Ya era tarde cuando volvió a su hogar.
El sol comenzaba a ocultarse y el cielo se teñía de tonos cálidos.
Jamás había estado tanto tiempo fuera de casa.Mina había tomado un taxi para volver a su hogar después de prometerle que seguiría vivo el día siguiente, luego comenzó con su caminata las pocas calles que le quedaban. Ya tenía decidida su pequeña mentira, algo sobre trabajos atrasados y maestros estrictos.
Era lo único que podría funcionar con su padre.
Sin muchas ganas abrió la puerta de su hogar, se quitó los zapatos y caminó dentro de la casa. No le sorprendió ver a su padre esperando en uno de esos carísimos sillones (que solo utilizaban en reuniones de negocios) mientras su madre se movía inquieta detrás de él.
Su hermano mayor, Hiashi, lo miraba desde las escaleras con expresión preocupada, oculto tras su negro cabello.-Padre, me disculpó por tardar demasiado -comenzó- Sucedieron unas cosas en la escuela que me hicieron retardar.
-Lo sé y espero que lo hayas conseguido, de otra forma no justificaras tu ausencia. El deporte es algo en lo que solo los alfas se desarrollan con normalidad, tú cómo mi hijo debes hacerlo -explicó con obviedad- A pesar de ser... De estar en tu condición, estoy seguro de que lo conseguiste¿no es verdad?
Antes de poder preguntar de qué demonios hablaba una mano le tomó firme del cuello (sin lastimarlo realmente) y lo jaló hacia atrás. Reconoció el aroma a madera y el cabello del mismo color al suyo, se trataba de su otro hermano, Takumi.
¿De dónde salió?
-¡Por supuesto que lo ha logrado, Padre! Debiste verlo, el entrenador a quedado encantado con él, estoy seguro que mañana anunciará su entrada al equipo ¿Verdad Hitoshi? -la mano en su cuello le presionó ligeramente-.
-Sí, sí así es -su mente no pudo registrar más, solo había logrado decir esas simples palabras que al parecer agradaron a su padre, luego su hermano comenzó a hablar sobre lo duros que habían sido los demás alfas del equipo al comienzo de la prueba y como Hitoshi se había adaptado rápido a su modo de juego para darles una paliza, de no saberlo creería que era real ¿De dónde había sacado su hermano esa mentira?-.
-En ese caso, te felicito -la mirada de su padre los recorrió por completo buscando algún indicio de mentira, sin embargo no pudo encontrar nada- Deberás comunicarme las horas de entrenamiento para ajustar tu horario, solo por esta vez no habrá castigo, pero no vuelvan a darse esas libertades sin consultarme antes porque tendrán problemas. En especial tu Hitoshi, tu nueva condición de "omega" ya te ha quitado mucho.
-¿Quitarme? Sigo teniendo las mismas capacidades, no tengo una enfermedad terminal o algo que me limite.
-No sabemos el porqué de tu cambio, puede ser algo temporal o, en el peor de los casos permanente, además de que podría ser indicio de alguna enfermedad hormonal.
-Es ridículo padre, no estoy enfermo, esto no es una enfermedad -el omega dió un paso al frente, detenido solo por la mano de su hermano en el cuello- ¿Que tan malo es tener un hijo omega?
-Yo no tengo un hijo omega, no lo tenía, mis tres hijos son alfas. No sabemos porqué cambiaste y eso es algo para preocuparse.
-Sí, claro, estás tan preocupado que ni siquiera te acercas a mi -hizo caso omiso al llamado de su madre, no podía simplemente ignorar las palabras de padre como él hacía con las suyas- Pusiste una pared enorme entre nosotros desde que me recogiste del hospital, no soy contagioso, Padre.
-Eso es ridículo Hitoshi, sé que no eres contagioso, simplemente estoy preocupado por tus hermanos.
-¿Mis hermanos? -miró hacia las escaleras, Hiashi tenía una mueca de disgusto y Takumo miraba desaprobatorio a su padre, ninguno de sus hermanos había limitado el contacto con él- No voy a hacer que cambien su género solo por tocarme, mi "condición" no se contagia, creo que solo tú piensas eso.
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Destino || ShinDeku || Omegaverse
FanfictionShinsō Hitoshi había nacido para gobernar. Desde sus seis años demostró una gran destreza en el combate cuerpo a cuerpo; era fuerte, ágil, inteligente y calculador. Llegó incluso al alto nivel de los alfas Todoroki y Bakugou. Un perfecto alfa. Sin...