"Cuando el deseo se reprime el odio se hace presente"
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Lía:
—¡Por favor Lulu, la única condición para que me acepten es que seamos dos! Mandé tu perfil, el de Clarisa y el de Magda, pero te quieren a ti.—chilló haciendo que alejara el teléfono de mis oídos para no lastimarme.
—Primero que nada ¡No grites, duele! Y segundo, no estoy segura de querer lidiar con un viejito calenturiento.—respondí sincera ante la súplica de mi mejor amiga.
—Por favor Lía, te necesito conmigo... Además, la paga es de mil dólares la hora. Solo ponte tan linda como siempre y en seis horas o menos estarás en casa.
Escuchar su oferta me dejó pensativa, pues no sonaba nada mal, además de que también le haría un favor a mi mejor amiga.
—¡Solo por ti! Y los dólares que recibiré, claro.—dije rindiéndome ante sus súplicas. Si se trataba de mi mejor amiga nunca dudaría en ayudarla pero me gustaba hacerla sufrir un poco.
—¡Gracias, gracias, gracias!—gritó feliz haciéndome sonreír.
—Una pregunta ¿Le avisaste a tu jefe que yo empiezo a cobrar desde ahora?—pregunté mientras me levantaba del sofá para comenzar a prepararme.
Una de las ventajas de tener tanto reconocimiento en este tipo de trabajos es que yo podía poner las cláusulas que quisiera y si de verdad querían mis servicios, las aceptarían.
—Claro que sí, señora, conoce todos tus requerimientos.
—¿De qué consiste esto?—pregunté curiosa.
—Por hoy seremos Lía y Adrien "McCalistar", seremos sobrinas del señor.—enseguida me eche a reír burlona.
—¿Hermanas tú y yo?—pregunté divertida por la evidente falta características físicas similares.
Casi pude ver cómo ponía los ojos en blanco.
—¡Si,estúpida! Solo que seré adoptiva.— refunfuñó.
—¡Okay, enojona!—me burlé nuevamente y es que el simple hecho de mentir que Adrien y yo éramos familia era simplemente imposible, nadie lo creería.
—Ya te envié el correo con todos los detalles.—avisó emocionada cambiando su estado de animo debido a qué trabajaríamos juntas; llevábamos algunos meses sin hacerlo.
—Entonces esta noche seré Lía McCalistar... ¿Podrías pasarle la dirección para que vengan por mí en dos horas? Gracias, te quiero.—dije rápidamente sin esperar su respuesta y finalicé la llamada.
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Dulce pecado...
RomanceLo prohibido, aquello que no podemos poseer y nos supone algo de adrenalina en la sangre a veces es aquello que más deseamos. Solo recuerda, querido Alessandro, que entre más alto nos hagan subir, más estrepitosa será nuestra caída.