- Hermosa flor, no sabía que se podían conseguir en un lugar como esto- "Y la puta madre" pensó YoonGi, ¿Cómo pudo haber olvidado guardar la peonia?
- Es artificial, una réplica casi exacta- pero el ángel ya la estaba sosteniendo, no podía engañarlo, la vida se sentía en esa flor, el aroma era incomparable.
- Huele como una peonia normal- olfateó otra vez- con algo de magia ¿Sigues jugando a querer ser Dios YoonGi?
- Cierra la boca TaeHyung, tal vez Padre te respete pero aquí no eres nada- en un rápido movimiento colocó su palma en la espalda del Ángel, justo entre las alas, dejándolo paralizado, absorbiendo parte de su pureza, regularmente eso debía hacerlo gritar, sin embargo solo se sentía débil- Veo que ya no eres tan puro Tae ¿Has estado jugando a espaldas de Dios?
- Púdrete maldito Diablo.
- Lenguaje, aquí Dios no he escucha, pero la vergüenza seguirá en ti por lo que has hecho- retiró la palma y el ángel se detuvo de una pared- Ahora largo, ya conoces el camino.
Sin esperar respuesta YoonGi sacó al ángel de su oficina y tomó camino hacia al lugar donde anhelaba estar: JiMin.
- Puedes irte JungKook, asegúrate de que ese maldito no esté por aquí merodeando- el pelirojo se inclinó y se marchó.
Lucifer abrió la puerta de su habitación, el interior estaba parcialmente oscuro ya que las ventanas que permitían la poca iluminación estaban cubiertas por las cortinas.
- ¿JiMin?
No recibió respuesta, en cambio la puerta del baño se abrió, revelando a un hermoso JiMin con el cabello húmedo, su desnudo cuerpo siendo apenas cubierto por unos bóxers de encaje y una bata negra transparente.
¡Jodido infierno! YoonGi podría jurar que algo bueno debió de hacer en toda su vida para tener semejante vista.- Hola amo- esa voz seductora, tan dulce.
El pelinegro no hizo amago de ir hacía el, en cambio tomo asiento en una orilla de la cama, tratando de no infligir presión o apuro en JiMin, claro que su pene no opinaba lo mismo, los pantalones del traje de ajustaban demasiado y remarcaban su erección casi causándole dolor.
Con calma el menor se fue acercando a YoonGi, meneando sus hermosos atributos, atrapandolo un poco más, cuando estuvo frente a él sus miradas se conectaron unos instantes, ambos llenos de deseo y con ganas de llegar al último nivel.
JiMin se sentó en el regazo de YoonGi viendolo de frente, con su trasero rozando en sus piernas y sus erecciones casi tocándose, pese a su atrevimiento y no saberse rechazado, aún tenía miedo de estropear algo o hacer algo que no le gustase a su mayor y la duda cruzó un momento en sus ojos.
- Puedes hacer todo lo que desees Minie- con ese susurro Lucifer se inclinó a atrapar los belfos dulces del peliazul en un beso posesivo pero amoroso que buscaba darle la seguridad que le faltaba- Umm, duraznos.
Las manos del menos comenzaron a desatar la corbata, lanzandola en alguna parte de la cama mientras las manos de YoonGi se situaron en sus nalgas para estrujarlas un poco; luego de quitar el saco y llevar más de media camisa desabrochada con sus labios fue dejando besos mariposa que iniciaban en la boca contraria, seguían por el cuello y culminaban en el pecho con una mordida juguetona que provocaba un movimiento involuntario en la erección de Lucifer.
Para cuándo YoonGi quedó desnudo de la parte superior, sus ansiosas manos se dedicaban a acariciar la suave piel por debajo de la bata. Quería arrancar toda la ropa y penetrarlo sin compasión, pero sus ganas de venerar cada centímetro del joven eran más grandes así que con paciencia deslizó la transparente bata desde los hombros para que cayera en el suelo, dejando a JiMin únicamente con su prenda de encaje, casi por impulso atrapó un rozado pezón entre sus labios, pasando su lengua con gentileza y succionando a ratos, ayudándose de la mano izquierda para jugar con el otro.
- Ahh- El primer gemido de JiMin se mezcló con sus respiraciones erráticas.
- Mi turno Minie- YoonGi se levantó sujetando a JiMin para dejarlo en el centro de la cama y separar sus piernas para quedar en medio de ellas, sin romper el contacto visual desabrochó sus pantalones y los bajó con todo y bóxer, liberando finalmente su glorioso miembro que ansiaba estar dentro del pequeño.
El Diablo no se preocupaba por nadie, no cuidaba a nadie, era brusco y solo buscaba su placer, sin embargo con JiMin sentía miedo de lastimarlo, de corromperlo.
Es que el Diablo nunca había amado a nadie hasta que conoció a JiMin.
Inclinó su cuerpo para dejar besos en el estómago cosquilludo del peliazul descendiendo sin prisa hasta topar con el encaje, sus manos se encargaron de quitar esa tela que lo separaba de esa gloriosa virtud un tesoro solo para el, la flor más exótica reservada para Satanás.
- Umg- Un gemido mas fuerte resonó cuando dejó un beso en el glande de JiMin.
Se volvió a incorporar solo para apreciar la espectacular obra de arte que yacía bajo él: en su frente empezaban a aparecer perlas de sudor, su pecho subía y baja anormal, y su pene libre de bellos con un color rosadito, era perfecto, un lienzo en blanco, una piel tan pulcra que pronto sería corrompida por su boca maldita.
Movió dos dedos en dirección a la virgen entrada más fue interceptado por una mano que lo detuvo.
- Quiero sentirlo
- No quiero hacerte daño- con la mano libre acarició la cara interna de sus muslos.
- No lo hará- debía prepararlo pero...- Por favor- era débil ante los caprichos de ese pequeño monstruo.
Aceptando, se inclinó hacia delante, jalando con una mano una de las almohadas para colocarla abajo de JiMin y darle más altura a sus caderas, luego separó el jugoso trasero, y sujetando su erección la llevó hasta esa bonita y pura entrada.
- Ahg~Ahh- la punta del pene ingresó despacio, abriéndolo sin llegar a ser doloroso.
"Se preparó para mí" una sonrisa llenó su rostro, mientras entraba por completo colocó sus palmas a cada lado de la cabeza de JiMin y se inclinó para besarlo con ternura, dulces besos que buscaban distraerlo cuándo el placer se volvió dolor y una lágrima salió de sus ojos.
- Oh Minie, eres delicioso- la voz de YoonGi estaba ronca- Tan apretado umh- los suaves besos se volvieron pronto necesitados y frenéticos.
Las embestidas iniciaron con el movimiento de caderas del peliazul, no eran desesperadas pero si fuertes y certeras.
- ¡YoonGi! Yoo..
- Aún no mi niño- saliendo de él le dió la vuelta para colocarlo en la pose de gato con la cara pegada al colchón y el trasero alzado, volviendo a entrar en él pero ahora con más velocidad, provocando que JiMin comenzará a gritar de placer, pidiendo por más.
Sujetando las nalgas de JiMin, su mirada llegó a su espalda, dónde del inicio de la cintura hacia arriba se extendían unas líneas deformes en tonalidades rojas y cafés hasta unos quince centímetros antes de los hombros.
El climax estaba muy cerca, así que las embestidas se volvieron casi animales y justo antes de acabar YoonGi depósito un beso justo en el centro de donde iniciaban las cicatrices.
- ¡Ahh! ¡Señor YoonGi lo amo!- no era cosa del placer, en realidad si lo amaba.
Esa noche YoonGi descubrió tres cosas: Primero, que JiMin amaba gritar de placer, la segunda, que en efecto su pequeño niño era un ángel y la tercera, que sin importar qué el amaba a JiMin como solo el diablo podía amar.
-Wattpad hace que me ponga triste, ¿Podrían volver a votar y comentar?
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PRINCE OF HELL
Fanfiction¿Qué hace un niño en el infierno? Eso, ni el diablo lo sabe. =>ADVERTENCIAS -Contenido homosexual -Lenguaje explícito -Violencia -YoonMin -TaeKook -NamJin -Ángeles -Demonios ∆Esta historia es mera ficción sin el fin de ofender a nadie, solo entrete...