ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 7

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Harry cerró con violencia la puerta de su estudio y juró que podía romperse los nudillos debido a la fuerza con la que los apretaba, los dientes le chistaban y su respiración estaba tan agitada que sentía el corazón salirse de su pecho.

-¿Qu'est-ce qui ne va pas chez moi?.- Susurró para él mismo, ignorando el hecho de que Niall se encontraba en su sillón observando todo con una mirada divertida.

-Controla tus hormonas.- Rio el rubio.- ¿Al fin sentiste algo más que repulsión al ver a tu prometida?

-La ferme, maudit.- Insultó entre dientes.

-No me calles ni me insultes, es algo bueno ¿A que no?.- Desistió a la conversación al ver la mirada asesina de Harry y decidió que lo mejor era salir de la habitación. Cuando cerró la puerta escuchó el estruendo de cosas rompiéndose y revoleó los ojos, los alfas podían ser tan estúpidos.

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Louis terminaba de organizar los últimos detalles de un cierre de contrato con Irak cuando Niall entró divertido y con una bandeja con té y bollitos dulces, los favoritos de Louis.

-No debería contarte por confidencialidad y blabla.- Louis rodó los ojos, cómo si el rubio pudiese guardar para si mismo cualquier tipo de chisme.- No sé que le pasa a Harry, entre a su estudio y estaba como loco revoleando cosas, vivir en una casa con alfas es de lo más extraño.

A la mitad del monologo, Louis dejó de prestar atención y palideció ¿Habría sido por él? No, eso era imposible. Intentó escuchar a su amigo pero en su cabeza daban vueltas miles de preguntas de las que nunca iba a poder tener respuesta. Por eso cuando Niall le ofreció dar un paseo por el jardín, no lo dudó. No le gustaban las plantas, odiaba ensuciarse pero adoraba pintar paisajes, en esos momentos extrañaba sus carbonillas y retazos de tela, quizás podría encontrar algo útil en esa enorme casa.

-El atardecer es precioso.- Dijo Louis en voz baja, sentado en cómodas sillas blancas de mármol y con el olor a rosas impregnado en los sentidos.- Es mi cosa favorita para pintar.

-¿Pintar? No sabía que eras artista.- El rubio parecía sorprendido y emocionado por saber algo del ojiverde, no solía contarle mucho y sus conversaciones se basaban en él escuchando lo que Niall tenía para decir, que nunca era poco.

-Qué va, no lo soy, nunca tuve suficiente dinero para comprar materiales pero improvisaba con telas viejas y carbón que solían arrojar en la parrilla de mi barrio.

-Deberías pedirle a Harry unas pinturas, o no, incluso mejor, creo saber donde se guardan las que usaba su hermana antes de mudarse, espero que sigan en condiciones.

-No, Niall, no son mías, no podría...

-Nadie las usa y con lo que valen lo mejor que podrías hacer es darles una oportunidad que no sea secarse en el depósito.- Louis asintió no muy convencido pero emocionado por poder volver a pintar, le encantaría recrear ese rincón del jardín donde descansaba el invernadero.

𝙻𝚊 𝚍𝚘𝚞𝚕𝚎𝚞𝚛 𝚎𝚡𝚚𝚞𝚒𝚜𝚎|𝙻.𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora