Cambios De Humor

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Saint se encontraba en la cocina de su casa mientras buscaba desesperadamente las cerezas que había estado comprando varios días, tenía tantas ganas de comerlas que ya estaba desesperado.

El ruido de las gavetas y los cajones hicieron que Perth bajara las escaleras con Gavin en sus brazos soñolientos, Perth miró el reloj que estaba en la cocina y eran las cuatro y quince de la madrugada.

Perth frunció el ceño

— ¿Amor?

— ¡¿Qué?!

¿Cómo qué, qué?, Perth apretó los labios y meció a Gavin que comenzó a quejarse al ver que Saint no corría hacia él a darle su comida.

— ¿Qué estás haciendo?

— Algo, ve a dormir aún es temprano — Saint ya estaba sacando las bolsas de la nevera que tenían de todo menos sus cerezas.

Comenzó a abrir las bolsas dónde había manzanas, peras, fresas, uvas rojas y verdes, mandarinas y hasta piñas.

¿Enserio piñas? ¿Pero no sus amadas cerezas?

En todo esos minutos Perth solo lo observó, Gavin se había cansado de gimotear ahora está arrecostado en el hombro de Perth chupando su dedito con los ojitos un poco húmedos.

No fue hasta que sintió los leves sollozos de su esposo que Perth se extrañó y se adentró más a la cocina. Saint estaba en el suelo aún con las bolsas abiertas al igual que la puerta de la nevera que estaba frente de ellos saliendo humo frío por Mantenerla abierta ya hacia rato.

— No están — fue lo primero que escuchó Perth al estar frente de Saint mirándolo desde arriba.

— ¿El que no está cariño?

— Las cerezas, no están — y se puso a llorar agachando su cabeza, Perth llegó hasta él y se sentó a su lado Gavin miraba a su mami y a su papá extrañado, con su dedito en la boca resignando a qué Saint le diera del pecho.

— Amor, ayer en la noche te comiste las dos últimas bandejas que había.

— No es cierto.

— Si, si es cierto.

Saint enrojeció

— Ven aquí, te prometo que apenas y amanece te compraré muchas más, — Perth le agarró el mentón y lo hizo mirarlo a los ojos — ¿No tienes algo que contarme?

Saint quedó mirando sus hermosos ojos negros y el cabello un poco despeinado, se mordió el labio, Perth aguardaba por sus palabras sin embargo Saint nunca habló, negó con la cabeza sin emitir palabras algunas y Perth suspiró dándole un beso en la frente.

— De acuerdo vamos a la cama — se levantó y ayudó a Saint a que hiciera lo mismo, Gavin le estiró los bracitos y Saint lo cargó, haciendo a el pequeño sonreír feliz.

Perth guardó las bolsas de nuevo en la nevera, la cerró y subieron los tres a la habitación encontrándose con sus demás retoños despelucados y soñolientos en su habitación.

— ¿Qué hacen despiertos a estas horas?

— Escuchamos a mamá llorar — fue April que habló — ¿Estás bien mami?

Y Saint comenzó a llorar otra vez, sus niños se le aguaron los ojos y Perth habló rápidamente; — Por favor no lloren. — pero era demasiado tarde todos sus hijos incluido Saint comenzaron a romper en llanto.

🍒🍒

Perth se encontraba en su oficina firmando unos documentos cuando la puerta fue tocada con unos leves toques.

Una Familia De ¿Nueve? [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora