Capítulo 6: Caso

337 19 6
                                    


Esa noche sucedió un asesinato el muerto fue Sakura, después de investigar a pesar que Mouri no dejaba que lo hiciera el niño de gafas y el detective moreno, los cuales lograron hacer sin importar que Kogoro los sacara de la escena del crimen y del Inspector Ayanokoji. Los sospechosos eran: Taiga-san, Mizou y Chikasuku-san, la mujer de kimono y maquillaje.

—¡¿Qué estás diciendo? ¿Sakura-san era Ise no Saburo? —preguntó exaltado y sorprendido Kogoro una vez volvieron al templo, se encontraban en una mesa reunidos el viejo, 4 adolescentes y un niño.

—Si, él es miembro del Genji-botaru. —le reafirmó Hattori.

—Espera, entonces las víctimas son… un segundo… ¿El próximo no seré yo, ya que tengo el número cinco que falta? —se preguntó Mouri, en una mezcla de molestia y confusión.

—Ah… —soltó desconcertado Heiji.

Eso pasó hace mucho tiempo. —pensó el niño ante la similitud de la situación con una que ya vivió y no fue nada agradable para él. —Oigan, si el dibujo en la casa de Sakura-san era solo una copia, ¿No será que Sakura-san llevaba el original consigo y el culpable se lo robó?

—Ya veo. —exclamó el detective de Osaka. —El culpable no pensó que Sakura-san le había sacado una copia.

—Entonces, ¿quién es el culpable? —preguntó Kazuha.

—Yo pienso que es Ryuen-san, Saijo-san, Mizou-san o Chikasuzu-san. —afirmó para la sorpresa de las chicas.

—Pero ninguno tenía un arma. —habló Ran, dejando la interrogante a la vista.

—Después de que ustedes se fueran, fueron inspeccionados por la policía. —le siguió Sonoko.

—Bueno, nadie es lo suficientemente estúpido como para quedarse con el arma después de asesinar a alguien. Debe haberla arrojado o escondido en algún lugar. —habló con astucia el detective adolescente.

—Pero parece que no encontraron nada dentro de la casa de té. —volvió a dejar una interrogante Ran.

—¿Y en el Río Misogi? —preguntó el niño de lentes. —Pudo haberla arrojado desde la ventana de vidrio en el pasillo del sótano.

—¡¿Cierto?! —vociferó Sonoko de forma agresiva, golpeando la mesa en el proceso. —Yo también lo pensé.

—¿Eh? —dijo confundido Conan.

—Sonoko dice que escuchó un ruido de agua salpicando, como si algo hubiese caído en el Río Misogi. —les explicó Ran.

—¿En serio? —preguntó Heiji.

—No tengo dudas, pero cuando la policía inspeccionó el río, no encontró nada. Es extraño… —volvió a hablar Sonoko, como una gran detective.

—Entonces debe haber sido un cómplice, el cómplice estaba afuera y tomó el arma del río. —dedujo el moreno.

—No creo que eso sea posible. —intervino el detective del Este.

—¿Por qué piensas eso Kud…? —paró por primera vez al darse cuenta de lo que estaba por decir. —No, Conan-kun.

—Hoy hay luna llena y afuera estaba iluminado. —le respondió haciendo caso omiso, a que por quien sabe cuántas veces se le escapaba a su amigo su verdadero nombre. —El piso de ese balcón tenía espacios y se podía ver hacia abajo, si hubiera un cómplice en el Río Misogi, Ran-neechan y las demás lo habrían notado. —explicó sin salirse de su papel de niño, a diferencia de otros que siempre lo olvidaba.

—Oh, cierto. —respondió el de Osaka, entrando en razón.

—Esta es la verdad: El culpable fue alguien de afuera que entró a la tienda por la ventana del sótano antes de que Ran y las demás salieran al balcón, se escondió en el baño o algo, cuando Sakura-san vino a buscar algo al almacén, lo asesinó y mientras aún sostenía el arma, escapó por la ventana. —dedujo Kogoro.

Cruce de la Antigua CapitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora