ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 6

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Si bien su trabajo se basaba en organizar la vida de Harry, en las ultimas dos semanas no había vuelto a verle la cara, lo cual agradecía profundamente porque quería evitar volver a hacer el ridículo. Niall, por otro lado, estaba pegado a él como perrito explicándole todo lo que debía saber para hacer correctamente tu trabajo y en un par de días ya había aprendido hasta cómo tomaba el café su jefe.

Se encontraba en la oficina del mismo dejando un archivo de papeles lleno de palabras que no entendía para que lo firmase cuando vio un retrato de un niño de unos 5 años abrazado a una niña idéntica a él, ambos tenían los ojos verdes y radiantes y sonrisas manchadas de chocolate en la comisura de los labios. Casi sin pensarlo tomó la foto para verla desde cerca y lo sobresaltó el ruido de la puerta abriendose.

-¿Besoin de quelque chose?.- Se volteo con la cara como un tomate y con la fotografía aún en sus manos, lo que hizo a Harry fruncir el ceño con confusión. Su ceño cambio a lo que parecía ¿Divertido? cuando comprendió que Louis no había entendido una palabra.- Que si necesitas algo.- Repitió.

-Y-yo no, hay unos papeles que debe firmar para mañana.-Realmente debía trabajar en sus problemas de comunicación o lo tomaría como un tonto, si es que ya no lo hacía.

Harry asintió mirando la carpeta y se sentó en la enorme silla de cuero con las piernas abiertas y el rostro cansado mientras hojeaba lo que debía firmar. Louis podía sentir sus feromonas volando por toda la habitación y rogó que el alfa no lo notase.

-Prêt, listo, vas a tener que aprender francés si vas a trabajar para mí.- Sintió que estaba aguantando poner los ojos en blanco cuando lo miro fijo.- O al menos hablar español decentemente.- Se burló.

-S-sí, señor.

-Harry, podés llamarme Harry.

-Está bien señ...Harry.- Louis salió casi corriendo del estudio con el archivo en sus manos rogando no volver a cruzárselo nunca más, fue corriendo a su habitación rogando que ninguno de los guardias alfas sintiesen su desesperación. Faltaba un mes para su celo, no entendía que le pasaba a su cuerpo.

Decidió que la mejor opción era tomar una ducha, lo cual parecía ser lo único que sabía hacer desde que había llegado a esa casa, todavía tenía la toalla atada a la cintura cuando escuchó golpes suaves en la puerta, quien quiera que sea no esperó a que respondiese para pasar.

-Te llevaste mi archivo, maladroit.- De vuelta esa palabra, está vez no tenía el veneno en la voz que la vez anterior pero se aseguraría de preguntarle a Niall que significaba exactamente.

Louis enrojeció y se levantó a buscarlo del escritorio, ignorando el echo de que todavía se encontraba solo con una toalla atada a la cintura y el pelo mojado cayéndole por los hombros. Cuando pasó frente al espejo lo notó y su cara parecía explotar de vergüenza. Harry no parecía ajeno a lo que sucedía, miraba su abdomen y sus piernas con poca disimulo y el ojiazul deseó internamente ser más bonito, digno de que lo mirase. Levantó la mirada y se encontró con los ojos de su jefe, quién apartó la mirada y extendió la mano para recibir el archivo.

-Merde.- Vociferó cuando Louis abrió grandes los ojos a sentir las feromonas que emanaba el cuerpo del mayor, se sintió chiquito y un gemido vergonzoso se escapó de su boca cuando Harry cerró la puerta dejándolo solo en la habitación.

𝙻𝚊 𝚍𝚘𝚞𝚕𝚎𝚞𝚛 𝚎𝚡𝚚𝚞𝚒𝚜𝚎|𝙻.𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora