SeokJin delineó el antebrazo del pelinegro, mientras su cabeza reposaba en el pecho cálido y húmedo de este
La piel del rubio estaba tibia y rosada, desprendía un suave aroma característico del post sexo que a NamJoon le encantaba, para él era su propio aroma impregnado en la piel de su amado. Ambos compartían ese momento tan íntimo, reposando cómodamente desnudos en el sofá doble dónde a SeokJin le agradaba estar.
—¿Sigues pensando en alejarte de mí?
Murmuró un poco cansado el rubio, pensaba en las palabras que habían dicho ambos y quería asegurarse que sólo habían sido pronunciadas por la situación del momento.
— No lo haré,... Estamos hechos para estar juntos...
Susurró NamJoon, abrazó el cuerpo de SeokJin mirando la cálida luz del atardecer siendo reflejada en la tersa piel de su amado y pensó que no había persona ni momento tan perfecto como el que estaba viviendo en esos instantes, junto al hombre que le acompañaría toda su vida.
—No me imagino sin tí, eres todo lo que necesito en esta vida.
Siguió susurrando suavemente sintiendo que sus palabras se quedaban impregnadas en ese momento para siempre, mientras ambos seguían consumiendose entre sí.
Días después, cuándo ambos habían superado aquella etapa de su vida, NamJoon dedico varias horas de la madrugada para sacar por completo de su pecho aquellos rastros de un sentimiento que debía irse por completo.
Ahora que su matrimonio era estable y ambos no dudaban del amor que se tenían, busco una hoja color pastel del montón que guardaba secretamente en su maletín.Aún tenía menos de diez hojas que dedicaría a expresar la admiración y el respeto que le tenía a SeokJin, corregiría cada palabra escrita que había sido pensada solamente para su esposo.
Por qué sí, cada ramo de violetas, cada carta que el rubio recibió durante varios años NamJoon la había escrito en la madrugada mientras su amado dormía, habían sido para desahogar el dolor que estaba en su pecho por ser estéril. Se arrepentía de cada párrafo endulzado con dolor, de cada metáfora plasmada en llanto, de los pétalos de las violetas marchitas, que habían sido testigos de un hombre con sueños rotos.
Y más se arrepentía, de cada falsa esperanza alimentada con amor, odiaba haber hecho eso.
Ahora que seguía en la oscuridad de su habitación y con su esposo a un lado, se preguntó en lo que él diría si se enterará que el principal responsable de aquel quiebre en su matrimonio era el mismo hombre con el que dormía.
NamJoon se inclinó hacía SeokJin y beso su mejilla.
— Mi vida, no hay forma de que te enteres de que soy yo quién te ha enviado esas monstruosas cartas, pero si lo haces, te pido que no me abandones...
Miró unos minutos más a SeokJin , tomando su escencia y gran parte del amor de ambos como inspiración para escribir el inicio de las últimas cartas para su esposo.
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❝ Violetas - knj • ksj ❞
FanfictionSeokJin y NamJoon se habían casado hace algunos años, ambos eran felices aunque el pelinegro siempre fuera frió con él rubio. Para alegrarle la vida a SeokJin, un extraño comienza a enviarle cartas y sus flores favoritas, las violetas. Basado en la...