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5 de mayo

¿Que ocurriría si volviera con la familia Sakamaki?¿Cuál sería mi verdadero valor para Ruki-kun?

Lo pensé muchas veces.

Cuando Ruki-kun y los demás no habían llegado todavía a la mesa para la cena. Kou-kun me contó un secreto como soborno, con tal de callar que estuvo mordisqueando los pasabocas de la cena. Dijo que era una buena historia.

Ayato-kun de nuevo me estaba buscando frenéticamente. Una parte de mi le daba alegría y al mismo tiempo temor, pues solo deseaba mi sangre, es lo que siempre me dejó a entender.

Ruki-kun llegó al momento y me jaló hasta su habitación, sin darme cuanta me desmayé.

Cuando desperté él estaba sin camisa y en su espalda unas largas cicatrices se tallaban a su piel, como si le hubieran arrancado una alas de angel.

Estaba muy sorprendida, él fue un humano, no un vampiro de sangre pura, pero no dió muchos detalles más después hasta que todo se tornó ofensivo.

Dijo que no quedaba nada humano de él, sólo su mente.

Enfrentaba un rencor contra la raza humana, porque luchamos por ser amados, criaturas exaperantes como yo. 

Sus palabras eran horribles.

¿Por qué veía a los Sakamaki reflejados en mi?

Le enfurecia bastante que Ayato-kun pensara que existe un valor en mi.

"Yui, no lo vales"

Hoy fue particularmente desagradable conmigo, más letal tanto física como de palabra.

Aquí tengo las respuestas: Ahora se, con más contundencia cuánto valgo para Ruki-kun, y el porque mi padre me echó al olvido. Sencillamente, no existe valor en mi además de una sangre maldita que yo jamás solicité.

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—¿Ruki-sensei?

Ruki levantó la mirada de sus atrayentes ojos azules hacía quien lo llamaba, y efectivamente seducían sin voluntad a la tímida muchacha en frente suyo, su mejor estudiante.

—Ah, Sherlyn.—El Mukami volvió a concentrarse más en su material desordenado que recogía — ¿Quedaste con alguna duda?

—N-no.

—¿Necesitas algo?

—Este.....Quería hablar con usted.

El hombre inclinó hacia arriba la cabeza sin ninguna emoción en su rostro que exhibir. Su fama siempre había sido la del profesor estricto que a pocos le caían en simpatía...

El albedrío del abandono - © Ruki Mukami.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora