ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4

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Louis paso todo el viaje en auto tironeando el hilo de su sweater y mirando asombrado el paisaje por las ventanas, frunció al ceño al ver que hace hora y media solo se veían arboles y la carretera.

Hubiese querido dormir pero los nervios le retorcían el estómago, nunca le había preocupado hacer amigos pero la barrera del lenguaje le preocupaba enormemente, no quería hacer enojar al jefe de su papá.

Cuando finalmente cruzaron una entrada de piedra sus ojos se abrieron como platos, el jardín estaba cubierto de estatuas y había una fuente ubicada entre montones de rosas y cubierta por enredaderas perfectamente cuidadas, tembló al imaginar las horas que debían dedicar a ese jardín.

La casa era de piedra, antigua pero notablemente reformada, había un gran portón de madera en la entrada, la cual estaba coronada con un camino de de arbustos con diferentes formas simétricas. A cada costado de la puerta habían dos hombres uniformados con cara de poker que asintieron al verlos pasar.

La puerta se abrió de par en par dejando a la vista a un rubio sonriente de aspecto alegre.

-Bonjour.- Exlamó con efusividad mientras tomaba sus valijas y entraba en la casa con gesto impaciente.

Louis entró sin disimular la sorpresa al ver el interior de la casa, podía reconocer grandes obras de arte con las que había soñado toda su vida.

-Es un gran cambio París ¿Cierto? Aunque España es precioso, tienen la mejor paella que probé en mi vida, tendrías que ver la comida de este lugar, no se acerca absolutamente nada.- El rubio no paraba de parlotear y tardó unos momentos en darse cuenta que estaba hablándole en español. Suspiró aliviado al saber que por lo menos había alguien con quien iba a poder entablar una conversación de mas de 2 monosílabos.- Soy Niall, ¿Louis?

Se dedicó a asentir con timidez, no estaba acostumbrado al ruido, en su casa habitaba el silencio constante que su padre y él parecían disfrutar. Sin embargo el rubio no pareció afligido y siguió hablando sin parar, mencionando algo respecto a lo molesta que era la estatua ubicada en medio del recibidor. Louis frunció el ceño, era una obra preciosa, se preguntaba cuantos millones habían gastado solo en ella.

Cuando volvió a la realidad se encontraba frente a una elegante puerta de madera, le sorprendió lo cuidada que estaba para ser tan antigua y maldijo internamente por no haber prestado atención al camino, podría perderse fácilmente solo en ese piso. Niall abrió la puerta y dejó paso a una habitación con una cama matrimonial en el centro, tendida con sábanas de seda rojas y dos mesas de luz de algarrobo en cada costado, sobre las cuales descansaban dos lamparas de cristal, a juego con la araña que colgaba del techo.

Al costado izquierdo observó un gigantesco armario y río con sarcasmo, no tenia suficiente ropa ni para llenar un cuarto del mueble.

-Hay un baño al fondo de la habitación para que te asees, acomoda tus cosas, en 20 minutos hay que estar en la sala principal para que Harry te explique tu trabajo.-Louis palideció al pensar cómo iba a encontrar el salón en esa casa pero Niall pareció notarlo y carcajeó- Yo te busco.

Le agradeció internamente su hospitalidad y entró al baño, disfrutó un baño de burbujas digno de una película de Hollywood y decidió afeitarse para estar más presentable. No tenía mucha ropa que elegir por lo cual optó por un buzo negro que le quedaba considerablemente grande y un par de jeans negros que comenzaban a descoserse en el medio. Peino su cabello con los dedos y lo ató en una cola baja a la altura de la nuca.

Guardó sus pocas pertenencias mientras esperaba al rubio, enredaba sus dedos constantemente en la cadenita en la que descansaba el anillo de su madre, se sobresaltó cuando escuchó la puerta tan inmerso en sus pensamientos como estaba.

Bajó en silencio intentando memorizar los pasillos y no parecer tan asombrado por todos los cuadros que había en las paredes, hubiese jurado que en un museo encontraría menos que en ese salón.

Vaciló antes de entrar y Niall bufó y lo tironeó de la ropa, haciéndolo dar un traspié que lo hubiese hecho terminar de narices al piso si un brazo no hubiese agarrado su hombro con fuerza. Levantó la mirada avergonzado esperando ver al rubio pero se encontró con un par de ojos verdes, un ceño fruncido y los rizos más hermosos que había visto en su vida

-Maladroit- Masculló, soltando su brazo y dirigiéndose a la gran mesa ubicada en el costado de la habitación.

𝙻𝚊 𝚍𝚘𝚞𝚕𝚎𝚞𝚛 𝚎𝚡𝚚𝚞𝚒𝚜𝚎|𝙻.𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora