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—C H A P T E R T E N—
Ese sujeto.
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Como siempre se ha dicho: la calma viene después de la tormenta. Eddie se encontraba sentado, con una increíble paz invadiendo cada molécula en su cuerpo, sobre una de las bancas en la plaza donde había "liberado" al par de gallinas. La fémina se encontraba un poco inclinada en su regazo, con su cabeza en su hombro derecho y sus piernas estiradas en el espacio libre del largo asiento, mientras el castaño movía un mechón de cabellos rebeldes que se encontraban en su rostro.
—Él se llama Don Quijote, y el que está junto a el se llama Sancho Pansa—Explicó al simbionte—Dos personas diferentes, con visiones diferentes del mundo, diferentes maneras de hacer todo, a veces no se caían muy bien pero al final, se esforzaron por sacar lo mejor del otro—Finalizó haciendo unas perspicaz comparación con el vínculo que ambos tenían para con el otro.
El castaño observó a la fémina aún dormida plácidamente, la tiara en su frente ya había desaparecido, pero aún así le preocupaba el hecho de que ella nuevamente dejara de respirar y que esa ocasión fuera la definitiva.
—Tienes que despertar—Pidió en un susurro—Aún tenemos que hacer como un millón de cosas—Eddie rió un poco al recordar todas aquellas menciones y lugares que la castaña le había estado solicitando visitar prometiendo que se su conducta seria la mejor—Aún hay cosas que tengo que mostarte—Murmuró.
"Eddie. Llegó el momento". Habló el simbionte. "Debo irme sólo. A mí es a quien buscan". Argumentó Venom. "Y ella no está en condiciones para escapar de un montón de militares mediocres".
—Si—Suspiró—Bueno mi querido Sancho, los hechos son el enemigo de la verdad.
"¿Y eso qué significa?".
—Significa, significa—Hizo una pequeña pausa—Que nosotros somos Ve..
