Capítulo 9🎄

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—Papito, después de desayunar, Hyun Joong, el señor oso y yo nos vamos a montar en trineo. Sólo nosotros.
   
Young Saeng levantó la cabeza, sorprendido. Aquella mañana estaba radiante. Hyun Joong no estaba seguro de que alguna vez hubiera visto a un hombre con un aspecto tan fantástico.
   
No, no era el tipo de belleza de Heechul. No había ningún maquillaje, nada artificial.
   
La noche anterior, se había salvado de cometer el peor error de su vida.
   
—No vas a montar en trineo sin mí —dijo Young Saeng, ofendido.
   
—¡Sólo los hombres! —insistió Young Soo.
   
—¿Y yo que soy? ¿Qué es eso de sólo los hombres? Tu padre y yo no te criamos para que fueras un machista en miniatura.
   
Young Soo frunció el ceño.
   
—¿Qué es un machista?
   
Hyun Joong intentó no reírse de la mirada que el niño le estaba dedicando a su papito.
   
—Pues verás, un machista es un hombre que cree que las mujeres o los donceles no deberían hacer ciertas cosas. Por ejemplo, podría pensar que una mujer o un doncel no debería conducir un camión.
   
Hyun Joong de repente, vio muy claro por qué los niños debían tener un padre. Porque por muy bueno que fuera  Young Saeng como omma, tenía la tendencia de explicarlo todo, de aprovechar cualquier oportunidad para enseñar. A veces un niño necesitaba un jefe.
   
—Tu papito viene con nosotros —dijo Hyun Joong—. Y no se hable más.
   
—Oh, bueno. Puedo contártelo más tarde.
   
—¿Contarle qué? —preguntó Young Saeng, desconfiado.
   
Al ver la cara de preocupación del niño, Hyun Joong dijo.
   
—Nada, cosas de hombres.
   
Young Saeng se llevó las manos a la cabeza y Young Soo se subió en su regazo y le dio un beso.
   
—No es que no te queramos, papito.
   
Young Saeng sonrió.
   
—De acuerdo. Eso era lo que necesitaba saber.






















                        ***👑***






















   
Había una gran pendiente cerca de la cabaña. Hyun Joong la recordaba de cuando era pequeño e iba allí con su padre. Solían ir a cortar leña, pero el trineo siempre iba en la parte de atrás de la camioneta.
   
En unos segundos, estaba recordando aquellos días felices libres de preocupaciones.
   
Arrastró el trineo hasta la mitad de la pendiente, con Young Saeng y Young Soo detrás de él. Todos estaban jadeantes del ejercicio. La nieve seguía cayendo.
   
Él les dijo cómo montarse. Young Soo primero, Young Saeng, detrás y, por último, él. Con los brazos rodeó a Young Saeng por la cintura y le clavó la barbilla en el hombro.
   
Young Saeng bajó toda la pendiente gritando. Young Soo, riéndose.
   
Después de dos veces, Young Soo estaba agotado y Hyun Joong lo subió al trineo y tiró de él.
   
—Vamos a tirarnos desde arriba —sugirió Young Saeng.
   
Hyun Joong le lanzó una mirada. ¡Vaya si era intrépido! Parecía que, después de todo, había hecho bien en quedarse en la cabaña con ellos.
   
—Detrás de ese exterior de chico recatado, veo que tienes un lado oculto.
   
—¿Recatado? —preguntó Young Saeng, ofendido—. ¿Así es como me ves?
   
—Cuando seas mayor, te explicaré lo que sienten los hombres por los chicos recatados.
   
—Pero, si ya soy mayor —se quejó Young Saeng.
   
Hyun Joong se rio. Tuvo que subir corriendo para evitar que Young Saeng lo golpeara. Después, se lanzaron por la pendiente, a una velocidad de vértigo. El trineo los lanzó a los tres sobre un montón de nieve al final de la cuesta y ellos cayeron unos encima de otros sin parar de reírse.
   
—Pensé que estaba en buena forma —dijo Hyun Joong después de la décima vez—, pero esto me está matando.
   
Por supuesto, no era cierto. Había pasado mucho, mucho tiempo desde que se había sentido tan feliz. No lo estaba matando, de hecho, le estaba diciendo sí a la vida.
   
Young Saeng miró el reloj.
   
—Es la hora de comer. Me imagino que ya que estoy atrapado con un par de machistas, tendré que ir a preparar la comida.
   
—Yo la puedo hacer si quieres —dijo Hyun Joong.
   
—No. Adelante. Disfruta de de tu momento para hombres —se sentó sobre la nieve y bajó deslizándose sobre los pantalones, sin parar de gritar.
   
Hyun Joong se sentó y lo observó mientras bajaba. Se quedó mirando a las montañas, a la nieve y respiró hondo.
   
Ese era el tipo de vida que un niño debía tener. Quizá podían volver en verano. Quizá él podría enviarles un par de billetes de avión.
   
Young Soo se acercó a él y se sentó a su lado, con el oso de peluche en el regazo.
   
—Quiero contarte un secreto —le dijo.
   
—Muy bien.
   
—¿Si te digo lo que le he pedido a Santa Claus por Navidad me lo traerá?
   
Hyun Joong se sintió que era un hombre demasiado duro para que alguien le hiciera una pregunta tan delicada.
   
—No lo sé —le respondió con honestidad—. No soy un experto en el tema.
   
—Pero alguna vez fuiste niño, ¿verdad?
   
—Sí. Hace mucho tiempo. Casi lo he olvidado.
   
—No seas tonto. No se pueden olvidar cosas así. ¿Siempre te trajo Santa Claus lo que le pedías?
   
Otra pregunta difícil.
   
—No —dijo por fin.
   
—¿Ah, no? —dijo Young Soo, sintiendo pánico.
   
—No. Pero siempre me trajo lo que necesitaba.
   
Young Soo se quedó pensativo un instante.
   
—¿Cuál es la diferencia?
   
—Bueno, quizá yo pedía balas para mi rifle, pero lo que necesitaba eran unos guantes.
   
El niño no pareció muy satisfecho.
   
—Lo que yo quiero y lo que necesito son la misma cosa.
   
—Ah, entonces…
   
—En realidad no pedí algo para mí. Pedí algo para mi papito.
   
—¿Le pediste a Santa algo para tu papito en lugar de para tí?
   
Young Soo asintió con vigor.
   
—Ya te he contado que siempre está preocupado y triste.
   
—¿Y cómo crees que Santa pueda ayudarlo?
   
—Ese es el secreto —Young Soo hizo una pausa y después dijo con gran reverencia—: Le he pedido un papá.
   
Hyun Joong no se atrevió a hablar. De hecho, se sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.
   
—Ah, sí, ¿eh? —dijo por fin, a media voz.
   
—Sí.
   
Hyun Joong intentó medir bien sus palabras.
   
—¿Sabes, Young Soo?, creo que Santa Claus trae juguetes y guantes y bicis y cosas así. No creo que en su gran saco rojo lleve personas. Yo nunca lo he oído.
   
—¿Ah ,no?
   
—No, nunca.
   
—Bueno —dijo el niño—. Creo que lleva a la gente primero. Eso ya lo sé.
   
—¿Cómo lo sabes?
   
—Lo descubrí en el aeropuerto.
   
Fantástico. Aquel era el lío más grande en el que se había metido jamás. Young Soo pensaba que él era el papá que Santa Claus le había enviado para Navidad. De alguna manera, aquello era culpa de Young Saeng; debería haberle advertido.
   
Hyun Joong buscó en su memoria. Young Saeng había intentado decirle algo… Le había dicho que el niño estaba buscando un héroe, pero eso estaba a años luz de un papá.
   
Y eso era lo que pensaba decirle. Tan pronto como se calmara lo suficiente para no insertar una docena de dagas en la frase.





















Deseo de Navidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora