Accidente indecente

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El príncipe de los sustos poderoso, atractivo, coqueto, galante, audaz y aventurado, se encontraba pegado a la pared fuera de la ventana de Francisca con una sensación de revoltijo en el abdomen, calidez en la cabeza y un revoloteo en el pecho; entre turbado, emocionado y...asustado.

Si bien no era la primera vez que encontraba a la castaña preparándose para dormir, era la primera vez que la encontró a medio cambio de ropa a ropa de dormir... recién salida de ¿nadar?

Por un instante había quedado paralizado observando la suave, elegante y definida de la dueña de la habitación, cada curva que resaltaba de la entera figura. Noto los suaves , largos y húmedos cabellos de la castaña; casi podía sentir la tersa y cálida piel que estaba siendo cubierta con uno de los tantos camisones que había visto con anterioridad.

Lo siguiente que supo es que estaba afuera del balcón, pegado a la pared con sus garras cubriendo su boca, mientras que la voz de Francisca preguntaba y llamaba por él, por el desconocido que acababa de verla casi desnuda...

Ahora años después se encontraba con la chica frente a él, sentada sobre su regazo dada la aparatosa caída, le traía a su mente aquel primer incidente, solo que ahora no había donde ocultarse, Frankelda lo había visto. Y pronto el calor en su rostro hizo que todo se nublara, aunque escuchaba tenue la voz de su escritora llamándolo...

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