentro.
- Prefiero hablar aquí no más -dije nerviosa-.
- Nuestros problemas no pueden ser resueltos aquí en la calle, Alicia. Ven pasa, no te voy a comer -sonríe-.
Me tomó de la mano y entramos a su departamento. Yo había llegado con un propósito, con querer volver con él, pero primero debo de sanar. Debo de confiar primero en mí para después poder confiar en él. Siento que mi inseguridad iba a lograr que siguiera desconfiando de Martín, por eso preferí decirle todo y dejarle las cosas en claro.
- Pasa, ¿quieres una copa de vino?
- No gracias, así está bien.
- Bueno, a qué viene todo esto.
- Martín, yo vine a… -me interrumpió-.
- Alicia, te amo -me besó-.
El beso que me dio fue como si mi cuerpo lo hubiera pedido a gritos, lo necesitaba tanto que sentí una calma cuando me sostuvo de la cintura y me jaló hacia él para besarme.
- Martín espera -lo alejé un poco-.
- Qué pasa, Alicia. ¿estás bien?
- Sí, sino que esto no puede funcionar así, perdón.
- Qué dices -dijo sorprendido-.
- Que esto no puede funcionar, Martín. Lo nuestro no da más. Perdóname pero debemos dejar las cosas como están.
- Qué hablas Alicia -sus ojos se llenaron de lágrimas-.
- Perdóname, pero lo nuestro ya no puede continuar. No es por ti, sino por mí. Déjame sanar porque estoy siendo muy dura contigo, y también conmigo. No confío en mí y por ese motivo vienen todos estos problemas. Aparte de las fotos, entendí lo que me dijiste pero los celos me invaden y te juro, Martin -le agarré su cara- que sí, sí quiero ser feliz contigo, pero no ahora. Quiero que me des tiempo para sanar, para poder confiar primero en mí misma y luego poder amarte con seguridad. Amarte y que nada ni nadie nos separe. -empecé a llorar-.
- Alicia por qué me dices todo esto -agarrando mi cara-.
- Porque quiero estar segura en amarte, en poder corresponder a ti como mereces, en poder confiar. ¿Me entiendes? -dije llorando-.
- Te entiendo perfectamente pero, eso lo podemos hacer juntos mi amor.
- No, Martin, por favor no lo hagas más difícil -agaché mi cabeza-.
- Alicia por favor no me hagas esto -lloraba-.
- Te amo, Martín. Esto lo hago por ti y por mí.
Me despido de él con un beso y salí sin mirarlo a los ojos. Siento que no puedo más. Mi amor por él es mucho más grande que lo que acabo de hacer.