Emociones Fuertes

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Perth llegó cansado de aquel viaje, había salido para un viaje de negocios y eran casi cuatro días que no veía a sus pequeños niños y a su amado esposo, aunque para que mentir había estado sumamente relajado sin escuchar los llantos y cambios de humor de este.

Miró aquel reloj frente suyo, eras las once de la noche, mañana los niños tendrían que ir a la escuela y él, aunque no quería a la empresa. quería dormir plácidamente en los brazos de Saint, pero aún estaba enojado con él, antes de irse habían discutido, la primera pelea después de muchos años y es que estaba un poco arto de todo, Saint le estaba ocultando su embarazo y le daba coraje y no sabía si estaba más enojado con Saint o con él mismo por no enfrentarlo, y es que aún guardaba las esperanzas de que Saint se lo contara.

Respiró profundo mientras se desabrocha los botones de aquella camisa que ya había quedado toda arrugada, unos cálidos brazos lo rodearon en el cuello seguidos de unos labios suaves en su mejilla el olor de aquel perfume que lo volvía loco llegó a sus fosas nasales haciéndolo suspirar gratamente.

— No sabes cuánto te extrañé cariño — susurró Saint cerca de su oído, mientras le repartía pequeños besos en su mejilla.

— Yo amor, te extrañado mucho más — Perth agarró su brazo y Saint rodeo el sofá para quedar frente de este para acto seguido sentarse en su regazo a medio lado, acercando sus labios a los de su esposo robándole un beso apasionado que Perth no dudó en corresponder.

A eso le siguió varias caricias por parte de ambos, y cuando dieron por finalizado aquel beso Saint enterró su rostro en el pecho de Perth respirando su perfume con olor a aloe vera, con un toque de coco.

Esperen, ¿Aloe vera?

Saint se levantó de golpe de su regazo asustando a Perth en el acto.

— ¿Por qué hueles a aloe vera?

— ¿Mm? - Perth frunció el ceño.

— ¡No te hagas el estúpido conmigo Perth, hueles a perfume de mujer!

— No huelo... — Perth comenzó a olerse así mismo, no olía a nada más que a sudor y a la cena que se comió en el avión. — ...no huelo a nada, solo a ensalada.

— Ahh ahora le llamamos ensalada a la otra.

Perth de verdad no quería pelear con Saint, estaba cansado y harto de sus estúpidos celos que últimamente eran tan absurdos, y el entendía vaya que si lo hacía las hormonas de Saint estaban más disparadas de lo normal, pero se sentía tan frustrado y patético, por qué sentía que había sido un mal esposo, por qué Saint le estaba ocultando algo que no debería, ocultarle que sería padre por séptima vez era de las cosas más dolorosa que Perth ha experimentado.

Se levantó del sofá y miró a Saint, tenía rabia en sus ojos, dolor y decepción, sin poder evitarlo se río, un risa cansada.

— No tengo humor para pelear Saint, me iré a duchar y luego iré a ver a los niños, hasta mañana.

Caminó dispuesto a irse, pero el sollozo de Saint lo detuvo al instante.

—Entonces es cierto, tienes un amante.

— No tengo un amante Saint, cómo puedes pensar eso de mí, — todo eso lo decía sin mirarle, estaba de espaldas a Saint no queriendo ver su rostro lloroso.

— Entonces por qué hueles a otra persona, porque ya no me tocas no me besas, no hacemos el amor como antes.

La paciencia de Perth se fue al traste.

— ¿¡QUE POR QUE NO TE TOCO?!, — esta vez sí se dio la vuelta para mirarlo a los ojos — ¡QUIEN ES EL QUE HACE MAS DE TRES SEMANAS ME TIENE DURMIENDO EN EL MALDITO SOFÁ, QUIEN ES EL QUE NO QUIERE QUE LE ABRACE EN LA NOCHES POR QUE HACE CALOR, QUIEN ES EL QUE SE MOLESTA CUANDO INTENTO DE DARLE UN BESO?, ¿DIME QUIEN?

Una Familia De ¿Nueve? [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora