7. ¡No, no, no y no!

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Esta no podía ser mi vida.

Hace tres horas, a las diez de la noche, Harry y yo habíamos llegado a la pista de aterrizaje privada de Christopher Nolan. Estaba de más decir que mi boca estuvo abierta por una hora entera mientras nos enseñaba el lugar y sus jets. No, no era suficiente tener al poderosisímo Harry Styles a mi lado. Aún no me acostumbraba a ver tantos lujos que para personas millonarias como ellos se les hacía algo común.

Después de que Nolan y Harry hayan mantenido una corta conversación diciéndole que iríamos a Jamaica a reunirnos con unos amigos allá, el caballero le dio una palmada en el hombro y nos dejó subir al jet. Intenté que mi asombro no sea tan notorio, pero fue inevitable. El ver un avión no tan grande como en los que siempre he viajado, pero con un interior tan amplio y lujoso, me parecía la segunda novedad más emocionante de mi vida, la primera era volar con Harry Styles.

Al ser más de las diez de la noche, Harry y yo nos sentamos en unos asientos anchos y cómodos frente a frente. El ojiverde se quedó dormido primero no sin antes preguntarme si no me importaba que tomara una siesta. ¡Por supuesto que no! Lo vi dormir por tres horas y hasta le tomé una foto que prometí en silencio que sería solo para mí. Aún me sentía mal al ver ese golpe y rasguño en su frente debido al accidente, aunque él no le tomaba atención.

Aproveché esas tres horas de sueño de Harry mientras yo usaba mi laptop y veía las tareas que me habían dejado en la universidad. Solo mi mejor amigo Ray sabía a dónde me dirigía y confiaba mi secreto en él, jamás me expondría. Mi madre creía que me había ido con él, y según mis maestros, tuve que viajar a Colombia porque mi abuelita se murió. Mírenme, matando a mi abuela por Harry Styles. ¿Lo haría de nuevo? Sin arrepentimientos.

Ahora escribía el siguiente capítulo de mi fanfic, donde Chloe y Harry estaban tras vestidores en su concierto. Para este entonces de la historia, ellos aún no eran novios, pero Chloe estaba decidida a preguntárselo si es que Styles no lo hacía pronto, aunque Harry también quería hacerlo, solo que no quería ponerla en aprietos. Hace tiempo había dejado de pensar en ella como una fan y ahora la veía como una chica que le gustaba mucho, de igual manera con Chloe.

Harry se removió en el sofá al frente de mí. Detuve mis dedos sobre las teclas pensando que quizá estaba haciendo mucha bulla con mi tecleo intenso. Con una queja y una profunda respiración, él abrió sus ojos hinchados y me miró.

—No ronqué, ¿verdad? —soltó con voz rasposa y pausada.

Verdad, mi rey. Y ahora tengo siete meses de embarazo.

—No, dormías como un bebé —intenté bromear ocultando las mariposas que me había causado oír su voz recién levantado.

Harry sonrió de lado con pereza. Se puso de pie estirando sus brazos hacia arriba, logrando que su playera se levante un poquito y vea su vientre bajo y sus tatuajes. Estoy mirando respetuosamente. Luego, con una fuerte exhalación, se dejó caer de nuevo al sofá.

—¿Qué hora es? —quiso saber.

—Casi las dos.

—Vamos a llegar a ver el amanecer —sonrió con brillo en sus ojos—. Espero que no haya mucha gente.

—¿Dónde queda tu casa?

—Es en un espacio privado al frente de la playa. Sólo hay otras doce casas a nuestro lado, así que roguemos para que esas personas no estén.

Le sonreí por cortesía y para dar finalizado el asunto. Me ponía nerviosa pensar que estaría sola con él. ¡Quería con toda mi alma estar a solas con él y conocerlo! Pero mierda, me intimidaba. ¿Y si no le caía bien? ¿Si digo algo inapropiado y ya no me quiere? ¿Si él no es todo lo que yo imaginaba que era?

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