Los días pasaron y Litzy acudió nuevamente a la escuela, acompañada de Gael. Pasaban tardes enteras, conversando sobre cualquier cosa que no tratara sobre la muerte.
— Te ves bien. — dijo ella sosteniendo su mano.
Gael detuvo sus pasos para mirarla. Aquel rostro lleno de cortes y sangre, no dejaba de parecerle hermoso.
— Estás... — su voz sonó quebrada y llena de angustia, pero fue acallada.
— Shhh. Aún no. No lo digas. — murmuró colocando un dedo sobre sus labios.
— ¿Vamos al... Bosque?
Una mueca de disgusto se dibujó en su rostro al formular aquella pregunta, quería dejar de pensar que aquel día no había sido una pesadilla.
— ¿Me acompañas?
— Iría contigo a todas partes.
Ella bajó su mirada al suelo.
— No lo digas. Sabes que no puedes estar conmigo.
— Ojalá me hubiera quedado un poco más. Tal vez así...
— No. — negó sin soltar su mano — Si te hubieras quedado, sería lo mismo.
Ambos perdieron la mirada en las copas renacientes de los pinos luego del otoño. El verde brillante daba una satisfacción cálida a pesar de la frialdad del día.
— Recuerda regresar a casa.
— Lo haré. Cuando termine de ver las estrellas contigo.
Una canción comenzó a sonar en su reproductor de música, y ambos la conocían bien.
— Me hubiera gustado conocerte antes, Litzy.
— A mí también. — murmuró.
La ansiedad se abrió paso en su pecho, carcomiendo su actuación de paz, desencubriendo el caos que llevaba en el pecho.
— Me hubiera gustado que no murieras. — dijo llorando.
Litzy se recostó junto a él en el suelo, tomando su rostro entre sus manos.
Sus palabras fueron pocas pero dolieron como espinas, como dagas clavadas en la piel.
— Ahora que lo aceptaste debo desaparecer. — dijo con una sonrisa triste.
— No... — respondió en un suspiro apenas audible.

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O B S E S S I O N
Mystery / Thriller- Juega con sus manos... Hasta desangrarlas... Arranca la piel... Su sangre es dulce, como la miel...