maratón 2/3

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Harry se quedo sorprendido y asustado a la vez, no sabia que hacer, era tarde, y no quería molestar a Arabella, pero entonces se le ocurrió de que podía mandarle una carta a sus amigos, o a su padrino o a... ¡Dumbledore! A sí quizás le dejaría volver a Hogwarts, por que seguramente era culpa de Mario que estuviese fuera de la escuela, todo empezaba a aclararse, la primera vez que se desconcertó... estaba hablando con Mario... entonces se esforzó en recordar y le empezó a doler la cabeza, pero, no por culpa de la cicatriz, si no del esfuerzo, y recordó que Mario saco la barita, y que oía un conjuro, pero no recordaba cual, entonces estaba en el despacho de Dumbledore, y la otra vez... fue a hablar con Mario... pero se empezó a dolerle la cicatriz, se desmayo, oyó voces, la de Voldemort y la de Mario, tenia que comunicárselo a Dumbledore, pero ¿y si no le creía? Bueno, Dumbledore era muy comprensivo, podía intentarlo, cogió pergamino y pluma y en tinta roja escribió:

Estimado profesor Dumbledore:

Quiero contarle algo que eh descubierto, no se si me creerá pero tengo que probarlo. Poco después de salir del colegio, fui con la Sra. Arabella, o sea su esposa, al Zoológico, y cuando salimos del Zoo nos paramos en una librería muggle de libros antiguos, y por la curiosidad entre, fui buscando asta que en un rincón encontré un libro, que según el atendiente no lo había visto nunca, la Sra. Arabella estuvo probando hechizos, pero no se habría, así que pobre una contraseña: "león valeroso" el librito se abrió, y resulto ser un diario compartido de mis padres, estuve leyendo y hoy encontré un mapa, estaba dibujado Hogwarts y el valle de Godric, seguí leyendo y dije la contraseña que decía mi padre, y en el mapa aparecieron unos puntitos de colores, pasos, muggles y magos, estuve mirando y me di cuenta de que en uno ponía el antiguo nombre de Voldemort, y estaba en terrenos de Hogwarts, pero después algo más me llamo la atención, decía que Mario Bigas salía del castillo y se dirigía a donde estaba Voldemort, y pensando en eso eh recordado todo lo sucedido, creo que me echo un conjuro, no se... pensé que era Imperius pero ya intentaron hacérmelo y no sucumbí, y cundo iba un día ah hablar con el, que fue cuando me desmaye oí la voz de Voldemort y la de Mario, bueno le dejo a usted que me deja lo que ha decidido.
Cordialmente
Harry Potter.

Harry leyó la carta, era larga pero más o menos se había explicado bien, saco a Hedwing de la jaula y la poso en su brazo, le ato la carta a la pata y le digo: Bien, envíasela a Dumbledore, es urgente.- le acaricio el lomo cariñosamente.- Se que lo aras bien, pero ten cuidado.- Hedwing le pico en la oreja cariñosamente, estaba orgullosa de su nuevo encargo, se soltó del brazo de Harry y se fue volando asta desaparecer entre las nubes, Harry miro un rato al cielo, estaba muy bonito, poco después se estiro en la cama, se quito las gafas y las dejo en la mesilla y poco después se quedo dormido.

Al día siguiente despertó con la luz del sol, miro su reloj, que se lo había reparado la señora Figg, eran las siete y cuarenta y algo, se vistió, ese día había dormido muy bien, y esperaba ansioso la carta del profesor Dumbledore, bajo a la cocina y se fijo en que no había nadie, "Seguramente la Sra. Arabella y sus hijos están durmiendo" pensó, fue a la nevera y hizo unos huevos con bacón, tenia hambre, también saco leche, mientras comía algo le rozo la pata, era Tibbles, pero después en su lugar apareció Jim que le saludo y Harry le devolvió el saludo: -Harry me habías asustado, estaba afuera tomando un poco de aire y oí ruido en la casa ¿Qué haces levantado a estas horas?- le pregunto Jim haciéndose unas tostadas.
No tenia sueño.
Bueno, di ¿Qué tal te lo pasas con nosotros?
¡Muy bien!
Me alegro, pero supongo que querrás volver con tus amigos ¿no?
Si...- y dio un suspiro.
Tengo una idea, se que no debería decírtelo, pero siendo tu... y además así le das una sorpresa a tus amigos y les ensechas a hacerlo.
¿El que?- pregunto extrañado Harry.
A transformarte en animal, convertirte en animago.
¡¿Qué?!- Harry se atraganto con un trozo de bacón. Después de engullírselo continuo.- ¿pero para eso tendría que registrarme verdad?
¿Para que?- Harry se sorprendió de la tranquilidad de Jim.- Existen un montón de animagos y más de la mitad no están registrados.
¿Pero eso no esta prohibido?- entonces Harry pensó. "Bueno, siempre rompo las normas."- Vale, me gustaría, gracias por tu oferta, además, este año íbamos a estudiarlo para los TIMOS.- Jim sonrió y Harry le devolvió la sonrisa.
Cada mañana asta que lo consigas entrenaremos, no quiero que mi madre se entere.- le susurro Jim.
Demasiado tarde.- le dijo desde la puerta una voz femenina, era la señora Arabella.
Mama...- intento disimular Jim.- nosotros... estábamos charlando sobre cosas...
Tranquilo hijo, yo también había pensado en eso de que fuera animago. Te vendrá bien Harry.
Yo...- Harry no sabia que decir, al final suspiro y dijo.- Yo quisiera ser lo mismo que mi padre... puedo elegir en que transformarme ¿no?
Lo suponía.- la Sra. Figg le sonrió.- Pues ¿a que esperamos? A, si, por cierto, tu lechuza, Hedwing si no me equivoco, ha vuelto.
¡SI!- chillo Harry y se fue corriendo a su cuarto, allí estaba Hedwing encima de su cama, al ver a Harry levanto la pata sacando pecho en señal de victoria.- Bien preciosa, lo hiciste estupendamente.- mientras le quitaba la carta le acaricio el lomo y ella le pico en la mano cariñosamente, Harry la dejo en la jaula y le puso agua y comida.- Ten, hoy te doy tu comida favorita, te lo mereces.- Hedwing ululo orgullosa. Harry rasgo la carta, que era la que el había enviado, la giro y leyó:

La hija de Lord VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora