Prólogo

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Portaba un vestido rojo brillante que contrastaba con esa peculiar belleza en plena noche nevada. Cabello rubio rizado, mucho más largo de lo recordaba siete años atrás, ojos dulces.

Kou sintió que quizás se estaba volviendo loco, Ruki no fue el único que por poco cae en un asilo de enfermos mentales después de cumplir su peor pesadilla, que la historia se repitiera.

Cuando ella eligió el albedrío del abandono; desapareció, y no dejó ninguna clase de sombra. Como si el aire la hubiera soplado.

Parpadeó constantemente, tratando de anormalizar mejor su respiración. Bien, él podía ser un psicópata bipolar como Sakamaki Kanato, solo que con un toque de mejor carisma para con sus hermanos; y por más que sintiera que parecieran síntomas de esquizofrénico alucinando, se rehusaba a aceptarlo. 

Tanto su seductor cabello color plata y vestiduras carmesí de seda volaron al compás cuando sus miradas chocaron; aquellos familiares ojos rosados reflejaban una sola cosa : Pánico.

—No puede ser es....

La ex novia de su hermano.

—¡YUI!

Sus pies se movieron por reflejo en un son de carrera, olvidando por un momento la delicadeza mientras empujaba a la gente con sus manos de bruscos tirones incluso si eran bellas y refinadas mujeres de tacones y vestido elegantemente de diseñador reclamando a escandalosos gritos.

Mal momento, mal lugar. Los eventos privados de año nuevo a los que era invitado, incluso si luciesen muy divertidos para personas corrientes que simplemente compartían una cena con su familia en casa. A veces, las reuniones sociales eran un dolor en el culo.

Hubiera preferido quedarse en casa deleitándose de una sabrosa cena navideña con sus hermanos —Pese a que solo hicieran culto a la festividad para pasar tiempo juntos en vez del verdadero propósito del mundo—ya sea molestando o discutiendo con Yuma por el último trozo de carne.

Sin embargo, esa anomalía lo ameritaba.

—¿Que te pasa, cual es el escándalo?

—Es Yui....—Jadeó cansado.

Yuma lo había agarrado desde atrás de su brazo. Se quejaría si no fuera por el hecho de ya no lograba verla por cualquier ángulo donde tratase, ni un mísero rastro de su fragancia natural, perfume...o el sinigual aroma de su sangre.

—¿Quien es Luis?

—Yui, es Yui.—Se alejó frustrado de un tirón.

—Kou, deja el drama y di de quien hablas..

Existían tantas Yui en el planeta tierra. Francamente le molestaba ese nombre, solo le recordaba a ella.

—Yui Komori.

—¿Que?

—E-era ella. La vi con mis propios ojos.—Lo encaró con ojos ansiosos— Allí, estaba allí.

—Apestas a alcohol.—Se quejó arrugando los gestos a medida que agitaba su mano de un lado a otro—Deja de beber tanto, estás ebrio.

—No estoy ebrio.—Bufó formando una mueca, sus labios aún estaban un poco adormecidos por el alcohol, lo suficiente para relajarlo, pero no para emborracharlo.

—Por Dios, eso dicen todos los borrachos.—Gruñó— Y no pienso lidiar contigo o tolerar que me vomites de nuevo.

Quizás no era el poco resistente Shu enbriegandose con un insignificante trago, pero a pesar de que Kou era menos propenso, cuando se emborrachaba le dejaba la carga de la vergüenza a los demás; haciendo confesiones vergonzosas sobre los demás, y él mismo confesando sin pudor su enamoramiento reprimido para con la novia de Ruki, su propio hermano mayor.

El albedrío del abandono - © Ruki Mukami.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora