❝ Violetas - knj • ksj ❞

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NamJoon acarició el rostro de SeokJin con dedicación, se tomó el tiempo suficiente para apreciar esos pequeños detalles llenos de gentileza que habían sido los culpables de varios suspiros robados.

Las facciones de su amado era un poema escrito en las infinidades del universo y se tatuaban en su piel cada que lo tocaba. SeokJin sentía lo mismo.
Disfrutaba de las miles de constelaciones reflejadas en las ligeras arrugas en la frente de NamJoon, adoraba esos suaves lunares esparcidos en su rostro como gotas de chocolate y esa luz cálida que calentaba ambos cuerpos cuándo se encontraban juntos, justamente como lo estaban ahora.

—¿Será que no te he amado lo suficientemente?

Preguntó en un susurró para sí mismo NamJoon, acercando más su rostro al de SeokJin, permitiéndole sentir la respiración del contrario y apreciando el ligero color rosado que se mostraba en sus mejillas, muestra del efecto que causaba en el cuerpo que tanto le amaba.

—Has sido mi vida entera desde el momento en que tú camino se cruzó con el mío, deseé tanto que estuvieras a mi lado compartiendo una vida, que jamás pensé en lo que no podía dart-

SeokJin impidió que aquellas palabras siguieran saliendo de su boca, uniendo sus labios con los de NamJoon en un ligero contacto que los hizo estremecer.

Ambos se necesitaban y hasta ese momento dimensionaron cuánto lo hacían.

Mutuamente acariciaron el cuerpo del contrario, sin separarse del beso que los mantenía unidos.
Las manos de SeokJin robaban el calor de su esposo y le hacían una invitación a navegar profundamente en su ser, NamJoon ansiaba desbordar su amor en el cuerpo del hombre que comenzaba a deshacerse entre sus brazos, suspirando bajo cada vez que presionaba su cuerpo con el suyo.

SeokJin amaba la humedad de sus besos, dejaban varias huellas en su piel que anhelaba que se quedarán ahí por siempre cuándo sus suspiros salían como plegarias de su boca y morían en los labios de NamJoon.

— Tómame~

Una voz suave y agitada detuvo las caricias entre ambos, SeokJin conectó su mirada con la de NamJoon y sus manos se guiaron solas para deslizar el saco que vestía su amado por sus hombros. Aflojó la corbata que se encontraba finamente anudada alrededor de su cuello y la lanzó a un costado, olvidando que se había esforzado en la mañana para que luciera impecable como lo había hecho hasta hace unos segundos.

El corazón de SeokJin se sintió cerca de una taquicardia, bombeando sin descanso la sangre en su cuerpo que pintaba sus mejillas y que terminaba en su entrepierna, haciéndolo sentir duro. NamJoon por su parte, comenzó a desabotonar su propia camisa, deleitándose con la mirada suplicante que le daba su amado.

Miraba su pecho subir y bajar con un poco de rapidez.

El pelinegro comprendió que en ese momento dejarían de ser Kim NamJoon y Kim SeokJin y pasarían a ser un solo cuerpo, amando y siendo amado a los ojos de la brillante galaxia que era testigo.