Iba caminando hacia el paradero, a tomar un taxi e ir a visitar a Fedora. En eso, encuentro estacionado en un grifo el auto de Martín. Me acerqué un poco más, pensando que estaba confundida, pero no, era su auto y fuera de él estaba parado Martín, mi Martín. El hombre que sigo amando hasta el día de hoy y que no he podido olvidar por nada del mundo.
Al acercarme, escuché que estaba hablando de mí con alguien, supongo que era "El Diablo". En ese momento se me hicieron mariposas en el estómago, no podía creer que aún pensaba en mí.
- ¿Martín?
- ¿Alicia?
- Qué ha sido de ti.
Lo saludé con un beso en la mejilla y nos quedamos mirando por unos segundos.
- Qué guapa estás. Para ti no pasan los años.
- Qué gracioso eres, Martín. Sigues sin perder esa chispa.
- No es eso, sino que me gusta ver cómo sonríes. Extrañaba tanto verte así.
De verdad que en ese momento no sabía qué decir. Parecía una adolescente, con las manos sudadas y las piernas temblando. Quería preguntarle miles de cosas, una de ellas el por qué me terminó así de la nada y me dejó sola, pero no, no quise que este primer encuentro, después de 3 años, sea desagradable. Mi única opción fue sonreírle nuevamente y hacerle otro tipo de pregunta.
- ¿Dónde estuviste todo este tiempo? No sabía nada de ti.
- Me fui de retiro por un año, Alicia. Luego salí del país para tratar de asimilar todo lo que estaba pasando en mi vida.
- Pero, ¿por qué te fuiste sin decirme nada? Me has preocupado todo este tiempo, Martín.
- No quise preocuparte, ni mucho menos despedirme porque sabía que no iba a poder dejarte.
- Entiendo. Y, ¿pudiste asimilar todo lo que pasó hace 3 años?
- Puedes creer que no. No puedo olvidarte, Alicia.
Cuando me dijo eso, quise aventarme a sus brazos, abrazarlo y besarlo, pero no, tuve que contenerme un poco.
- Me imag…
No dejó que terminara de hablar. Me jaló y estuvimos así, cara a cara. Las ganas de besarlo aún no se me iban, pero traté de contenerme un poquito más. La mirada de Martín hacía que en mi estómago sienta de nuevo las mariposas, de verdad que parecía una chica de 15 años.
- Martín, ¿qué haces?
- Lo que no pude hacer durante 3 años, Alicia.
- Pero, Martín, tú la última vez me dijiste que…
- Fui un cobarde al dejarte sola en todo lo que estabas pasando. Perdóname, mi amor.
Me dijo "mi amor". Dios mío, ¿se imaginan eso?. Es que, eso no lo escuchaba desde hace muchísimo tiempo.
- ¿Estás seguro de lo que dices? No quiero ilusionarme de nuevo, por favor.
- No te estoy ilusionando, estoy siendo completamente sincero. Y, quiero que hablemos de nosotros, vamos a tomar un café?, así como cuando recién nos conocíamos.
- Claro que sí, vamos.
Antes de subir al coche, me acercó un poco más hacia él y me dio un beso. Ese beso me quitó miles de pesos de encima. Lo abracé fuerte, me tomó de la mano y me acompañó a subir al coche. Le sonreía, él me sonreía, y así estábamos todo el camino hacia la cafetería.