La verdad

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Miranda me sentó en el sillón e hizo que me trajeran un vaso de agua

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Miranda me sentó en el sillón e hizo que me trajeran un vaso de agua. La impotencia de pensar que puedo ser la burla de todos, es horrible, y no me imagino la cara de Karina al enterarse que Martín y yo ya terminamos, obviamente gracias a ella.

- Mamá, toma- dijo Miranda estirando su mano para darme el vaso de agua. -Lo único que te pido es que estés tranquila, por favor, capaz Martín tiene que explicarte cómo son las cosas, escúchalo mamá.

- No Miranda, ¿ no ves las fotos? SE ESTÁN BURLANDO DE MÍ y me duele, me duele ver esto después de todo lo que pasamos.- dije llorando-.

- Está bien mamá, ya no diré nada.

- Llévame a mi habitación por favor, quiero tomar una pastilla y dormir un rato.

Miranda me ayudó a pararme del mueble y me llevó directo al cuarto. Cuando me eché, decidí tomar mi pastilla y tratar de descansar un poco, pero los pensamientos invaden mi cabeza, no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado con Martín antes de que me mandaran esas fotos. No sé qué pensar de él, si creerle de verdad o no.

Al despertar, encontré más de 10 llamadas perdidas de Martín, pero no hice caso y fui directamente a darme una ducha con agua fría para que me pase todo el malestar que tenía.

- Mamá?- sentí que tocaron la puerta.

- Dime- grité desde la bañera.

- Mamá soy Yuri, te buscan abajo.

- ¿Quién es?.

- No sé mamá, ¿puedes bajar? te esperan en el jardín.

- Cómo que no sab...- Yuri me interrumpió -.

- ¡Mamá solo baja, yo ya me voy! te cuidas, por favor. Te amo.

Me quedé pensando quién podría ser la persona que me esté esperando en el jardín, obviamente pensé en Martín, y sentir las ganas inmensas de verlo y abrazarlo, pero no, no puedo por todo lo que he pasado.

Salí de ducharme, me cambié inmediatamente y bajé lo más rápido posible para saber quién era la persona que me estaba esperando en el jardín. Al entrar, lo vi de espaldas, y en ese momento quise correr para abrazarlo y quedarme ahí, en sus brazos, pero decidí aguantarme.

- Qué haces aquí- dije acercándome hacia él.

- Alicia, mi amor, tenemos que hablar por favor.

- Yo no tengo nada que hablar contigo Martín, así que por favor vete.

- No me voy a ir hasta que me escuches, me entendiste.

- Qué quieres que te escuche si las fotos lo dicen todo, o también me vas a negar que todo fue mentira?- dije con lágrimas en los ojos-.

- Mi amor, estas fotos son pasadas.

- ¡YA NO ME MIENTAS MÁS MARTÍN, ESTOY HARTA DE LAS MENTIRAS, HARTA!

- ¡Alicia!- dijo agarrándome los brazos para tranquilizarme -mira, mira esto- me mostró su brazo, teniendo un tatuaje -.

- Y qué quieres decir con esto, que te crea?

- No, no te estoy pidiendo que me creas porque eso ya depende de ti, solo quiero mostrarte que yo en esas fotos no tengo el tatuaje, porque esto me lo hice cuando tuve que separarme de ti.

- Pero...

- Lo que escuchas Alicia, yo no tengo este tatuaje, y ni mucho menos haría algo para dañarte, por favor entiéndeme.

- Martin..

- Alicia, yo te amo y daría lo que sea por que me creas y veas que no miento, pero ahora me doy cuenta que tu desconfianza es demasiado, y encima conmigo. Estoy haciendo todo lo posible por que te quites esa venda de los ojos y empieces a creer un poco en mí, pero eso sí no te voy a forzar porque yo estoy dando todo de mi parte para que esto funcione. -dijo con lágrimas en los ojos-.

- ¿Y yo Martín? ¿crees que yo no doy nada por nosotros? Sé que mi inseguridad es de lo peor, pero me han hecho tanto daño que me da miedo confiar fácilmente en cualquiera. -dije llorando y suspirando-.

- Lastimosamente yo no soy cualquiera, yo soy ese hombre que sabe respetar a la persona de quién está enamorada. Pero lo siento Alicia, lo siento por ti y por mí, lo siento por los dos pero desconfiamos mucho y me duele, me duele que esto termine así. Te amo, te amo con mi vida, mi amor.

Yo ya no sabía qué más decir. Martín se despidió con lágrimas en los ojos y dándome un beso en la frente. No pude hacer más.

Sentí mi corazón partirse en dos, del dolor y la angustia de verlo y no poder besarlo ni abrazarlo.

Alicia Y Martín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora