O B S E S S I O N

14

— ¿Desde cuándo te fijaste en mí?

— ¿A qué te refieres? — respondió con otra pregunta.

— ¿Por qué no me dejaste solo como todos los demás? — lloró apretando sus ojos con fuerza.

— Yo estuve sola mucho tiempo. Viendo los días pasar en el encierro perpetuo de mi habitación... A veces llegaba a agradarme. Podía ver a los cachorros jugar sobre la acera, e incluso miraba a los niños jugar afuera. Pero era difícil no sentirse vacío viendo la felicidad de los demás.

— ...

— Al igual que tú, quería experimentar lo que era tener un amigo, un confidente, alguien que se dedicara a ti sin importar el resto. No necesitaba tener muchos amigos, sólo quería uno, y por esa misma razón terminé muerta.

— Litzy...

— Supongo que en esta vida hay cosas que nunca podremos tener a pesar de cuánto las deseemos. Entonces debes dejarme ir para cumplir con tus deseos, Gael.

— P-Pero tú eres...

— Sólo soy un fantasma. Uno que ama la compañía de personas que no pueden sanar. Al igual que tú tengo el alma rota, pero fue un error intentar reparar algo que no tiene arreglo.

El silencio se extendió entre ambos, dejando a su paso, el sonido de la naturaleza.

— ¿Qué se siente estar del otro lado? — preguntó acallando las voces en su cabeza.

— Es frío. Más de lo que se experimenta en la soledad. Es oscuro, no existen estrellas para apagar la inmensidad de la penumbra. Es vacío, puedes sentir o no, dependiendo de lo que deseas... Pero sólo puedes sentir dolor, angustia, tristeza. No es diferente a estar vivo, pero es mucho más complejo.

— Quiero acompañarte.

— No puedes venir. No estás solo del todo, tienes a personas que te aman. Nadie te abandonó, sólo yo.

— Pero estuviste cuando nadie estaba.

— Y seguiré ahí, cuando me necesites.

— Si regreso... ¿Lo prometes...?

Sus ojos oscuros lo miraron una vez más, determinando la cercanía de sus respiraciones acompasadas y adoloridas por el adiós.

— Lo prometo.