El parto.

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LOS JÓVENES NOVIOS AGUARDABAN fuera del cuarto de Dolores. Era un momento sumamente importante y no podían esperar más. ¡La única hija de Pepa estaba a punto de dar a luz!


—Ya no aguanto, voy a entrar— finalizó Camilo sin dejar de pasearse alrededor de la puerta.


—Camilo, no seas impaciente, yo estoy igual de emocionada que tú, pero debemos dejar a Loles tranquila, debe estar bastante estresada y no ayudaremos en nada.



—Pero es mi hermana— se quejó él.



—¿Por qué no vamos a comprar unas flores para cuando podamos entrar?



—¡Isabela puede hacer eso!— dijo el enrulado siendo tirado del brazo por Victoria—. Me tratas igual que a Antonio.



—Por lo menos Toñito no se queja tanto como tú— concluyó y siguió caminando hasta que sintió cómo sus dedos se entrelazaban.

Vicky bajó la mirada hasta sus manos, sentía cómo su cara se volvía color carmesí ya que aún no estaba acostumbrada a esos actos de novios.
Volteó mirando el camino, sabiendo que si cruzaba miradas con Camilo, él la molestaría.

Maldijo a lo bajo al sentir que tiraban y comenzaban a correr.

—¡Camilo Madrigal, ¿a dónde me llevas?!



—¡A recoger flores! No te quejes y confía en mí.


Cuando llegaron, Victoria observó el panorama, ese era un lugar al que nunca había ido, a pesar de vivir en el Encanto hacía muchos años. Habían muchas flores a su alrededor por lo que buscaron un lugar donde no las aplastarían y se sentaron.
Conversaron un momento de cosas variadas mientras intentaban pasar el rato y distraerse de los nervios por el hijo de Dolores.

—Vicky, ¿jugamos algo?

—¿Qué tienes pensado?

—Le sacaré los pétalos a esta flor. Si sale, me debes un beso, ¿si?— sonrió él mientras sacaba y recitaba: "Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere".

Al primer intento, salió "No me quiere", cosa que hizo reír a carcajadas a la muchacha. Camilo sacó otra flor a la que sacaba los pétalos. Nuevamente salió eso.
Al quinto intento, se veía que el rizado tenía una cara de concentración acompañada las risotadas de su novia.
Victoria al comenzar a ver la frustración en el rostro del Madrigal, suspiró con una sonrisa ladeada.

—Comienzo a sospechar que no me quieres...

—Vamos, Cam— se levantó junto con el ramo de flores, para luego tenderle la mano—. Has hecho sufrir a suficientes flores por hoy.

El moreno se levantó y se sonrojó al recibir un casto beso por parte de la chica. Caminaron tranquilamente tomados de la mano hasta la casa, aunque su velocidad aumentó cuando Mirabel desde la entrada les llamó:

—¡Es un niño!

—¿Ya nació?— se miraron los enamorados para luego correr hasta la habitación de Dolores.

Primero entró su hermano, quien tiraba de la mano de la castaña. Ella aunque esperaba que ese momento fuera único para los hijos de Pepa, él quiso tenerla a su lado.

Miraron a Dolores con una sonrisa orgullosa e ignoraron completamente el llanto emocionado de Mariano.
Finalmente, observaron al bebé que dormitaba en los brazos de su madre, era una mezcla perfecta de los Madrigal-Guzmán.

—Saluden a su sobrino Oscar Madrigal.

Camilo, un tanto temeroso de hacerle daño, rozó la mejilla del bebé con la yema de sus dedos.
Parecía ser uno de los días más felices de su vida. El chico se volteó para ver a Vicky, dándole el pase para acercarse. Rodeó a la chica con su brazo susurrándole: "También es tu sobrino".

La García miró a su novio para compartir el abrazo y luego posó sus ojos en el recién nacido. Y en ese momento pensó cuán feliz sería cuando llegara el momento e hiciera su propia familia.

BONHOMÍA   ::   camilo madrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora