𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝟣𝟤. 🍡

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JiSoo se quitó su sudadera y la guardó en la mochila, y aquello de cierta forma había disipado el olor a tabaco. Caminaba en silencio al lado de la tailandesa quien tenía una llamada con su madre y le comentaba que llevaría a la surcoreana.

Al estar a tan solo unos pasos de la casa de Lalisa, JiSoo tomó aire, sintiéndose algo nerviosa, no estaba del todo lista, además de que no sabía el porqué le preocupaba tanto la impresión que fuera a dar. Inhalo, exhalo y quedó al lado de Lalisa mientras abría la puerta de entrada.

Al abrirla el olor a comida llegó a ambas, haciendo que el hambre que JiSoo tenía saliera a flote, sacudió su cabeza y acomodó su cabello antes de entrar.

— Sí quiere, deje su mochila en el sofá. — dijo Lalisa al notar como JiSoo veía a su alrededor con duda.

— ¿Segura? — Lalisa asintió y JiSoo hizo lo que ella le pidió.

— Vamos. — hizo un ademán y JiSoo la siguió hasta la cocina — Hola, mamá. — saludó y la mujer de espaldas se giro.

Era más pequeña que Lalisa, de cabello castaño como su hija, ojos cafés y una sonrisa amable. Abrazó a la tailandesa y luego miró a JiSoo con esa misma sonrisa.

— Tú debes de ser JiSoo, ¿cierto?

— Sí, señora. — respondió e hizo una pequeña reverencia.

— Liz me ha hablado mucho de ti. — mencionó con una sonrisa aún más grande.

— ¡Mamá! — chilló la tailandesa inflando sus mejillas con un notorio sonrojo que hizo a JiSoo sonreír a su madre reír.

— Como sea. Vamos a comer. — invitó poniendo tres platos en la mesa — JiSoo, ¿alguna vez has probado la comida tailandesa? — preguntó ya estando las tres en la mesa.

— No, nunca. — respondió tomando los palillos y viendo la comida; se veía deliciosa.

— Bueno, espero que te guste. — sonrió y JiSoo igual.

Al llevar un bocado a su boca lo masticó con lentitud, disfrutando los distintos sabores que se colaron en sus papilas gustativas. Al acabar y tragar miró a la madre de Lalisa y sonrió.

— Sabe bien. — susurró y la mujer sonrió.

— Me alegro de que te haya gustado.

Se mantuvieron en silencio con sólo uno que otro intercambio de palabras entre Lalisa y su madre preguntando por su día. Al acabar ambas mujeres tomaron los platos para lavarlos y luego secarlos.

— JiSoo. — llamó la mujer y la surcoreana puso toda su atención en ella — Noté la venda en tu mano, ¿te pasó algo? — preguntó con un tono maternal que JiSoo ya no recordaba.

— Yo... me caí. — mintió mirando a la tailandesa — Solo es un esguince, la enfermera del instituto dijo que estaría bien en dos semanas. — explicó y la mujer asintió no muy convencida.

— ¿Te puedo preguntar algo un poco más personal? — indagó sacando otros tres tazones y buscando algo en el freezzer.

— Claro. — accedió viendo a la mujer servir helado de vainilla.

— Por curiosidad le pregunté a Lalisa y ella me confirmó que fumas. — comentó dando los tazones y sentándose para comer también — ¿Cómo lo haces? Digo, los cigarros y los encendedores están prohibidos para menores de edad.

— Oh... mh, tengo veinte años. — respondió en un murmullo — Repetí en el primero de primaria, y último de instituto.

— Entonces, el año pasado debiste haber acabado, ¿cierto? — preguntó y Lalisa quería que la tierra se la tragara allí mismo.

— Sí. Hubo un percance y no asistí todo el año. — dijo con notable incomodidad y la mujer entendió que ese no era un tema que debía tocar.

— Y... ¿en dónde vives? — cuestionó, cambiando de tema.

— En los condominios Wong. — contestó y la mujer abrió sus ojos en grande.

— Tus padres tienen dinero. — afirmó.

— Sí, se podría decir que sí. — de encogió de hombros.

Hubo algunas preguntas más superficiales, como materias favoritas, o incluso cuales compartían, contando solo con idioma. Al acabar de comer JiSoo agradeció la comida y dijo que debía irse a su casa antes de que se hiciera más tarde.

Al salir Lalisa la siguió con rostro apenado, no creyó que su madre iba a comenzar a hacer tantas preguntas algo innecesarias, aún si la surcoreana le había dicho que no había problema.

— Perdón por eso. Mamá suele ser algo sobreprotectora y quería saber de ti. Pero no pensé que haría eso. — murmuró mordiendo su labio.

— Descuida, me han preguntado cosas peores. — bromeó un poco y Lalisa sonrió.

— Bueno, nos vemos mañana.

— Sí... hasta mañana. — la miró una última vez y emprendió camino a su casa.

Sacó su sudadera y se la puso, sacando la cajetilla junto al encendedor, sacó un cigarrillo, lo prendió y se dispuso a fumar en lo que llegaba a su casa, y disfrutando de aquel último ya que tendría que comprar hasta el día siguiente.

Aún con todas aquellas preguntas la madre de Lalisa le había caído bien y esperaba que ella también le haya caído bien. Por alguna razón era lo que más deseaba, aún si seguía sin entender muy bien porque.

 Por alguna razón era lo que más deseaba, aún si seguía sin entender muy bien porque

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Dato: la mayoría de edad en Corea es a los veinte, por si alguien no sabía.

Fake Bad Girl [𝓛𝓲𝓢𝓸𝓸] •COMPLETAWhere stories live. Discover now