Estar con Martín, a solas, me hace sentir tan especial. Siento que con él no pasa el tiempo, no siento miedo ni mucho menos sé lo que pueda pasar después. Solo sé que con él quiero ser feliz, vivir el día a día y estar segura de lo que hago.Hoy me tocó invitarlo a cenar, quise hacer algo super especial para él, para disfrutar y celebrar el amor que nos tenemos. Quiero que se sienta bien, feliz y tranquilo, que sepa que lo amo y que estoy dispuesta a todo y enfrentarme a todos los que están en contra de nosotros también.
- ¿Aló, mi amor?
- Amor -bostece- buenos días.
- Buenos días, dormilón. ¿Aún no te paras de esa cama? -sonreí-
- No, hoy se me pegaron las sábanas -se rió-
- Ay Martín, te pasas. Oye, te llamaba para invitarte hoy a cenar a mi casa, ¿puedes venir?
- ¿A tu casa? -se sorprendió- ¿estás segura amor?
- ¡Claro que sí!. Somos una pareja, ¿no?
- Pues sí amor pero…
- ¿Estás dudando Martín? Porque si es así…
- Hey, no amor, sino que me sorprendió que tú me invitaras, nada más. No te molestes.
- Pues deja esa "sorpresa" de lado y anda acostumbrándote. -me reí un poquito-.
- Está bien mi amor -ríe- nos vemos en la noche. Te amo -dijo bajito-.
- Y yo te amo a ti. -sonreí-.
Estaba súper nerviosa por lo que pudiera pasar hoy, eso sí, estaba preparada para todo. Hace mucho que no preparaba algo para alguien, desde hace tres años todo era para mí. Yo misma me cocinaba, yo misma me atendía y todo, pero desde que volvió Martín, estoy decidida a hacer lo que sea.
Llegó la tarde y me puse a preparar la cena. Compré un par de vinos, esos de los que le gusta a Martín, compré unas velas, los ingredientes para la comida que haré y algunas otras cosas más.
Llamé a Martín para saber si es que se estaba alistando para la cena pero no me respondía, decidí dejarlo pensando que estaba ocupado.Pasaban las horas y Martín no me decía nada, tenía miedo a que le haya pasado algo o se haya arrepentido. Llamaba y llamaba y no contestaba, hasta que me llega un mensaje de él, diciéndome que por favor vaya urgente para su departamento porque se había puesto mal. Dejé todo lo que había preparado y salí corriendo para allá y al llegar, encontré un coche estacionado afuera del departamento, ¿quién habría venido a ver a Martín?. Dudé entrar, pero algo me dijo "hazlo, entra". Entré con temor y vergüenza. Llegué a la puerta del departamento y encontré la puerta semi abierta, retrocedí un poco para mejor irme a mi casa pero escuché risas, y no eran de Sofía, su hija, sino eran de una mujer.
Empujé la puerta muy despacio y al entrar, me topé a Martín casi desnudo, borracho e inconsciente tirado en el piso y encima de él estaba la simpática Karina.- ¿Martín? Qué es todo esto -mis ojos empezaron a derramar un par de lágrimas-
- Alicia -dijo Karina tapándose sus senos con un polo y agachando la cabeza-
- Me pueden explicar todo esto porque no entiendo nada -dije llorando-
- No es lo que tú piensas Alicia.
- Ah no? Si te encuentro con mi pareja casi, casi teniendo relaciones. ¡Karina qué te pasa! Qué cosa tienes en la cabeza, ¿ah?. ¿Qué tanto daño quieres hacerme? -dije llorando y alzando la voz- ¡y tú Martín, qué haces ahí! ¿no puedes decir nada?
- Alicia, ¿qué haces aquí? -dijo parándose del suelo-.
- ¿Qué hago aquí? Encima preguntas? -río-. O sea, tú me envías un mensaje diciendo que venga urgente a tu casa, para encontrarme esto? Esto ya es el colmo -empecé a mirar a todos lados-.
- Todo qué, Alicia. ¿De qué mensaje hablas? Explícame por favor. -dijo tomándome de los brazos-.
- ¡Suéltame Martín! -azoté los brazos- Explicarte qué ah, que te encontré tirado en el suelo todo borracho y encima tuyo estaba tu "amiguita" dándote cariño. ¿Eso quieres saber? Pues ya está, ya te lo dije -dije secándome las lágrimas-.
- ¿Qué? -dijo confundido- Alicia yo no sé nada, por favor déjame explicarte.
Martín estaba confundido.
- Saben que, sigan disfrutando de su "cena", y tú Karina no te saldrás con la tuya. -dije señalándole con el dedo-. Y tú Martín, no sé ni qué decirte, estás tan confundido y sin saber dónde estás parado.
Karina me miraba con cara de burla y yo solo me concentré en llorar, de no saber a dónde ir. Al salir, subí al auto y empecé a desahogarme, a pensar si verdaderamente la relación con él iba a funcionar o no. Me quedé ahí por unos minutos y al rato sale Martín corriendo, subí rápidamente la luna del auto y me quedé ahí. Él golpeaba la luna para poder abrirle pero no, no quise, entonces decidí irme.