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DOS DE LAS MADRIGAL estaban junto a Victoria paseando por un campo que la última había encontrado recientemente

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DOS DE LAS MADRIGAL estaban junto a Victoria paseando por un campo que la última había encontrado recientemente.

—¿Saben? A veces siento que las entiendo...

—¿A qué te refieres? ¿por qué Dolores?— preguntó Mirabel— ¿Estás enamorada del chico con el que sale tu prima? ¿te gusta Camilo?

—¿¡Eh!?— exclamó la muchacha sintiendo cómo sus mejillas se calentaban— En primer lugar, no. En segundo lugar, ¿qué tiene que ver Camilo en todo esto?

—Mirabel, no seas chismosa— musitó la de súper audición tratando de mantener la compostura—. Bien, dime por qué.

—Bueno, tú sabes. Supongo que ponen mucha carga sobre todos ustedes, pero de alguna forma lo siento más pesado en ti, Dolores. Debe ser muy difícil escuchar todo y aún así mantenerte serena.

—Eh... Sí— dijo para luego quedarse en silencio un momento—. Pero no hablemos de eso, uh, creo que Camilo viene para acá. Cuéntame, ¿hace mucho son amigos?

—Un poco antes que comenzara a conocer a Lucía. Pero espera, ¿cómo—? Ah, súper-audición. Él es un buen amigo, siempre me hace olvidar la noción del tiempo y es genial. Aunque a veces es tonto. Cambia mucho de un momento a otro o a veces está hablando y ¡Puf! Se le separan los ojos. Empiezo a sospechar que eso sucede cuando miente o cosas así.

—¿Por qué lo crees?

—Hablábamos del pan que Lucía había hecho. Él quería parecer amable, pero mi hermana confundió los tiempos y se quemaron. Pregunté si le gustaron y Camilo exclamó que sí, pero luego sus ojos se distorsionaron.

Las tres rieron para que luego Dolores tomara del brazo a Mirabel.

—¡Iremos a la tienda por algunos ingredientes para mi madre!— gritó la chica de gafas para luego disculparse con su prima. Ese grito debió doler.

Victoria se quedó ahí mientras dibujaba concentrada un picaflor que se había varado en unas plantas. Cuando estaba añadiendo un poco de color, Camilo la asustó por detrás haciendo que el animal volara y que García arruinara su dibujo.

—Ups, lo siento, Vicky. No pensé que fuera serio.

—Ya, déjalo. ¿A qué vienes?

—Auch, Victoria García eres hiriente y directa— murmuró él como si le hubiera dolido algo en el corazón—. Vengo a pasar el rato. Sabía que Mira y Dolores estarían acá contigo, pero no las veo. ¿Finalmente se han vuelto invisibles?

—¿Te parece que en vez de hablar cosas tontas disfrutemos del silencio?

—Lo intentaré.

BONHOMÍA   ::   camilo madrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora