Capítulo 10🎄

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Al mirar aquellas pisadas pequeñas y desvalidas en la nieve, Young Saeng sintió pánico. Miró al horizonte, pero no había ni rastro de Young Soo. ¿Cuánto tiempo haría que se había marchado? ¿Media hora, más?
   
Lo llamó a gritos, pero la inmensidad del manto blanco hacía que su voz sonara insignificante. Sólo un silencio gélido le respondió. Sintió que el terror comenzaba a atenazarlo, pero se obligó a calmarse. El pánico no ayudaría a Young Soo. Necesitaba estar calmado y fuerte, sobre todo en aquel momento, para pensar con absoluta claridad. Necesitaba salir a buscarlo; pero tenía que ir con cuidado.
   
Sabía que Siwon habría salido corriendo detrás de él, sin pensárselo, con cualquier calzado, poniéndose la primera chaqueta que encontrara. Y sabía que Siwon habría estado equivocado.
   
De manera deliberada, pero con rapidez, agarró ropa seca y botas. Se metió un puñado de caramelos en el bolsillo y tomó el maletín de primeros auxilios que había detrás de la puerta.
   
Intentó imaginarse qué ropa llevaría Young Soo. El mono de nieve había desaparecido y también sus botas. Pero las dos cosas debían de estar empapadas.
   
Salió a la tormenta. La capa de nieve había aumentado desde que estuvieron montando a trineo. De hecho, ya se había tragado algunas de las huellas de Young Soo. ¿Les habría pasado lo mismo a las huellas que él estaba siguiendo?
   
De nuevo, volvió a controlar el pánico y se obligó a estudiar la situación con calma. El camino se distinguía con claridad entre los árboles y no había ningún motivo para que Young Soo lo dejara.
   
Eso, suponiendo que fuera detrás de Hyun Joong.
   
¿Qué pasaba si solamente estaba huyendo? ¿Furioso con él por su traición, con el corazón roto porque sus planes sobre su «papá» se habían desbaratado?
   
Otra vez volvió a sentir pánico, pero, de nuevo, volvió a controlarlo. Sabía que no le serviría de nada. Necesitaba pensar con claridad y necesitaba toda su fuerza.
   
Decidió creer en el amor y en el coraje. En los suyos. Así, tomó aliento y salió.
   
Mientras caminaba, Young Saeng tenía la sensación creciente de que por fin sabía quién era.
   
Y por lo que estaba dispuesto a luchar.






















                         ***👑***























   
La camioneta, cuando por fin llegó a donde estaba, estaba cubierta por la nieve. Le había costado un gran esfuerzo llegar hasta allí. Debía haber agarrado unas raquetas para la nieve antes de salir, pero en su precipitación por marcharse no había pensado en nada. Al final, había acabado hundiendo los pies en la nieve, con todo el esfuerzo que eso suponía.
   
Estaba agotado. Aunque aquello no era algo tan malo. A lo largo de los años, había aprendido que el agotamiento físico era un buen remedio para las mentes que no dejaban de darle vueltas a las cosas.
   
Hyun Joong apartó un poco de nieve, abrió una caja de la parte de atrás de la camioneta y sacó una pala.
   
Lo alegraba tener que hacer esa tarea, así, podría desconectar la mente para no pensar en el dolor que había dejado tras de sí.
   
Debería haber seguido el impulso del primer día y haberse alejado de la cabaña, en lugar de volver con todas aquellas excusas.
   
Debería haber dejado a los Heo en paz. Desde un principio, había sabido que podría arruinarles las Navidades.
   
¿Qué estarían haciendo en aquel preciso instante? ¿Habría Young Saeng logrado que Young Soo saliera de la habitación? Los niños pequeños eran fuertes, ¿verdad? Probablemente, ya se le había pasado todo y Young Saeng y él estarían sentados en el sofá, leyendo un cuento o entretenidos con los últimos preparativos para la cena.
   
Probablemente, estarían…
   
Dejó de pensar de manera abrupta y todos sus sentidos se pusieron alerta.

¿Qué había sido ese ruido? ¿El viento en las ramas? ¿El crujido del hielo? Se quedó un rato más escuchando pero no oyó nada.
   
Volvió a su trabajo con la pala, pero los pelos de la nuca se le erizaron. Aquel sentimiento era extrañamente familiar, exactamente como aquella vez, cuando había intentado dejar atrás aquella luz en unas Navidades hacía seis años.
   
Otra vez era Nochebuena.
   
Se quedó parado y, aunque no oyó nada, tiró la pala. De tres grandes zancadas volvió al centro del camino y se quedó allí de pie, con todos los sentidos alerta.
   
Nada.

Deseo de Navidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora