Capitulo 10

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Juguemos a que nos tenemos desde hace tiempo, que nos pertenecemos sin frenos, a que sabes clausurar mis labios, con el aguamiel de tus besos.

-Anónimo

Una semana después.

Desde aquella noche en que Noeh me había dicho que le atraía, las cosas habían cambiando de forma muy notoria, no para los demás, sino para nosotros. Nos evitábamos lo más posible en clases o cuando estuviéramos rodeados de nuestros compañeros, sin embargo las noches resultaban más interesantes junto a él. Lo nuestro seguía siendo secreto. Una que otras veces no podía negar que sentía celos de cómo las demás chicas se referían a él con tanta libertad, mientras que yo no tenía el privilegio, eran unos celos pasajeros, fácil de aceptar. 

Pasando en limpio el análisis para entregarlo- Dije con aburrimiento.

Enrique era uno de los chicos simpáticos del grupo, tampoco es que hubieran muchos, venía desde México, su manera de hablar era curiosa de tez morena, bastante alto, cabello negro que arreglaba en forma de cresta, bonitos ojos café que resaltaban por la forma de sus ojos, era uno de los últimos de unirse en el grupo, al parecer había hecho un cambio.

En el salón no había ningún profesor, por lo cual estábamos todos relajados.

-Se me hace extraño verte apartada en vez de venir hablar tonterías con los chicos acá.

-Pues sí, supongo- dije.

Noeh estaba allá, y hace una semana que me sentía rara, como si las demás chicas supieran lo que teníamos y por una extraña razón me empezaba a sentir incomoda, apartada y era una sensación que no me gustaba, no había venido de tan lejos, para volver a pasar por lo mismo.

-Esta noche iremos todos al restaurante del hotel, ¿quieres venir?- dijo

Pensé por unos instantes en rechazar esa oferta, pero me dije mentalmente que no podía seguir comportándome así.

-Claro Enrique- dije mientras le guiñaba el ojo.

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-Lista Kathe?- Dijo Isabella a través  de la puerta del baño – ¿Estas lista?

Me mire por última vez en el espejo, un jean negro ceñido a mis piernas que me hacía parecer una buena figura, una camisa negra holgada algo larga, una linda bufanda gris que cubría mi cuello  por el frio que hacía a estas horas, mis botas negras, sostuve mi cabello con una coleta algo alborotada; por ultimo le coloqué un poco de rímel, un poco de pinta labios, estaba lista.

-Totalmente lista.- Dije saliendo del cuarto de baño.

-Te tardaste una eternidad chica- Dijo Isabella con fastidio.

Mire la hora en mi teléfono.

-Vamos a buena hora chica, vámonos.-

Tomé mi cartera, y salimos de la habitación.

En el camino nos encontrábamos con las demás personas que iban al restaurante, por mi mente pasaban muchas cosas, ¿sentiría la misma incomodidad? ¿Me sentiría de nuevo apartada?, ¿y si la que se apartaba era yo?, le di paro a mis pensamientos dándole paso a lo que tuviera que pasar.

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-¿Qué vamos a comer, a tomar o qué onda?- Soltó unos de los chicos del grupo.

A distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora