cap.3

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El día era nublado, parecía que dentro de poco lloraría el cielo.

Esos días Damian F, le gustaba quedarse acurrucado contra el soporte que tenia y que le brindaba calma, pero ese día no sería así.

Se levantó y fue el primero despertó en todo el departamento, cargo con sumo cuidado al pequeño Kent y lo llevo al cuarto donde la versión adulta dormía.

Puede que no se un gran cocinero, pero algo sabia y podía seguir una receta con un poco de dificultad.

Antes de empezar el desayuno entro a ver a su pequeño yo.

El estaba mirando la nada, como si pensara que hacer.

Su versión adulta sabia el caos interno que era él, un volcán de emociones retenidas, que quieren salir como lava.
Palabras atragantadas en la boca, como si tomaras una pastilla sin nada, sintiendo el  sabor amargo de mantener ello.

Se acercó caminado con calma, para sentarse a su lado.

- ¿dormiste?- cuestiono su yo adulto con calma.
- un poco- confesó con amargura abrazando sus piernas.
- hoy saldremos a comprar- informar el adulto, para poner su mano en la cabeza del menor.
- esta bien- respondió dejando se caer.

Ambos eran la misma persona, apesar del tiempo seguían siendo lo mismo.
El dolor, el miedo, la tristeza y la ira era la misma, incluso seguía escondido cosas de las personas que aman.

El adulto le dio espacio al pequeño, empezando a preparar algo de comer.

Poco a poco fueron llegando todos a la cocina comedor, donde se sentaron a comer, esos panqueques sin forma, pero aún así tenían buen gusto.

Los dos menores no se dirigieron la palabra, ya no estaban enojados, pero uno no sabía cómo arreglar el gran error que cometió, mientras que el otro sabia que el menor tenía razón, aún así dolía.

Los adultos compartían miradas, pero sabía que era el problema de los chicos y que ellos tenían que arreglarlo.

Aun así ayudarían.

Antes de salir de compras, la versión adulta de Damian tomó las medidas de su joven yo, para luego retirarse unos minutos.

Sabia algo de costura y confeccionar ropa, aunque no era gran fan de eso, haría una prenda para los menores, así podrían salir.
Con ayuda del pequeño Kent, lo llevó a una de las habitaciones que estaba cerrada.

Ahí habían muchos lienzos, un violín, guitarra y piano, pinceles, cuadernos de dibujos, etc., alguna cosas estaban tirando otros no.

Mientras tanto el pequeño Wayne ayudaba a Jon aguardar las cosas, no hacía nada de ruido, poniendo algo nervioso al mayor.

-¿como dormite pequeño Damian?- cuestiono Jon mientras lavaba los platos.
- bien- dijo cortante mientras secaba.
- D, en serio lo siento mucho- dijo Jon mirando al pequeño.
- lo dijo el bebé llorón se mi tiempo, no tu. Así que no te disculpes por eso- dijo sin prestar atención a la mirada triste.
- ya veo- soltó cansado el mayor.

- ¡TERMINE!- se escucho el grito de Damian feliz, para luego ver al adulto más bajo, tomar de los hombro a su yo niño.

Ahora cada uno de los niños tenía ropa de su talla, con eso podrían ir a comprar.

El viaje fue a pie, ya que supuestamente no estaba lejos.

Al llegar era un centro comercial, entero con calma dividiendo cada adulto lo que iban hacer.

Damian iría con su pequeño yo a buscar algunas cosas a una tienda de artes, Jon iría con su versión de niño a comprar los víveres de la semana.

Todo iba tranquilo dentro de todo.

Damian F, miraba los objetos de arte, tomando algunos lienzos, pinceles, lapices, pinturas, etc.
El chico de trece solo mira a su yo adulto agarrar feliz algunos cosas, mientras que el solo miraba a la nada, si no fuera porque una señora le dio el susto del año por estar distraído.

- ¡Damian! ¡¿ este niño vino contigo?!- cuestiono la mujer de unos cuarenta y tantos.
- ¡SI!- grito desde lejos- ¡es mi primo!- grito para acercarse.
- ¿como te llamas pequeño?- pregunto la mujer con amabilidad.
- mmm, Thomas- dijo tranquilo mirando a su yo mayor.
- es un lindo nombre- dijo la mujer feliz, para mirar a Damian F- llegó lo que me pediste.
- genial- dijo feliz, para seguir a la mujer.

El menor seguía de cerca a su yo adulto, viendo como este recibía una caja de temperas de colores primarios y metálicos.

Se notaba bastante feliz el chico, podía jurar que sus ojos brillaban de felicidad.

Mientras tanto el pequeño Jon solo caminaba triste al lado de su yo adulto, quien leía una lista de productos que necesitaban comprar.

- Damian me odia- solto triste, para empezar a sollozar.
- cuando D, decía que era un llorón era enserió- murmuró para el mismo el adulto, tomó algo de aire y con calma lo tomó de los hombros- Damian es algo complicado, y no creo que te odie, más bien el solo está asustado, y no lo niegues, tu escuchas sus latidos- viendo como el niño solo se ponía rojo.
- yo... no escucho sus latidos- se defendió con la cara roja.
- ¿entonces como encontraste a Damian adulto?- dijo con un sonrisa tan Lane.
- porque... esta pensando que algo malo le paso y quería saber que estaba bien, y cuando escuche ese latido me llamó la atención- dijo jugando con sus dedos muy nervioso.
- te recuerdo que soy tu de 20 años- dijo revolviendo el pelo del menor.
- ¿tu sabes porque estoy así? ¿Estoy enfermo? ¿Soy raro?- empezó a preguntar el pequeño.

El adulto solo miro al menor un momento, noto el miedo ni saber que tenia, pero también le dio algo de gracia ver su cara con leves retoques rojos.

Pensó un poco y miro a su yo pequeño, para ponerse a su altura.

- ¿te que parece si compramos algunas cosas que le gusta a Damian?- interrogó con calma.
- así él, ya no estará triste- dijo feliz pata seguir con las compras.

Ambos Wayne estaba cansados de esperar, llevaba muchas cosas de arte, mientras estaban sentados en sillas esperando.

Fue luego de un rato que aparecieron los dos Kent, el pequeño con una sonrisa, mientras que el mayor parecía estar sufriendo por cargar todo.

El pequeño Jon se acercó corriendo a su Damian, para entregarle dos bolsas negras, quien solo lo miro juzgando al menor.
- ¿que - no pudo terminar de hablar el mayor de los niños.
- perdón por lo que te dije, no quería decir eso. Yo se que tu papá y tus hermanos te quieren mucho, y señor Alfred te adora más que nada- pensó un poco con la cara roja, para empezar a llorar de nuevo- yo enserió lo siento mucho-
- ya no llores idiota llorón, te lo digo ahora y no planeo decirlo otra vez. Deja de llorar por mí- pensó unos minutos lo último que dijo, para ponerse rojo y pegarle un puñetazo en la cara.

Los dos adultos se dedicaron una sonrisa, mientras que Jon sonreía feliz siguiendo a Damian que le gritaba y en algún momento insultaba sonrojado.

Fue ya por la noche mientras dormía Jon, que Damian revisión los regalos.
Dos barras de chocolate y cuaderno de dibujo, haciendo sonreír al mayor de los niños, esta feliz por ese regalo, pero no se lo diría de frente.

Sin saber que cierta persona adulta estaba vigilando a los menores.
- Jon para con eso- pidió cansado su pareja.
- vamos Dams, son un niño de 10 años y uno 13- dijo mirando a su pareja quien le dio una pequeña patada.
- si, estas haciendo la insinúa que creo que haces, eres un idiota y de paso un pervertido de primera mano- se quejó.
- vamos Dami- pidió para acercarse y darle pequeños besos al mayor.
- Habibi déjalos en paz- pidió con una sonrisa.
- esta bien, pero quiero besos de regalo y que me digas que me amas- dijo con una sonrisa radiante.

Damian puso los ojos en blanco y beso a su pareja, para luego susurrar un "أحبك يا حبيبي أبكي".
Siendo el menor de los adultos que se quejó por eso, ya que no sabía que le decía su pareja.

Feliz navidad y un regalo atrasado xdxd.
Espero que les guste, y comenten, los amo 💐💙🐰

El pasado en el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora