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PIEDRA DE LUNA

Un día, en mi tercera semana con mi padre, vuelvo a casa temprano.

Normalmente me quedo con Jihoon y Seungcheol en SVT Café o en la zona del puerto marítimo. Lo que sea para evitar lo raro que se me hace estar en casa de mi padre. Pero mañana tengo examen de ciencias y quiero estudiar. Uso la llave que papá me dio y entro en su castillo.

Se oye el piano en el piso de arriba, pero como tengo que subir sí o sí, me dirijo hacia allí. Suena alto y claro, con breves interrupciones en las que se escucha un leve tintineo. Es una melodía complicada, quien la toca parece querer demostrar algo, como una declaración de intenciones. La música para y comienza de nuevo. En la parte difícil una palabrota sustituye al acorde correspondiente y alguien aporrea las teclas con fastidio.

Subo las escaleras con paso ligero y me quedo en la puerta del cuarto de juegos que es de donde viene la música. La puerta está entreabierta. Me asomo por la pequeña apertura y observo a Wonwoo, que está inclinado sobre el piano dándose de cabezazos contra el teclado. Me permito mirarlo un poco más.

Wonwoo se incorpora, mira el atril y toca la pieza de nuevo. De vez en cuando sus manos desaparecen de mi campo de visión, justo cuando toca las notas más altas. Sus dedos ágiles trabajan las notas con precisión y controla sin problema la parte complicada.

Lo más sencillo sería escabullirme y fingir que no le he escuchado, sin embargo, abro la puerta de par en par y empiezo a aplaudir fuerte; incluso silbo, y lo hago más fuerte aún. Me guste Wonwoo o no, he de reconocer que tiene talento.

Wonwoo sale disparado de la banqueta en la que está sentado.

—¿Q-qué...? Has llegado pronto.

—Tengo que estudiar para un examen. —Dejo caer la mochila contra la puerta—. Eso sonaba muy bien.

Wonwoo mira hacia atrás y observa por encima del hombro el piano y la partitura, que se le ha caído al suelo con la prisa con la que se ha levantado.

—¿Te gusta tocar el piano?

Cambia el peso de un pie a otro antes de contestar:

—Sí, ¿pasa algo?

¿Por qué está tan a la defensiva?

—No, no. Me gusta la música.

Me estudia unos segundos, luego, vuelve a sentarse en la banqueta.

—Yo quiero estudiar música, pero mi madre dice que es un mundo que tiene pocas salidas profesionales. Y menos aún para un pianista. —Se encoge de hombros—. Pero bueno, ya sabes lo que dicen: «El que sabe hacer, hace. El que no, enseña».

Sonrío.

—Sigue practicando, estaré en mi habitación.

—¿No te molestaré demasiado?

Niego con la cabeza.

—Siempre estudio con música.

—Empiezo y paro muchas veces. Sobre todo, con esta maldita pieza.

Pero su sonrisa revela que le encanta el reto, que quiere tratar de domar la música hasta poseerla del todo.

¿Esa es la imagen que doy yo cuando sostengo mis rocas?

—Hasta luego —le digo.

Cojo mi mochila y me arrastro hasta mi cuarto seguido por el «hasta luego» de Wonwoo y el sonido de los acordes del piano.

El «luego» del «hasta luego» llega antes de lo que esperaba. Esa noche, Wonwoo entra en mih abitación y me saca de la cama.

—Shhh —me dice, llevándose un dedo a los labios. Cuando le pregunto qué mierda le pasa, su dedo se posa cálido sobre mi boca—. No hagas ruido, ¿de acuerdo? Y ponte los zapatos.

Te quiero - MinwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora