Cuando tenía cinco años Izuku enfrentó su primer corazón roto. Y no fue por un amor no correspondido de la infancia o un capricho no cumplido, fue algo más desafortunado; su padre lo había abandonado.
Recuerda haberse aferrado a la pierna de aquel hombre, haberle suplicando que se quedara y lo quisiera, pero solo había obtenido una promesa de volver en su cumpleaños.Nunca volvió y nunca llamó.
Esperó durante años en la misma banca del parque a que su padre regresara. Eventualmente esperar se volvió aburrido y dejó de hacerlo. Eventualmente entendió que su padre jamás volvería. Eventualmente su dolor desapareció.
Y no había vuelvo a sentir un dolor parecido hasta ahora.
Se había preparado mentalmente para ver un omega cansado, con ojeras y tal vez un poco más delgado, pero la imagen frente a él rompía en pedazos su corazón y lo hacía sumergirse en una nube de culpa y preocupación. Hitoshi estaba sobre la camilla; con la piel pálida, la cara delgada y la respiración tan lenta que parecía dejar de hacerlo de a momentos. Había un tubo delgado debajo de su nariz facilitándole el oxígeno y en uno de sus brazos se conectaba un suero de color verde pálido.
Su Hitoshi no merecía eso.
Había tomado su mano, la cuál aún conservaba algo de calor, para besarla con delicadeza. Hizo lo mismo con su desordenado cabello y mejillas, repartiendo suaves besos con la intención de despertarlo.
Los ojos de Hitoshi se abrieron con dificultad, el cansancio le pedía volver a dormir y la desesperanza no le daba razones para negarse. Llevaba así varios días, durmiendo todo el tiempo con el simple deseo despertar llevando una marca en el cuello y nada de dolor en el pecho. Pero no había un alfa cuando despertó, ni tampoco el molesto dolor en el cuello que le mencionaron, solo una bonita mirada esmeralda que le miraba con afecto.-¿Izuku?
-Hola 'toshi.
-Oh... Entonces sí morí... No importa, me gusta este paraíso.
Izuku se rió, porque le recordó a si mismo cuando se separaron por primera vez, a lo patético que había sido y nunca quería volver a ser. Había hecho muchas promesas y pensaba cumplirlas, comenzando con el para siempre que se habían jurado.
-Lo siento, yo... Oye, no me ignores.
Hitoshi estaba enojado con él, tenía razones para estarlo, se rehusaba a escuchar explicaciones o cualquier disculpa barata según sus palabras.
Le llevó tiempo convencerlo de escuchar su explicación sobre la mentira que había creado respecto a la marca, había estado avergonzado en todo momento mientras se lo contaba pero su omega lo escuchó atento y sin interrumpir.
Al final de la historia Hitoshi se quedó en silencio observándolo, en una lucha interna por saber cómo reaccionar. Izuku esperó a que su omega hablara pero al no obtener respuesta suspiró dramático.-Puedes gritarme o llorar si eso te hace sentir mejor.
-Lo que quiero es abrazarte.
-Te abrazaré hasta que terminemos fusionados viajando a través de la materia.
-Sin el viaje en la materia está bien... Te extrañé.
Al tenerlo entre sus brazos liberó su aroma mentolado para tranquilizarle, darle esa calma que tanto necesitaba y la prueba de que era real. De que estaban juntos y está vez era para siempre.
Los ojos violeta se encontraron con el esmeralda mientras eran rodeados por fresco olor a menta y el tenue aroma de moras. Un minuto pasó, luego otro y otro, pero el sentimiento de paz y pertenencia no se desvanecía, ambos habían esperado mucho para estar ahí.
Fue Histoshi quien lo besó primero, un roce débil y cariñoso que fue bien recibido por el contrario. Se besaron con anhelo, nostalgia y deseo. Nada en el mundo era más importante.
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Destino || ShinDeku || Omegaverse
FanficShinsō Hitoshi había nacido para gobernar. Desde sus seis años demostró una gran destreza en el combate cuerpo a cuerpo; era fuerte, ágil, inteligente y calculador. Llegó incluso al alto nivel de los alfas Todoroki y Bakugou. Un perfecto alfa. Sin...