26. Algo Así

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Harry's POV:

De vuelta a Inglaterra justo para San Valentín. Justo un día antes que empiece la gira por Europa.

Estas dos semanas pasadas con Trixie en Tokio habían sido fabulosas. Nada extravagante, para ser honesto. Nos levantábamos casi al medio día y nos íbamos a dormir tarde en la madrugada. Hacíamos esto porque nos gustaba salir de noche a pasear, cuando ya no había tanta gente.

Tokio definitivamente era mi lugar, nuestro lugar. Ni una bendita foto había salido de nosotros aunque hayamos salido unas veces a almorzar a la luz del día. Nos arriesgamos, sí, pero nadie nos fotografió o se nos acercó y apreciaba eso.

Ahora, Trixie y yo nos dirigíamos a la casa de un amigo mío de la infancia que vivía por la zona. Pasaríamos San Valentín juntos. No como una pareja... pero tampoco como solo una amistad. Teníamos algo raro. No quería ponerle una etiqueta todavía para no hacer las cosas raras.

No nos podíamos quedar por mucho tiempo, sin embargo. En menos de dos horas tenía mi audición en la tan ansiada película en la que Trixie iba a trabajar antes de renunciar. Ya no, pero había leído un poco sobre la directora. Era una producción pequeña y una historia algo perturbadora, pero me llamaba la atención. Además, Trixie me había contado que la gran Florence Pugh también iba a audicionar, así que era prometedora.

—Yo digo que deberías hacer un cover de alguna canción lenta, un vals —Trixie decía mientras caminábamos por las calles vacías y tranquilas con los auriculares puestos—. Over the Rainbow.

"Can't help falling in Love with you" de Elvis Presley sonaba en cada audífono inalámbrico. Tenía la vista al frente, viendo de reojo algunos carros pasar por nuestro lado atravesando una fina capa de neblina.

—¿Por qué crees que una canción lenta sea mi estilo? —cuestioné.

Trixie se encogió de hombros. Ambos teníamos las manos dentro de los bolsillos de nuestros abrigos. Parecíamos dos completos desconocidos sumidos en la música mientras caminábamos descordinados. Incluso yo iba un poco más adelante que ella.

—Bueno, entonces una eléctrica. Ponte a cantar y bailar como Britney.

Reí en silencio, burlándome.

—Voy a cantar Medicine de nuevo en el tour —señalé.

—Harry, no puedes hablar de Medicine mientras escuchamos a Elvis —acusó con diversión.

Sonreí mirando mis tenis deportivos sucios andando sobre la acera.

—Ya, perdón.

La siguiente canción fue Suspicious Mind. Trixie la tarareaba mientras yo disfrutaba de su voz desafinada. Yo tenía la mirada abajo. Conocía de memoria el camino hacia la casa de mi amigo Alex. Ya estábamos por llegar.

—Harry —Trixie me nombró entre dientes—. Apaga la música.

La miré confundido, aunque de todas maneras obedecí sus órdenes.

—Mira a tu izquierda, la otra calle —habló, agachando la cabeza—. Esos tres tipos nos están viendo desde hace rato.

Observé con sigilo a la acera de al frente. Debíamos cruzar hacia allá en unos pocos metros para doblar e ingresar a la residencia de mi amigo. Pero si la angustia de Trixie era real, aquellos tres sujetos con vestimentas oscuras e inquietantes no eran de confiar y no era seguro pasar por allí.

—Dame la mano y apura el paso —indiqué sin despegar la mirada de los sospechosos.

Mi mano izquierda se había afirmado a mi teléfono en el bolsillo de mi abrigo y la derecha sostenía ahora la de Trixie. Estaba sudada de los nervios y sentía su pulso en su muñeca más acelerado que nunca.

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