Platicar de dos mentirosos

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XVI





Estaba perplejo, esa cara con líneas agudas, con algunas cicatrices, el pelo negro y esa expresión de estar molesto por algo, le recordaba a un rostro familiar, pero este le provocaba temor. El aura de la persona que tenia enfrente se sentía hostil.

-Si, soy yo, el que te ha salvado de morir entre las patas de un caballo.- Aquella voz rasposa trataba de sonar amable pero era sombría.- Me alegra que estés bien, haz estado inconsciente por bastante tiempo.

-Lo lamento.- Dijo con miedo en un suspiro atónito, mirándolo con desconfianza.

-Ten, come.- El joven se acercó con un plato lleno de frutos.- Debes tener hambre después de todo lo que haz dormido.

-Gracias.- El pequeño apenas podía hablar. El parecido con su amigo era bastante, pero era como si fuera un bandido.

-¿Qué sucede?, ¿No es de tu agrado la fruta?- Lo miro dudoso, ya que el pequeño solo había tomado una manzana entre sus manos.

-¡Si!, si claro.- Kev se había dado cuenta de lo irrespetuoso que había sido al mirar fijamente al joven que lo había salvado.- Es solo que sigo un poco desconcertado.

-Ya veo, trate de cuidar que no te golpearas, al parecer falle.- Se separo de él y se acercó a un junco de agua para limpiar su rostro.- Y dime, ¿Cuál es tu nombre?- Preguntaba al tiempo que secaba su rostro.

-Mi nombre…- En ese momento entro en pánico, no conocía al hombre y no estaba enterado de quien era, volteo a todas partes tratando de inventar algo lo más rápido que pudo, por la ventana un pequeño sembradío.- Ca-laba-za…, no este…

-¿Que clase de nombre es ese?- El joven se quito la toalla al escuchar lo que decía el pequeño.

-No-no es mi nombre a si me dicen todos.- El pequeño no sabía ni que decir, el miedo de que supiera quien era lo estaba carcomiendo por dentro.- Mi, mi nombre es… Ginebram Doom.

-Que raro nombre, pero suena bien.- Decía el chico con la ceja curveada, un tanto confundido.

-Si, si un poco raro, es por eso que todos me dicen calabaza.

-Es por tu pelo y su tonalidad naranja, ¿Cierto?.- El joven miro mas de cerca su cabello.

-¡¿Qué?!- El pequeño tomo su cabeza. Miro por todas partes y ahí estaba, la capucha que había comprado el día anterior estaba extendida sobre una silla.

-¿Qué pasó?, ¿Te duele aún la cabeza?- Lo miro hacia donde había puesto la mano para verificar que no estuviera herido.

-No, solo que no encontraba mi capucha, mi padre me mataría si la pierdo.- Mentira tras mentira, se sintió un poco avergonzado, el nunca había tenido que mentir, ayudar a su hermano era totalmente diferente.

-Oh no te preocupes, te la quite en cuanto llegamos, estaba sucia por el accidente, así que te la quite para que no se ensuciara la cama.- El joven le sonrió, era una sonrisa un poco retorcida pero gentil.- La sacudí bastante para que no estuviera tan sucia.

-Muchas gracias, y dime, ¿Cuál es tu nombre?, no eres de por aquí, ¿Cierto?-  Preguntaba el pelinaranja mientras recibía la capucha, el sabía que no era de ese lugar, en cualquier otra circunstancia, cualquier habitante sabría que es uno de los dos príncipes debido al cabello pelinaranja.

-Ammm.- su voz rasposa se escucho dudosa.- Así es, no soy de aquí, son un viajero, mi nombre es Eddward.

-¡Eddawrd!- Kev alzo la voz sin querer, pero fue tanta su sorpresa. “Mismo color de pelo, de piel, ojos y ¡Mismo nombre¡”, sentía estar viendo a Edd con un poco más de edad y con algunas batallas encima.

-Si, Eddawrd Vicent, ¿Por qué?- Pregunto molesto, pensando que se burlaba de él.

-No, no es nada solo que así se llama uno de mis amigos, no pensé que fuera tan común ese nombre.

-¿Uno de tus amigos?- De inmediato su cara cambió y lo miro con sorpresa he interés.-¿Co-como es el?

-Bueno es solo un niño como yo, ojos color miel, cabello en tono verdoso.- Mintió, no quería dar detalles de él ni gente conocida, después de todo apenas empezaba a conocer a esta persona.

-Ya veo.- Dijo con un seco toco un poco desanimado.- Bueno, come para que recuperes energía, terminando te llevare a casa para que no se preocupen

-Mi casa…- Susurró cabizbajo y suspiro. “¡Mi padre!”, reacciono de inmediato, recordó que habia escapado.- No-no es necesario, yo puedo ir solo.

-Creo que es mejor, así le puedo explicar a tu padre lo sucedido, el no se preocupará y no te regañará.

-¡Que no!- Alzo la voz molesto, pero se dio cuenta de inmediato cambiando su actitud.- Lo lamento, no fue mi intención, solo no importa… mi padre ni siquiera habrá notado mi ausencia, así que no hay de que preocuparse.

-No te preocupes.- Dijo molesto, pero entendió que el pequeño estaba enojado y que tenia algunos problemas en su hogar.- Solo quiero asegurarme que llegues bien casa es todo.

-Oh, lo siento , pero de verdad no es necesario.- El pequeño le sonrió con todo el agradecimiento que sentía.- Ya haz echo suficiente salvándome de ese caballo.

-No fue nada, fue pura suerte.- dijo avergonzado.- Creí que podrías ser alguien más.

-Aun así muchas gracias, permíteme hacerme cargo de los gastos de la posada en agradecimiento.- Decía apresurado, ya que recordaba a cada segundo a su padre.

-¡Jaja!- una risa se escapó del joven.- ¿Qué dices pequeña calabaza?, ¿Como pagarías? , tienes menos edad que yo.

-¡Ha-haa!, es cierto.- El sofocante recuerdo de su padre hacia que olvidara la mentira que había construido.- Hablare con mi padre, le diré que me haz ayudado en agradecimiento pagaremos tu estadía aquí, ¿Cuánto tiempo piensas quedarte en el peach Creeck?

-No es necesario, solo llega bien a tu casa, es más que suficiente para mi eso, ya que no me dejas acompañarte.

-Cla-claro.- Decía mientras su mente se aclaraba.- Oye, espera, ¿Qué es eso de, “Pequeña calabaza”?- Dijo un poco molesto.

-Tu me dijiste que así te decían tus amigos, además que es más fácil que Ginebram.- Decía confundido.

-Si, lo lamento, es que solo me dicen así los amigos cercanos.- Dijo avergonzado, mantener las  mentiras no era su fuerte.- Me- me tengo que ir, ojalá pueda venir a despedirme antes de que partas.

-Estaré cinco días aquí, puedes venir pero ten mucho cuidado.- Le sonrió.

-Nos vemos y de nuevo gracias Eddward Vicent.

-Un placer, Ginebram Doom.- Se despedía cortésmente. “De verdad pensé que era el, no, no es así, quería que fuera el.”, pensaba mientras veía cerrarse la puerta.

Kev caminaba a paso apresurado mientras se ponía la capucha bajaba las escaleras de la posada, pensaba en como regresar al castillo sin se visto,  al salir la luz del era bastante luminosa, sonaron las campanas de medio día.” Es un echo, mi padre me mantendrá en el calabozo hasta que tenga edad de casarme.”

-¡Ahí estas!- Una voz lo abrazo y subió a un caballo.-¿Por qué haz huido?, tu padre te regañara terriblemente.

-¡Na-Nathan!, ¿Qué haces?- Se quejo el pequeño, el mayor lo había espantado?, apenas había caminado lo suficiente para llegar a una esquina y la llegada del peliesmeralda fue una gran sorpresa.

-¿Qué crees que hago?, llevándote al castillo para que tu padre no te mate, en vez de molestarte deberías deberías estar agradecido.

-Es eso, lo siento es que ayer tuve un accidente y me espantaste, lo lamento.- Desia mientras se acomadaba en el corsel.- ¡No espera detente!

-¿Qué sucede?, ¿Te paso algo?- Frenó en seco Nathan el caballo.

-No es nada, solo… ¿Llevas dinero contigo?

-¿Dinero?, Si claro.- Nathan saco un séquito con monedas adentro.- ¿Por qué?

-Damelo, te lo regresare en cuanto lleguemos al castillo.-Decía mientras extendía la mano para tomar el el dinero.

-Espera, espera- Replicó el peliesmeralda.- Debemos irnos, Eddward y Kevin te están buscando también, debemos apurarnos para que no sigan preocupados al igual que Grettel, la pobre esta exaltada.

-Lamento haber causado todo este lío, no fue mi intención, pero vayamos rápido no es lejos… por favor es para pagar la estadía donde pase la noche, es por allá.-  Indico con su dedo índice.

-Esta bien vayamos.- Le aventó el saquito y cabalgo a donde le indico.

-Muchas gracias.- Bajo del caballo dirigiéndose rápido a la dirección del dueño de la posada. Pago por la estadía de cinco días y dejó un extra para los insumos que se pudieran requerir.

-Listo, vámonos.- Subió al caballo y sonriendo.

-Bueno jovencito malo prepárese por que se acerca una lluvia de regaños por parte de todo el mundo.- Decía Riendo Nathan mientras empezaba el trote de su caballo.

-Si, lo sé.- Suspiro desalentado por llegar al castillo.

El caballo empezó a galopar cada vez más rápido perdiéndose entre la gente hasta que de pronto desapareció ante la mirada de unos ojos azules que los observaban atentamente, “¿A que regresaste?, Así que, ese era tu amigo Eddawrd de pelo verdoso, pero…”

-Adelante.- Sonó aquella voz rasposa apenas escucho unos golpes en la puerta que lo sacaron de sus pensamientos. “

-Gracias joven.- Era el dueño del lugar.- Sólo para comentarle que un jovencito ha pagado su estadía y además sus comidas.

-¡¿Qué?!- Dijo sorprendido.- ¿Pero como?

-Asi es, pago la estadía de cinco días, y porfavor disculpe me tengo que retirar, cuando sea la hora comer le avisare.

-Si, muchas gracias por avisarme.

-Permiso.-Decía el dueño mientras se retiraba con cautela de la habitación, cerrando la puerta detrás de si.

-Así que, no me dijiste que tu amigo es un caballero y que realmente si tenías el dinero para pagar la estadía de la posada.- Hablaba para el un poco desconcertado pero con un brillo de planeación en sus ojos y una sonrisa retorcida.- Por lo que veo me va a servir tu visita y me podrás ayudar bastante, tu y tu amigo el caballallerito facilitarán mi entrada al castillo. Pero un segundo aquí lo importante es, como pudiste pagar una cuenta, ¿Quién eres…

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2021 ⏰

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