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La primera vez que Kim NamJoon poso su mirada sobre Kim SeokJin fue en aquel tiempo donde ambos estudiaban la universidad.
El pelinegro hablaba animadamente con una de sus compañeras de clase hasta que sus ojos siguieron los pasos tranquilos de un rubio que disfrutaba del sol matutino después de haber tenido varias clases que lo habían dejado muy cansado.

NamJoon pensó de inmediato que debía de conocer al joven que había robado su atención, jamás se había visto tan entusiasmado al conocer a alguien a simple vista. Se despidió de su compañera de clase con algo de torpesa, solo pensando en que debía de acercarse al rubio antes de que su próxima clase comenzará y no pudiera verlo de nuevo.

Le pelinegro estaba temeroso, pocas veces se había acercado a alguien con la misma curiosidad que en ese mismo instante poseía. Caminó unos segundos siguiendo sus pasos, pensando en la primera frase que soltaría para iniciar una conversación. Estaba tan concentrado que no notó el instante en el que el rubio había dejado de caminar, por su puesto, como él estaba detrás de él siguiendo las suaves huellas que iba dejando terminó cochando con la espalda de SeokJin.

Este pego un brinco asustado y dió media vuelta para ver quién estaba detrás de él, encontrándose con un jóven un poco más alto que él, con las manos frente al pecho agitandolas, intentando pronunciar una frase de lo que supuso sería una disculpa.

—Y-yo... ¡Lo siento mucho, no miraba dónde estaba caminando!

Soltó NamJoon sintiéndose un completo tonto por no poder controlar la ola de nervios y pánico que estaba inundando su cuerpo. SeokJin le regaló una tierna sonrisa acompañada de un ligero rubor en sus mejillas, se sentía un poco tímido por el apuesto hombre que se encontraba frente a él.

—Estoy bien, solo... Cuida por dónde caminas.

Murmuró en un susurró el rubio sin quitar la sonrisa que se formaba en sus labios.
Para NamJoon esa suave melodía que había salido de la boca del contrario, fue suficiente para terminar con su corazón que no dejaba de latir con rapidez, quería que esa delirante voz se  repitiera en su mente como un delicioso mantra. Cerró los ojos intentando procesar lo que estaba viviendo.

Por su parte, el rubio observo avergonzado cada movimiento de NamJoon, pensó en que quizá estaba experimentando algún síntoma extraño en su cuerpo, pero por los gestos y la pequeña sonrisa en sus labios dudaba que estuviese sufriendo.

—¡Eh!... Tengo que ir a clases...

Murmuró SeokJin suavemente, decidió a irse pero sin hacerlo realmente. Observo a NamJoon abrir los ojos y aquellas constelaciones que creía que solamente podía ver a través de un gran telescopio en el cielo nocturno las admiro por primera vez en los orbes del otro.

Aquellos segundos en los que ambos se miraron, compartieron tantas cosas inimaginables que de alguna u otra forma confirmaron que el universo los había hecho para estar juntos.

—¿Puedo acompañarte hasta tu clase?

Sonrío NamJoon a SeokJin, el pelinegro se animó a agarrar su mano y entrelazarla con la suya para iniciar su primer caminata juntos.

❝ Violetas - knj • ksj ❞ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora