Preludio

277 22 7
                                        

"Decir adiós duele, pero más doloroso cuando lo dices y no quieres marcharte"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Decir adiós duele, pero más doloroso cuando lo dices y no quieres marcharte"

🌜🌜🌜

—El señor Kleint la espera, señorita Lía.—habló en un tono suave, cómo siempre.

—Muchas gracias, Señora Ferguson, la extrañaré durante este viaje tan largo que tomaremos.— dije sinceramente mientras me acercaba a ella.

La señora Ferguson se había convertido de alguna manera en mi figura materna durante estos dos años que llevaba de conocerla y era auténtico el hecho de que la extrañaría muchísimo, pues este no era como otros viajes, nos iríamos por bastante tiempo.

—Cariño, te extrañaré tanto.— contestó envolviéndome en un abrazo fuerte y maternal.

Era normal que Derian y yo saliéramos por semanas, ya sea de vacaciones o por algunos asuntos por resolver de él, pero esta ocasión era distinta, esta noche viajaríamos a Estados Unidos y nos quedaríamos como mínimo medio año, pues tenía nuevos negocios que atender.
La señora Ferguson no iba a ser despedida, pero tampoco viajaría al nuevo continente con nosotros, pues al ser una mujer mayor y con una familia que disfrutar le habían dado una feliz casi jubilación.

—Pero disfrute esta nueva oportunidad, ahora que el señor no la estará fastidiando tanto puede disfrutar de estar tranquila más de 10 segundos.—susurré en su oído haciéndola reír mientras negaba con la cabeza.

Nuestra pequeña “despedida” fue interrumpida por la grave y familiar voz de Derian.

—Adelante…

Acomodé mi bolso en mi hombro y atravesé el pasillo hacia su despacho. Estaba sumamente feliz de lo que se avecinaba, sentía que este viaje ayudaría a terminar de consolidar nuestra relación; había pasado todo el día armando una maleta con pertenencias que no quería dejar atrás, aunque muchas cosas las había regalado o simplemente dejadas encargadas con mi mejor amiga, Derian dijo que no había necesidad de que llevara equipaje, pues empezaríamos una nueva vida.

Al atravesar el umbral de la puerta, la enorme sonrisa que tenía se me borró al instante.

Derian se veía terrible, completamente desalineado; no tenía puesto su saco y su camisa blanca estaba completamente arrugada, fuera de su pantalón.
Miré directo a sus ojos, los cuales se encontraban un tanto hinchados y reflejaban un absoluto cansancio. Jamás lo había visto de esa manera, por lo que me alerté en seguida por su estado anímico.

—¿Está todo bien?— pregunté dudosa de realmente conocer la respuesta.

Quería pensar que algún negocio había salido mal o que su hermano había enfermado, que ambas eran en definitiva malas noticias.
Mi ansiedad me hacía formar mil escenarios en mi cabeza al instante, haciendo que se me revolviera el estómago.

Dulce pecado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora