Desde que Liam tiene recuerdos, ella siempre estuvo ahí.Cuando era apenas un niño, tiene recuerdos de una pequeña pelirroja siendo un tobernillo por todo el lugar. Pareciera que tenía baterías que duraban todo el día, siempre se encontraba saltando y corriendo en dónde estuviera; todo lo contrario a él. A comparación de ella, siempre se encontraba sentado junto a su madre sosteniendo entre sus brazos aquel peluche blanco, calmado e interesado por aquella actitud de la niña.
—Hola ¿quieres jugar? —hablo una voz arrebatandolo de sus pensamientos. Era aquella pelirroja. Sus mejillas comenzaron a arder mientras se aferraba al brazo de su madre— No hablas mucho, ¿verdad? —no respondió.
—Anda cariño, ve a jugar —insistio con suavidad la voz de su madre acercándolo a la pequeña niña.
—Me llamo Merida —dijo aquella niña mientras le extendía su mano a aquel chico que se acurrucaba en él mismo.
—Liam —susurro.
—¿Cómo? No te escuché.
—Liam.
Recuerda haber visto una sonrisa que se formaba en aquella pelirroja, había perdido su diente frontal la semana pasada después de haberse caído del tobogán, la hacía ver tierna. Las mejillas del niño se encendieron al pensar eso de la chica, pero a ella no le importó, lo tomo de la mano y lo obligó a jugar con ella en el sube y baja. Desde ese día, Liam sentía haber conocido a la persona que quería proteger a pesar de todo. Pero jamás imagino verla caminar con alguien más de la mano en los corredores.
Todos estos años, Liam y Merida habían sido unidos, al igual que sus familias, nunca estaba el uno sin el otro. Podrían hacerse pasar como hermanos, se comportaban de aquella forma, pero el chico era demasiado bueno ocultando lo que sentía frente a ella.
Verla caminar a lado de aquel castaño mientras la envolvía entre sus brazos lo hacía retroceder. ¿Cómo? ¿en qué momento ella...? Pero ¿por qué de él?
Estos días eran extraños; siempre que llegaba a la escuela ella ya se encontraba con la compañía de aquel chico, no sé atrevía a acercarse a ella y poder hablar. No podía. Jamás los veía juntos en los corredores, pero tampoco intentaba buscar respuestas en ella. Pero el día de hoy fue distinto.
Ahí estaban ellos dos, Merida se encontraba desayunando con aquel castaño mientras se hacían bromas. El azabache únicamente los veía de lejos mientras tomaba su jugo sin dejar de verlos. No lo entendía, Merida siempre se quejaba de los tres primeros, siempre se burlaba de él por formar parte de ellos, pero ahora... Ella salía con uno que no era él.
No tuvo el suficiente coraje para ver como el castaño bromeaba con ella al momento de colocar chocolate en su nariz; él siempre lo hacía con ella, era algo de ellos. Se levantó y comenzó a caminar evitando a las grandes cantidades de chicas que los veían con los corazones rotos. Algunas se quejaban de la chica, la detestaban; pero otras, aseguraban que eran la mejor pareja del instituto apesar de ser la primera vez que interactuaran después de dar a conocer la noticia.
Envuelto en sus pensamientos, encontró a su amigo el albino junto a la rubia. Ellos siempre le sonreían al verlo, aunque, en realidad, en este momento él no podía hacerlo.
—¿Y esa cara larga, Liam? Pareciera que te duele el estómago —musito el albino, preocupado.
—No es nada, algo no me cayó bien —ese algo, fue una escena—. Por cierto, ¿y Merida? —claro que él lo sabía, pero necesitaba respuestas. Sus amigos únicamente se vieron entre ellos para que de sus labios brotarán palabras torpes.
—Esta con Hiccup, querían comer juntos hoy —aseguro uno de ellos.
—¿Puedo preguntar algo? —sus amigos asintieron— ¿Desde cuando... Mérida y... ya saben, están juntos? Es solo que jamás llegué a verlos hablar antes de que se diera la gran noticia.
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Mericcup: Viviendo con el enemigo
Romance[EN ACTUALIZACIÓN CADA QUE LA AUTORA TIENE MOTIVACIÓN] ENEMIES TO LOVERS ¿Alguna vez has imaginado librarte de tus padres y comenzar tu vida independiente? No tener una hora de llegada, no más peleas, no más tr...