𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨𝐬

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Lu, siempre tan ocupada y perdida en su propio mundo, es como si tuviera una burbuja que la guarda de cualquier cosa que pasara en el exterior, pero ese día ésta se reventó sin previo aviso y la dejó indefensa ante alguien que ni siquiera conocía bien

Habían viajado a Canadá, esta vez había ido los tres, Ten, lalisa y ella, cada vez que estaban juntos todos era un problema, siempre terminaban con Ten gritándole a Lalisa lo irresponsable que era y Lu intentando mediar la situación y justo eso había sucedido esta vez.

Lalisa había salido a una reunion con personas que conocía del extranjero, en ese momento Ten la había buscado y obviamente no estaba, lo que le trajo una gran pelea llena de gritos cuando volvió a la hacienda que tenían.

"NI SIQUIERA AQUÍ PUEDES QUEDARTE EN TU CASA? TE NECESITABA PARA QUE ANOTARÁS VARIAS COSAS PARA LA REUNIÓN DE MAÑANA Y NO ESTABAAAS!"

"YO TAMBIEN TENGO UNA VIDA, YO NI SIQUIERA ESTOY EN EL CONSEJO ASI QUE NO ME IMPORTA"

"Porque no mejor nos sentamos y Lalisa, has lo que Ten pida y Chittaphon, pide bien las cosas por favor, no me gusta que griten todo el tiempo" Lu intento mediar la situación sin éxito

"NO TE METAAAAS, YO SOY EL QUE MANDA ACA, NO TU"

Después de esto, Lu decidió salir de la casa con su pantera, Luna, la cual tenia semanas de nacida, así que podía cargarla.

Era la primera vez que su hermano le remarcada que no había podido ser la monarca de su amado país, simplemente estaba harta de ellos, estaba harta de sentirse encerrada en un solo puesto, lugar, momento, se sentía inútil.

Llegó a la orilla de un bonito río, estaba congelado, oscuro y hacía frío,pues era Enero, la verdad es que no había pensado en eso cuando salió de la casa, solo traía una bata de seda encima de su chut thai y esta solo cubría bien a su pequeño felino.

Empezó a llorar mucho por todo lo que ya se había guardado, sin embargo lloró más cuando se dio cuenta que ni siquiera  tenía como entrar a la hacienda, no es que quisiera volver, pero comenzaba a enfriar más.

Camino un poco más pasando por otras embajadas, cuando vio a alguien tropezar por unas escaleras, instantáneamente se rió pero se arrepintió cuando vio que no se levantaba, corrió para ver que había pasado.

Él hombre estaba sangrando de la parte de enfrente de la cabeza, lo sentó recargado en las escaleras y limpió la herida con la bata que traía, la seda se había arruinado, pero ella solo quería saber que estaba vivo.

Por la vestimenta que traía era coreano, no le reconocía por lo oscuro que estaba, pero le hablaba y le hablaba, intentó cachetearlo e incluso dejó que su pantera le mordiera las orejas pero no despertaba, así que se resignó a acurrucarse en el pasto, pero termino quedándose dormida.

Despertó en una habitación con una puerta de papel, la cama era cómoda pero entraba demasiada luz para su gusto, tardó en darse cuenta que Luna no estaba, así que se levantó rápidamente para buscarla.

"Luna, tsk tsk, Luna ven mi amor"

Salió del cuarto y bajo unas escaleras dejándose llevar por el ruido y las risas que se escuchaban abajo. Cuando llegó ahí vio a Luna siendo mimada y alimentada por los príncipes coreanos.

-Oh, hola Lu- gritó Jisung, el más pequeño

-Hola Lu! GRACIAS POR SALVARLO, PENSÉ QUE MORIRÍA- exclamó Jeno abrazándola

Para ella era un poco incómodo el contacto con otras personas, pues jamás fueron así con ella, ni con ninguno de sus hermanos, solo sintió algo cálido crecer en su interior

-¿Fue Jaehyun?- pregunto la princesa genuinamente

-¿Qué? no! fue Doyoung, espera, ¿no lo viste?- fue Jisung el que habló

-Claro que no, si lo hubiera visto no estaría preguntando cosas tan tontas- le respondió Jeno

Lu se sintió apenada

-Por cierto quiere verte- una voz atrás de ella resonó, poniendo orden a  todos, incluso a Luna

-Ah, si, sería un honor-

Jungwoo la miro con desdén y la llevo directamente a la habitación del Monarca sin intercambiar palabras con ella.

-Compermiso- dijo ella antes de entrar

Sinceramente le causó gracia lo poco presentable que se veía Doyoung, jamás le había prestado atención en realidad pero era bastante tierno, sus mejillas estaba hinchadas por las cachetadas que le había propinado la noche anterior y sus ojos se veían más pequeños de lo normal, simplemente a Lu le parecía adorable, por primera vez en su vida el corazón le latía fuerte y sentía toda su cara caliente.

-Buenos días, quería agradecerte nada más por haberme recogido ayer, perdón por haberte dado una habitación tan pequeña y no haberte llevado a tu Hacienda pero la verdad es que no recupere la conciencia hasta la madrugada y ...-

La tailandesa dejó de funcionar, ya no lo escuchaba solo veía como su boquita seguía moviéndose, ella no creía en el amor a primera vista, pero esta de verdad parecía la primera vez que lo veía, así que era completamente extraño para ella.

Se acercó a él para ver la mordida que le había hecho su mascota en la oreja, le tocó lo que hizo que el otro se ruborizara. El momento fue tan incómodo que Lu sintió la necesidad de agradecer y retirarse del cuarto, saliendo unos minutos después de la embajada.

ambos quedaron un poco extrañados por lo que había pasado, por la sensación con la que se quedaron.

Así pasaron meses, reuniones y festivales donde se encontraban y cruzaban miradas, cada que reían se miraban, sin querer quedaban en las mismas mesas asignadas, para Lu eran cosas del destino y para Doyoung eran coincidencias extrañas.

No fue hasta 7 meses después, en el país de Lu que se atrevió a invitarla a tomar un té, de ahí llevan más de 3 años saliendo y pensando en un futuro, han hablado sobre presentar su relación ante todos y casarse, lo único que los ha detenido ha sido Lu, porque no quiere dejar su puesto en el gobierno de su hermano, ni a sus hermanos, pero siempre tiene presente el dejar todo y estar con él, cosa que tal vez se haga realidad pronto, pues ella cada vez está más en desacuerdo con las cosas que hace y la manera en la que piensa Ten .

I don't love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora