Un mes después.
Lalisa jugaba con su celular y de vez en cuando miraba a sus compañeros hacer las actividades de educación física, a veces le daban ganas de hacerlos con ellos, pero en definitiva ése día no quería, prefería quedarse allí simplemente observando.
Dejando de ver a sus compañeros desvió la mirada hacia la gradería en donde sintió una fuerte mirada, encontrándose con JiSoo a lo lejos, en el lado de los del equipo de básquetbol, lugar en el que la mayor parte del tiempo la veía.
Hubo un breve intercambio de miradas para que luego la tailandesa desviara su mirada nuevamente a la pantalla de su celular y luego sus compañeros y la profesora.
Lo pensó y se puso de pie y con cuidado de no ser notado caminó entre las gradas hasta llegar al lugar en el que estaba JiSoo fumando y viendo a JongIn jugar básquetbol con el resto del equipo.
— Sigo sin entender cómo hace para estar aquí siempre. — comentó pasando la valla y tomando asiento a su lado.
— ¿Por qué? Es agradable. — dijo soltando el humo.
— A mí me aburre. — hizo un mohín y la miró — ¿Cómo nunca le dicen nada? — cuestionó señalando el cigarrillo.
— No lo sé. Creo que ya se dieron por vencidos. — se encogió de hombros.
— ¿Por qué?
— Porque ya se dieron cuenta de que soy un caso perdido. — dio una calada y sonrió de lado mirando a Lalisa.
— Eso no es cierto. — arrugó su nariz.
— Para ti no es cierto. Pero la realidad es que sí lo es. — suspiró y tiró la colilla a sus pies para luego pisarla.
— ¿Por qué piensa eso? Éste año nos graduamos, íbamos a una buena universidad, tendremos una buena carrera y un buen trabajo y...
— ¿Para qué? — la interrumpió — ¿Para qué quiero todo eso, Lalisa? Lo único que quiero no lo volveré a tener ni con todos los títulos del mundo. — murmuró sacando el encendedor de dentro de su chaqueta.
— JiSoo. — insistió y le arrebató el encendedor, captando toda la atención de su mayor — Deje de hacer esto.
— Lalisa... dame el encendedor. — suspiró con cansancio.
— No. Esto no está bien. — lo alejó de ella estirando su brazo y JiSoo solo asintió regresando su vista al frente.
— ¿Por qué no estás con ellos? — preguntó refiriéndose a sus compañeros; prefería cambiar de tema antes de iniciar una discusión innecesaria.
— Tengo asma. — respondió — Además tengo... eso. — murmuró y JiSoo frunció el ceño.
— ¿Eso? ¿Qué es eso? — Lalisa solo señaló sus pantalones y JiSoo captó — Ah... eso. — sonrió divertida — ¿Por qué no sólo dices que tienes la menstruación o de mejor forma, que estas en tus días?
— Se escucha feo. — arrugó la nariz.
— Así se llama.
— Lo sé. Pero no me gusta.
— Bien. — suspiró y miró el encendedor en la otra mano de la tailandesa — Después de esta clase, ¿cuál sigue?
— Arte, ¿por qué?
— Por nada. Solo curiosidad. — murmuró y se acercó a la tailandesa hasta inclinarse y tomar el encendedor por sobre la mano de ella — Suéltalo. — mascullo.
— No. Le dije que es malo. — reprendió afianzando su agarre.
JiSoo no dijo nada y comenzó a forcejear para poder conseguir tener en su poder nuevamente el encendedor. Se había vuelto tan dependiente a fumar que si pasaba mucho tiempo sin hacerlo se estresaba o enojaba fácilmente.
Entre el forcejeo y algunas maldiciones por parte de la surcoreana, el encendedor se abrió y se encendió, quemando así, accidentalmente a la tailandesa quien inmediatamente lo soltó.
— Oh no. — JiSoo se asustó ante el quejido de Lalisa y también soltó el encendedor dejándolo caer en la gradería — ¿Estás bien? — cuestionó viendo como la tailandesa hacía presión sobre su mano izquierda como si eso quitara el dolor.
— Duele. — jadeo inflando sus mejillas como si estuviera cerca de llorar.
— Lo siento. Lo siento. Fue mi culpa. — musitó de una forma poco entendible — ¿Quieres ir a la enfermería? Yo te llevo, yo...
— Estoy bien... — murmuró con voz queda.
— No. Iremos a la enfermería. — afirmó y se puso de pie, recogió el encendedor y lo guardó — Vamos.
Lalisa se puso de pie y JiSoo la ayudó a bajar de allí para luego caminar hacia afuera del gimnasio, aún si llamaba la atención de quienes estaban allí, no se detuvo y continuó caminando manteniendo su mano alrededor de la cintura contraria para mantenerla lo más cerca posible.
Al llegar a enfermería JiSoo explicó lo que había pasado y la enfermera la reprendió mientras curaba la herida de la tailandesa, la cual no fue tan grave. La desinfecto con cuidado y buscó una crema en sus cajones.
— Ponte esto por una semana y sanará rápido sin dejar marca. — dijo la mujer dándole un tubo de crema — Y tú. — señaló a JiSoo — Los encendedores son prohibidos para menores de edad, y en está institución, pero no diré nada por esta vez, espero que no se repita. — sentenció y JiSoo asintió — Ahora, con permiso, me llaman en el salón de química. — hizo una leve inclinación y JiSoo y Lalisa también.
Lalisa miraba el tubo en sus manos aún sentada en la camilla. Su mano ya no dolía, pero ahora debía de tener cuidado.
— Perdón. Fue una estupidez, no debí intentar quitártelo. — suspiró y miró a la tailandesa.
— Estoy bien. No es tanto. — murmuró jugando con la etiqueta de la crema.
— Por dicha. — metió las manos en sus bolsillos y sacó el encendedor — Toma.
— ¿Para qué?
— Te molesta que fume, ¿no? Pues si no tengo encendedor no puedo encender los cigarros.
— Entonces, deme los cigarros también. — dijo extendiendo su mano y JiSoo sacó una cajetilla medio vacía y se la dio — Ahora, vamos. Hay clases. — se bajó de la camilla y comenzó a caminar.
JiSoo no dijo nada, solo la siguió. No tenía pensado ir a clases, pero al parecer Lalisa si lo pensaba así que iría. Incluso no pensó que podría darle la cajetilla y el encendedor pero se lo dio por un simple impulso.
Tal vez Lalisa era ése ángel que podría sacarla de toda aquella mierda de una vez.
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Fake Bad Girl [𝓛𝓲𝓢𝓸𝓸] •COMPLETA
RomanceKim JiSoo tiene la fama de ser la típica chica mala y ruda que molesta a todos y se mete en problemas, incluso tenía su grupo de amigas que hacían eso justamente, aunque tal vez, aquello solo era una fachada, una fachada que amenazaba con ser descub...