La vida a veces te sonríe, naces comiendo con cucharas de plata, hija de alguien influyente, trabajas para la mejor universidad del país, eres increíblemente carismática y, sobre todo, hermosa (con una piel blanca como la leche, unos preciosos risos negros y unos ojos grises que hacen que todo hombre que te vea quede hechizado). Entonces eres Andrea.
Pero a veces, te jode y naces comiendo sin cucharas, hija bastarda de un don nadie, trabajas para una universidad estatal donde te pagan una miseria, careces casi completamente de habilidades sociales y, sobre todo, eres fea (nunca supe bien en qué radica la fealdad, pero sabes cuando la tienes, y la gente no se cansa de recordártelo silenciosamente). Entonces, eres yo.
Pero aún siendo yo, puede darse el increíble caso de que logres algo extraordinario, algo así como una cura para la gripe verde.
Naturalmente, no lo haces con ayuda del estado, ni de tu universidad, mucho menos por caridad de algún amigo. No, lo haces por tus propios y limitados recursos.
Pero entonces se te ocurre la terrible idea de pedirle ayuda a tu amiga de la preparatoria, Andrea. No la has visto en mucho tiempo, pero le has seguido la pista a causa de sus muchos éxitos.
¿Se puede ser bueno en física de partículas y química de polímeros al mismo tiempo o no fui la única a la que estafó?
La cosa es que lo hizo.
Un día la amas como la única amiga sincera que has tenido en años y al siguiente ella toma los apuntes y las muestras, y sale del laboratorio corriendo. Sus ágiles piernas de gacela, mis malditas piernas de pingüino, no la pude alcanzar.
La cosa es que ahora estoy aquí, parada en una oscura y ventosa noche frente a su lujosa casa. Viene conmigo mi mejor amigo César, quien es también mi crush y el novio de mi hermana.
- ¿Qué hacemos aquí?- me pregunta- se supone que iríamos al youth group con tu hermana.
-Si iremos, pero primero debo hacer algo antes, ayúdame a subir la cerca.
Estaba electrificada.
¿Quién electrifica su cerca y no pone un anuncio por lo menos? Es inhumano.
La casa de al lado no estaba electrificada así que subimos por ahí. Y la casa no estaba electrificada porque tenía un perro, perro que nos persiguió por el amplio patio y mordió el tobillo de César. Logramos saltar la barda a la casa de Andrea y caemos de bruces en el jardín. Por lo menos le arruinamos sus flores.
Ahora nos acercamos a la mesa, el plan es encender un periódico, meterlo por alguna ventana y activar las alarmas para incendios. Andrea, siguiendo el instinto, irá a resguardar toda la investigación de la cura; entonces ella saldrá de su casa y entraremos a robar dicho material.
Enciendo el periódico, pero no encuentro una ventana para meterlo a la casa, así que intento romper lo más silenciosamente posible una ventanita que hace las de tragaluz para la sala.
La ventanita hace más ruido del que debió hacer para su tamaño pero logro introducir el periódico en llamas. Las alarmas se encienden y corro rápido hacia la recámara de Andrea para ver sus movimientos desde la oscuridad.
Sus movimientos son los siguientes: Gritar como loca, correr en círculos y arrojarse por la ventana.
Cae justo frente a nosotros (la altura de la recámara no es muy alta así que no se ha hecho mucho daño), y lo primero que atino a decir es:
-El perro de tu vecino se metió a comerse tus flores.
- ¿Qué haces aquí? -pregunta confundida.
-Maldita, vengo a recuperar lo que es mío -le respondo cerrando los puños a causa de la rabia- No tienes idea de lo mucho que trabajé y sacrifiqué para desarrollar esta investigación.
-Quieres decir, mi investigación, el material utilizado es de mi universidad y no hay forma en que puedas probar que estuviste involucrada- me dice ella con malicia.
Me lanzo sobre ella y la golpeo. Es curioso cómo haber sido entrenada por los mejores luchadores del mundo te dota de una fuerza incoherente con tu esbelta figura. Ella me somete y me ordena salir de su casa, no sin antes amenazar con presentar cargos por allanamiento.
- ¿No era más fácil demandarla por robo de propiedad intelectual o algo así? - Me pregunta César.
Empieza a llover, César se enferma de gripe verde, Andrea patenta la cura, le dan el premio Nobel, no podemos pagar la cura, César muere y yo soy olvidada.
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Cuentos de mientras se mira por la ventana
PertualanganEstaré publicando pequeños cuentos que espero que me ayuden a corregir y editar para meterlos en concursos y así.